"¿A dónde crees que vas?" Preguntó la morena.
Shiho miró a su alrededor en busca de la cabellera morena que tanto conocía ¿Dónde estaba Kudo? No lo había visto desde su primer encuentro al entrar y deseaba que apareciese en ese momento para llevarse a su novia lejos de ahí. Estaba apunto de salir de aquella jaula, no podía mandarlo todo a la mierda por una discusión
con ella. Ran quería encontrarle las cosquillas y ya le había costado lo suficiente conseguir que la viesen con buena conducta para darle el visto bueno a la investigación de Rei. Debía ser civilizada."Se que estás enfadada, pero no es el mejor día para tener este tipo de conversación." Dijo la pelirroja dando un paso atrás para seguir manteniendo una distancia prudente entre ellas. "No soy todo lo que has escuchado de mí."
"No voy a esperar para tenerla, porque no quiero que vuelvas a acercarte a nuestras vidas." Le dijo señalándola. "A las personas cómo tú, las tendrían que dejar pudriéndose en la cárcel toda vuestra maldita vida. ¿És que no te cansas de crearnos dolor?"
Hacía mucho tiempo que no veía a la morena con monumento cabreo. No iba a culparle, tenía motivos más que suficientes cómo para odiarla de esa manera. Pero Shiho se había sacrificado de esa manera para mantener a su hermana a salvo. había nacido ahí y había sido obligada a continuar con una investigación. ¿Qué cree que hubiese hecho ella en su situación?
"Apenas conoces cuatro pinceladas de los sucesos, no eres consciente de las cosas que sucedieron realmente. Hice lo que hice para sobrevivir. No pretendo que lo entiendas, Ran."
Ran se puso roja de la furia y el calor le subió por las mejillas. No solía ser una persona alterada que monte esos escándalos por un hombre y menos era alguien que reprochaba u odiaba de esa manera por placer. Pero... ¿Cómo podía decir que no entendía nada? Había sufrido desde el primer minuto que todo eso había empezado. Ella había sufrido como nadie y había sido engañada todos los años que Kudo se escondió tras el alias de Conan. No soportaba escucharla hablar más tiempo...la odiaba a ella y a todo lo que la rodeaba.
"Ahora tenéis la oportunidad de empezar de cero y no tengo intención de quedarme en esta ciudad, así que deja de preocuparte por mí." Dijo la pelirroja. Quería olvidarse de toda esa parte de su vida, tampoco había sido agradable para ella.
Ran se acercó a ella hasta quedarse justo delante de ella, sin apartar su mirada ni un solo segundo de ella. Su pecho se había crecido y no se sentía intimidada por la pelirroja.
"Ya me aseguraré yo, de tenerte lejos de nosotros. Eres tóxica." Siguió escupiendo sin pensar. Había demasiado rencor acumulado. No le gustaba ser así, pero después de que Shinichi le explicase la verdad, no podía creerse ciertas cosas que decía. "¿Crees que no se lo que pretendías?¿O la manera en que le mirabas? Pretendías alejarlo de mí para que se quedase contigo." Le reprochó. "Tienes maldad en la sangre."
"No es verdad, yo nunca he pretendido alejarlo de ti." Dijo Shiho, empezando a cansarse de sus ataques.
"¡No me mientas!" Le chilló la karateka a la vez que le cruzaba la cara con la mano abierta. "¡Se que le quieres!¡No me tomes por una estúpida!" Dijo Ran sin poder evitar que las lágrimas bañasen sus mejillas.
No entendía como Kudo podía haber defendido a un criminal durante tanto tiempo. Cuando desconocía lo que pasaba, miraba a Conan y Ai como una futura pareja prometedora. Tenían un vínculo especial, lo había notado. Y ahora que sabía la verdad, no pretendía dejar ir al amor de su vida. Sentía que ella era su mayor amenaza y tenerla cerca solo conseguía preocuparla y hacer temblar su seguridad.
Shiho se quedó callada, apoyando su mano en su mejilla caliente y roja por el golpe. Su cuerpo reaccionó a los pocos segundos y su mirada dejó de intentar transmitir calma. No iba a consentir que nadie más le alzase la mano. Y Ran, por muy novia que fuese de Shinichi o le recordase a su hermana, no era una excepción.
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Vivir sin ver amanecer
FanfictionÉl ya se lo había dicho anteriormente "Haibara, no puedes huir de tu destino." Y tenía razón. Su destino siempre había estado escrito y después de permanecer a una banda criminal casi toda la vida, no podía esperar que todo acabase sin pagar las con...