CAP V

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"¡Estás preciosa!" Dijo Sonoko ilusionada.

"¡Es este, definitivamente!" Añadió pensativa Kazuha.

"¿De verdad lo creéis?" Preguntó Ran dudosa mientras se volteaba para mirar sus reacciones.

"¡Claro que sí!¡Deslumbras de arriba abajo!" Le animó su amiga de Osaka.

Era la primera prueba del vestido de su boda y esta vez, había venido con Sonoko, Kazuha y su madre. Necesitaba la opinión deblas mujeres más importantes para ella en ese momento tan grande.

"¿Creéis que le gustará a Shinichi?" Siguió aún dudosa.

"Y ese detective de pacotilla no se emociona al verte, yo misma me encargaré de darle una paliza." Intervino su mejor amiga.

Su madre, Eri, se había quedado anonadada mientras veía a su hija vestida toda de blanco. Como madre, había soñado más de una vez en cómo luciría su hija el día se su boda. Pero la realidad, mejoraba a leguas lo que llevaba años imaginando. No tenía palabras para expresar su alegría y las lágrimas que empezaron a caer por su rostro expresaron la emoción que sentía por todo esto.

Ran la abrazó mientras intentaba no emocionarse también.

Biiiip biiiiiip biiiiiiip

El teléfono de la novia empezó a sonar por toda la habitación.

"¡El novio te reclama!" Exclamó Sonoko al leer la pantalla.

Ran se sonrojó fuertemente al escuchar llamarle de esa manera y se acercó rápidamente para coger la llamada antes de que colgase.

"¿Sí? ¿Cariño?" Preguntó Ran esperando escuchar su voz. "Estoy en la tienda de vestidos. Me gustaría que pudieses verme." Le dijo acariciando el vestido que llevaba puesto.

"Seguro que estás muy guapa." Dijo sinceramente pero un poco apagado.

"¿Pasa algo?" Preguntó preocupada al notar su tono de voz.

"Sí, todo bien." Contestó un poco rápido. "¿Cómo va la prueba?"

"Muy bien." Dijo ella ensanchando su sonrisa. "¿Nos vemos a la hora de comer?"

"Bueno, verás..." Dijo un poco nervioso. "...Llamaba para decirte que no puedo ir a comer."

"¿Por qué?" Preguntó alzando una ceja.

"Tengo algo que hacer, no llegaré a tiempo." Dijo a cuentagotas.

"Podemos esperarte si quieres." Propuso ella.

"No. Ir a comer tranquilas. ¿Nos vemos en casa vale?" Dijo segundos antes de colgar.

"Está bien. Te quiero." Dijo a la línea ya cortada. Odiaba cuando le hacía ese tipo de llamadas.

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El hematoma que una semana atrás cubría su pómulo, apenas se percibía. La hinchazón había desaparecido y solo quedaba una pequeña mancha oscura debajo de su ojo izquierdo.

Tener que llegar a esas acciones sintiendo tan poca culpabilidad por ello le hacía darse cuenta la velocidad en la que su yo anterior iba desapareciendo. Sherry había aparecido en todo su resplandor para tragarse lo poco de Shiho que quedaba. Después de todo, la oscuridad era la que siempre la había arropado.

La dermis se le erizó al venirle a la cabeza la imagen de lo único que no conseguía borrar ni dormida.

Eran tan amargos los últimos recuerdos que había compartido con él. Era cómo si su declaración se hubiese clavado a fuego dentro de sus entrañas.

Vivir sin ver amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora