CAP XX

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Rei le dio dos vueltas, giró el pomo y abrió la puerta de su apartamento mientras bostezaba y estiraba sus brazos cansados. Esas semanas que habían pasado apenas había tenido tiempo de descanso, solo había ido de casa al trabajo y viceversa. Haro, le dio la bienvenida en cuanto puso un pie en la entradita y se puso a dar vueltas alborotado a sus pies a la vez que ladraba hasta que el rubio cogió la correa para disponerse a sacarlo. Giró la cabeza para apagar la luz y observar el salón oscuro y vacío antes de cerrar la puerta detrás de ellos.

El dulce aroma que había dejado Shiho en su casa la primera y última vez que estuvo ahí, había desaparecido hacía días, demasiado para su gusto. Pero él seguía sintiéndolo en su nariz como si aún se encontrase ahí dentro. Sacudió la cabeza y paseo tranquilamente por la zona, sin alejarse mucho, pero ofreciéndole un buen paseo a su pequeño compañero.

Después de unas duras semanas de duro trabajo, esperaba relajarse un poco y desconectar la alarma por unos pocos días para recuperar energía y desconectar un poco de todo, pero su teléfono del trabajo siempre permanecía encendido y apenas tardó un par de días en volver a sonar e irrumpir su corta tranquilidad.

Apartó la guitarra que estaba tocando y cogió la llamada antes de que colgasen.

"¿Sí?" Preguntó volviendo a sentarse al sofá.

"Rei, perdona molestarte." Era Kazami, su compañero de trabajo. Sabía que estaba es sus días libres así que la llamada no debía ser por cualquier cosa.

"Hola, ¿Pasa algo?" Preguntó poniendo atención a la línea.

"Bueno, verás..." Empezó a decir lentamente. "...Acaban de llamarme para comunicarnos de que han pausado los tramites para sacar a Miyano de la cárcel."

"¿Qué?" Preguntó levantándose y dirigiéndose a la habitación para cambiarse de ropa y salir para allí. "¿Por qué? Todo estaba en orden."

"Me han dicho que ha tenido un altercado con un agente y que no van a seguir con los tramites hasta asegurarse de que no corren ningún riesgo al soltarla. No se si va a tener consecuencias de algún tipo." Le explicó. "No me han dicho nada más, imagino que la habrán aislado."

"Yo me encargo." Dijo cogiendo las llaves de su coche y saliendo de su casa. "Gracias por avisarme Kazami." Dijo justo antes de colgar. Subió a su coche blanco y aceleró chirriando ruedas.

¿Qué coño pasaba con ella? La había visto en la visita de la semana anterior y realmente sentía que empezaba a mejorar. Una pelea con un agente de seguridad solo conseguiría interponer más problemas para conseguir su libertad. ¿En que se suponía que estaba pensando? Sabía que era una chica inteligente como para saber las consecuencias que podían tener cada acto que hacía.

Necesitaba saber que había pasado.

Llegó pocos minutos después y se adentró a la recepción del edificio para preguntar por el jefe de seguridad.

"No se encuentra disponible en este momento." Dijo la chica un poco seria.

"Necesito hablar con él. Es un asunto importante." Insistió mientras le mostraba su permiso policial.

"Hideo no está en este momento." Dijo una voz juvenil desde su espalda. "A lo mejor puedo ayudarle yo en algo. Ocupo su lugar en su ausencia."

Rei miró su placa en busca de su nombre. "Gracias, Jiro. Soy Furuya, agente de la seguridad secreta." Se presentó ofreciéndole su mano.

Jiro asintió mientras se saludaron con respeto.

"Acabo de enterarme de que ha habido un problema con la señorita Miyano." Dijo esperando que el agente le informara más de la situación.

Vivir sin ver amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora