Prepararon un estofado rápido entre los dos, sin intercambiar muchas palabras pero compartiendo un silencio cómodo. Era extraño para ella estar de esta manera con él, pero a la vez también era una sensación muy reconfortante.
Se sentaron a cenar uno delante del otro y Haro se quedó estirado bajo sus pies sin molestarles pero sin bajar la mirada de ellos.
Shiho se quedó sorprendida con la primera cucharada. No había mentido cuando había dicho que era bueno en estas cosas, era lo mejor que había probado en mucho tiempo. No era que la comida de la cárcel fuese muy difícil de superar, pero este estofado era realmente de los mejores que había probado.
"Vaya, parece que si que es verdad que eres un buen cocinero." Le alagó ella con una sonrisa amable antes de volver a probar bocado. "Está muy bueno."
"G-Gracias." Contestó Rei sonrojándose inevitablemente.
Estaba acostumbrado a recibir elogios de la mayoría de mujeres con las que hablaba y no les daba importancia en absoluto. Pero cuando los recibía de ella, las cosas cambiaban y le hacían cosquillas hasta la punta de los pies.
"Entonces... ¿Dónde está la trampa?" Preguntó ella un par de minutos después, ya con el plato medio vacío.
"¿Qué trampa?" Preguntó él descolocado.
La pelirroja dejó la cuchara a un lado del plato y le miró con los codos apoyados encima de la mesa y la barbilla apoyada en sus manos. "Eres de los mejores agentes de la policía secreta, sabes tocar la guitarra perfectamente de la misma manera que sabes cocinar y eres un hombre guapísimo y atento." Dijo ella estudiándole mientras él intentaba no ponerse más rojo de lo que ya estaba. "Entonces, ¿Dónde está a trampa?" Volvió a preguntar alzando una ceja. "¿Dónde está ese gran defecto que hace que un chico como tú no tenga ya novia o mujer?"
Rei se quedó sorprendido ante su pregunta. No se esperaba nada que le empezase a preguntar por su vida privada y menos por la amorosa.
"Bueno..." Empezó al balbucear mientras pensaba una respuesta y dejaba la cuchara a un lado.
¿Por qué no había conseguido tener na relación seria? Él tampoco lo sabía muy bien. En realidad puede que sí, pero no estaba seguro si era por eso. Se había centrado desde bien joven en resolver casos y prepararse para su formación como agente para superarse constantemente. Siempre había pensado que el amor acabaría apareciendo delante de él en cualquier momento, sin tener prisa alguna por esforzarse en encontrarlo. Pero su obsesión por trabajar había hecho que se transformara en un tema secundario o incluso algo supletorio. Para él, como agente de la policía secreta, su deber era mantener este país lejos de la delincuencia y terrorismo, solo pensaba en eso.
Y sí, claro que había conocido a mujeres y había estado con ellas. Pero ninguna estaba dispuesta a moldear su estilo de vida con la de él y él no iba dejar su amado trabajo por nada ni nadie. Si no estaban dispuestas a convivir con su estilo de vida, significaba que ninguna de ellas estaba destinada a estar con él. Y así habían pasado los años, uno tras otro.
"...Supongo que no tengo un trabajo fácil para combinar con una relación." Le explicó intentando recordar las últimas mujeres con las que había estado. "Y tampoco he tenido mucha suerte con las relaciones que he tenido."
Ella asintió intentando visualizar alguna de las mujeres que pasaron por sus brazos, no se imaginaba que prototipo de mujer podía tener el rubio y a curiosidad invadió su mente. "Esas mujeres no buscaban a un hombre de verdad entonces." Le contestó Shiho con una media sonrisa.
"Hay que dejar que las cosas fluyan si quieren fluir y saber apartarte de la marea cuando va en otra dirección. La vida ya es jodida y difícil de por sí como para complicárnosla más con amores muertos o no correspondidos. Yo no quiero eso en mi vida." Le explicó ella sin dejar de mirarla. No sabía por que le contaba todo eso, supongo que el funeral y la situación que le rodeaba, había echo que su burbuja de seguridad encogiera lentamente.
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Vivir sin ver amanecer
FanfictionÉl ya se lo había dicho anteriormente "Haibara, no puedes huir de tu destino." Y tenía razón. Su destino siempre había estado escrito y después de permanecer a una banda criminal casi toda la vida, no podía esperar que todo acabase sin pagar las con...