CAP XXXV

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Rei entró a la oficina como cualquier otro día y últimamente veía mucho más a Kudo por la central de lo que lo hacía normalmente o le gustaría. Sí, era por motivos de trabajo, pero le molestaba de la misma manera desde que la rivalidad que había entre ellos había crecido.

¿Quién era él para estar bajando cada dos por tres al laboratorio para llevarle cafés a la que era su mujer? Ellos simplemente se habían discutido, bueno, tampoco sabia si considerarlo una discusión, pero ella seguía estando casada con él. Y Kudo se estaba volviendo a comportar como un capullo al hacer esas cosas siendo también un hombre casado, conocía demasiado bien sus intenciones pese a que el moreno tratase de negarlo.

"¿Vienes de ver a Shiho?" Preguntó el rubio con un tono un poco molesto mientras lo vio salir del ascensor.

"No, no vengo del laboratorio, he ido a hablar con nuestro superior para que me entregase el papeleo. Aún así, Shiho hoy no ha venido." Contestó mientras leía los documentos de sus manos. "Ha llamado a primera hora diciendo que está enferma."

Rei frunció el ceño pero se quedó callado si querer empezar una conversación con él sobre ella. Decidió que se pasaría a verla al acabar su turno. Habían pasado solo cinco días desde que se habían visto por última vez, pero una parte de él, quería verla pese a todo y no se quedaba muy tranquilo sabiendo que posiblemente estuviese en cama. No se había dejado de preocupar ni iba a hacerlo.

"¿Y esos documentos?" Preguntó cambiando de tema mientras señalaba los papeles de sus manos.

"Es una lista con algunas nombres y características de algunos de los miembros de la banda a la que vamos detrás." Comentó. "Heiji los consiguió ayer y ahora por fin podemos empezar a ponerles cara y saber por donde se mueven con frecuencia."

El rubio asintió y cada uno se puso con su trabajo sin molestar más al otro. Kudo salió del edificio a los pocos minutos y Rei se sentó en su despacho para encender el ordenador y continuar su trabajo por donde lo dejó el día anterior.

Observó de reojo la fotografía que había posada en un lateral de su mesa y dejó de teclear para apoyar los codos en el escritorio y suspirar un poco intranquilo. ¿Cómo estaría ella realmente?

Por momentos sentía que se había pasado al pedirle unos días de distancia, pero él quería volver a mirarle a la cara del mismo modo que él día que se besaron o casaron, sin sobras o sentimientos que le frenaran las ganas que tenía de volver a estar con ella.

Se pasó todo el día observando como pasaban lentamente las agujas del reloj hasta que por fin marcaron las seis y su fin de jornada. No había nadie más en su parte de la oficina así que apagó las luces y cerró todo ante de salir. Se notaba que Shiho no estaba presente en el edificio porque el detective no había vuelto a aparecer o incordiar por ahí en todo el día.

Rei sacudió la cabeza y se dejó de las tonterías que le estaban llevando a ese punto. Iba a ir a verla y buscarla para decirle que no quería pasar ni un solo día más sin ella, no le hacía falta tener que perderla para saber que ella era todo lo que él había querido, pese a cualquier error que pudiese haber cometido en su pasado.

Se subió al coche y se dirigió a la casa del profesor sin pensárselo más. Y en cuento aparcó el coche y salió de él, volvió a ver al detective que tanto quería perder de vista parando en su portal. Respiró hondo intentando no perder los nervios con él y se acercó por su espalda con las manos en los bolsillos. Carraspeó la garganta para llamar su atención y el moreno se giró sorprendido.

"Rei."

"Creo que no es necesario preguntarte que haces aquí." Dijo apretando los puños dentro de su bolsillo mientras le miraba con los ojos entrecerrados.

Vivir sin ver amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora