CAP X

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"Pensaba que te irías al verme aquí sentado." Dijo Kudo observándola detenidamente, cómo hacía cada vez que la veía.

"Yo también, pero mi compañera está es sus días sensibles y prefería venir aquí, a volver a la habitación para escuchar otra vez sus quejas y lágrimas." Dijo recordando lo emocional que se ponía Ame en sus días.

"De una manera u otra, has decidido sentarte aquí conmigo." Dijo agradecido. Era cómo tener que empezar de cero.

"Sólo por unos minutos." Dijo dándole toques a la mesa con las uñas. "¿Qué te trae aquí otra vez? No voy a recibirte todas las semanas."

"Puedo ser muy insistente si me lo propongo." Contestó sonriéndole, intentando calmar la tensión entre ellos.

"¿Por qué sigues empeñándote en venir aquí? Me estoy cansando de este juego que te estás montando." Dijo con un tono cansado.

"No es un juego para mí. No puedes pensar que eres un juego, Shiho." Dijo clavando su mirada en ella. "Que haya seguido con mi vida, no significa que me haya olvidado de ti ni un solo día. No he podido hacerlo ni queriendo." Le dijo con sinceridad.

Ella chasqueó los dientes. "Tsk...¿De verdad te está costando seguir dede donde lo dejaste? Por que yo veo que te está yendo de puta madre." Dijo entrecerrando los ojos. "Ahórrate todo eso."

"Se me hace duro, sí." Contestó bajando la mirada. "Estaba acostumbrado a tenerte en la puerta continua a mi casa, a diez pasos de distancia. Acostumbrado a tenerte a mi lado, soltando cualquier comentario o palabra que me haga ver con lucidez la verdad de los crímenes. Acostumbrado al aroma a café que desprendía la casa del profesor." Dijo entristecido.

Shiho se abrió un poco los ojos ante sus palabras, pero no podía volver a caer en esa espiral. Lo estaban haciendo genial todo este tiempo hasta que había vuelto a aparecer. "Piensa en lo que has ganado." Dijo más suavemente, entrelazando sus manos para no tener la tentación de acercarla para acariciarle la suya. "El lado de tu cama ya no está vacío al despertar y el trabajo cada día te va mejor."

"Las cosas irían mejor si mi amiga más intima no estuviese aquí. Te conozco lo suficiente cómo para saber que este no es tu futuro..." Dijo frunciendo el ceño observando cómo los guardias ojeaban cada persona que había en esa sala. Quería que todos los demás visitantes despareciesen para así quedarse a solas con ella. Le sobraba todo el mundo.

"Tú no me conoces, Kudo." Ella no pudo evitar reír. "¿Amiga?¿Todavía sigues sin entenderlo?" Le preguntó mientras sus ojos se entristecían y el verde de sus ojos se oscurecía. "No quiero ser tu amiga, Kudo. Nosotros nuca lo hemos sido..."

"¿Por qué?¿Que he dicho?" Preguntó muy sorprendido.

La pelirroja se quedó callada mientras sus ojos seguían clavados en él, sin que ninguno de los dos apartase la mirada. ¿Por qué la apartaba siempre de él de esa manera?

"A lo mejor es verdad y nunca hemos sido amigos."Dijo acercando su mano a la suya hasta quedar a un centímetro de distancia, notando el calor que desprendía. "Puede que nosotros seamos más cómo el agua y el fuego. Pero tampoco necesito ninguna palabra que me etiquete el vínculo que tengo contigo." Dijo con sinceridad, abriéndose a ella cómo pocas veces hacía.

Ella se sorprendió aún más. Cuanto más intentaba alejarle de su vida, más insistía en quedarse. Intentó buscar algo que contestarle, pero nada aparecía por su mente.

"La visita se ha acabado." Dijo el agente acercándose a ella para cogerle del brazo.

Él se quedó callado al ver que ella seguía en silencio, sin intención a seguir una conversación forzada y ella se levantó rompiendo el contacto visual con él.

Vivir sin ver amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora