CAP XIII

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Semanas más tarde...

Ya no le sorprendía que sólo viniese Furuya a informarle sobre cómo procederían las cosas con ella.

"Pensaba que estarías más contenta." Le dijo el rubio con una media sonrisa mientras observaba su cara neutral.

"Y lo estoy, créeme. Una no se despierta y de un día a otro le restan casi cincuenta años de su condena." Dijo intentando sonar amable. Rei se había portado genial con ella desde que apareció aquel día en dirección ofreciéndole café. A diferencia de Kudo, el rubio la visitaba para informarle y se preocupaba de que todo fuese cómo debía.

Pero era inevitable para ella, buscar la silueta del moreno tras la espalda de Rei cada vez que venía a verla.

A Shiho le había costado pillar el mensaje, pero después de dos meses sin saber de él y las constantes noticia de la boda, lo había pillado perfectamente. No entendía por que se había dejado engatusar de esa manera con el rollo que le había contado del vínculo y la amistad. Sus hechos solo le demostraban que quería saldar la deuda que sentía que le debía y ahora que ya lo había conseguido, había vuelto a hacer cómo si no existiera. Siempre caía en lo mismo.

Pero lo que más le molestaba, era no poder enfadarse con él después de devolverle la oportunidad de vivir. Habían saldado cuentas, no se debían nada.

"¿Ya has pensado que quieres hacer una vez salgas de aquí?" Le preguntó Furuya intentando tener una conversación con ella.

"Pues...La verdad es que no tengo las expectativas muy altas. Encontraré un trabajo con un sueldo de mierda y seguiré insistiéndole al profesor de que siga con su dieta de régimen." Dijo acabando riendo.

El rubio le sonrió. "Lo del trabajo ya se verá. Dudó que alguien quiera desperdiciar el talento e inteligencia que tienes." Le alabó.

"Bueno, dicen que si te esperas menos, la sorpresa luego es mejor."

"Otra manera de mirarlo." Sonrió. "Me alegra que las cosas hayan ido de esta manera. No encontramos nada en la cabaña pero fue impresionante todo lo que encontramos en esa tarjeta. Tu madre lo tenía todo calculado para limpiar vuestro futuro si algo así sucedía." Dijo contento pero con nostalgia. "Es admirable. Se que tu madre estaría orgullosa de cada paso que has dado."

"Viniendo de alguien que conoce a mi madre más que yo, tendría que creerte y agradecértelo." Le dijo esbozando una media sonrisa. Le era más fácil hablar con él ahora. Se había sentido un poco forzada al principio, pero Kudo le había echo confiar en él y no se arrepentía. Era muy agradable y no la juzgaba por nada. 

"Estoy seguro de que tú serás igual que ella cuando formes tu propia  familia." Le comentó.

Ella se sonrojó un poco pero se quitó la idea rápido de la cabeza. "No creo que los Miyano nos sigamos reproduciendo. Ya hemos causado suficiente daño." Dijo agachando la cabeza.

"Es una pena que pienses eso. Es bueno seguir adelante, creo que en su debido momento, serías una gran madre."

"Cuando vuelva a casa, ya tengo a alguien del que cuidar para que no abra la nevera más de la cuenta." Bromeó mientras esbozaba una sonrisa sincera. Estaba deseando que pasasen esos meses para volver con el profesor. Por más que lo negase, era lo más parecido a un hogar que conocía.

Rei disfrutó de ese momento. Daba gusto ver la manera en que sus ojos se curvaban cuando sonreía sinceramente. Había merecido la pena cada esfuerzo que había hecho para llegar a verla.

"Ya solo quedan cuatro meses." Le dijo animándola.

"Sí..." Contestó sacando el aire lentamente. "Debería agradecerte la insistencia y paciencia que has tenido conmigo. Reconozco que no soy una persona con la que sea fácil hablar."

Vivir sin ver amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora