CAP VIII

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"¿No ha encontrado nada, profesor?" Le preguntó a través del teléfono.

Le había tocado acompañar a Ran y Sonoko de compras, parecía que le querían como taxi y lleva bolsas así que había preferido esperar fuera para llamar al profesor mientras entraban a otra tienda.

"Nada de nada."  Dijo un poco triste. "Lo siento Kudo, no se donde las ha podido guardar."

Shinichi suspiró ante la derrota de la búsqueda. Las cintas parecían haberse evaporado.

No lo entendía. Recordaba que Shiho las tenía guardadas en el laboratorio. Más de una vez la había captado mientras las escuchaba una y otra vez. No entendía que no apareciesen por ningún lado de su casa. No debían estar lejos, era algo muy importante para ella.

"¿Has buscado bien en su laboratorio?" Preguntó un poco nervioso. "No es una caja muy grande así que se puede esconder con facilidad dentro de una habitación."

"No hay nada Kudo." Dijo el profesor un poco triste. "Puedes buscar tú si te quedas más tranquilo." Le sugirió.

Kudo se puso un poco incomodo con su propuesta. Él ya había pensado en remover todo su cuarto de arriba abajo, pero no sabía si era capaz de hacerlo. No era la habitación de cualquiera, era su habitación. Sentía que la traicionaba al cruzar su espacio personal. Algo no le dejaba hacerlo, por más que su instinto de detective quisiese.

"A la tarde llamaré a Furuya para decírselo. Me sabe mal no poder ayudar más." Le comentó con la voz aún triste.

Su ceño se frunció al escuchar ese nombre. Rei. Sabía que se presentaría en casa del profesor para poder echar él un vistazo. Le enfadaba solo pensarlo, no podía hacer eso.

"No se preocupe profesor. En un rato me acercó y miramos bien entre los dos." Le contestó el detective cambiando de opinión.

"¡Cariño!¡Ya estamos!" Le llamó la morena mientras salían de la tienda. "¿Hemos tardado mucho?" Preguntó acercándose a él con otra bolsa en la mano. "Sonoko dice que quiere entrar en la joyería" Le comentó señalando una tienda cercana a ellos.

"Profesor, tengo que colgar. Nos vemos en un rato." Dijo rápido justo antes de colgar.

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"Yo creo que es un chico muy mono." Dijo Ame sonriendo mientras miraba al guardia.

"Ame, es un funcionario." Dijo Shiho riendo de su reacción. "Su cabeza está tan hueca como la de los demás guardias."

"A mi me encanta." Contestó casi babeando. "Es muy agradable con nosotras y tiene una sonrisa preciosa." Suspiró.

Shiho contempló al guardia que observaba su amiga. Sí que era un chico guapo, pero no podía decir que era su prototipo de hombre. Sus ojos eran grandes y casi negros y tenía el pelo semi largo atado en una cola y todo lo musculado que un agente de prisión debe estar.

"Exageras demasiado. Solo pretende ligar con cualquiera." Dijo recordando su ayuda en la cafetería. A diferencia de Ame, ella no se preocupaba en recordar el nombre de los agentes. Excepto el de Hisao. El nombre de ese capullo, sí que lo recordaba.

"¡Miyano! Tienes una llamada." Le dijo una agente interviniendo en la conversación mientras se acercaba a ella.

¿Una llamada? Eso si que era extraño. Los carcelarios, si que podíamos realizar llamadas ciertas horas a la semana, pero no podíamos recibir. ¿Qué había pasado? ¿Era algo grabe?¿Tenía que ver con el profesor?

Shiho le siguió sin rechistar y dejó a un lado la conversación que estaba teniendo con Ame para dirigirse junto a ella, en dirección a los teléfonos de los funcionarios. No sin antes ponerle las esposas para negarle la oportunidad de hacer nada indebido, obvio.

Vivir sin ver amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora