CAP XI

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"¿Quieres café?" Le preguntó mientras dejaba dos vasos reciclaje que aún humeaba.

"Acabo de tomar." Dijo negándose a coger nada que viniese de su parte.

"Estoy convencido de que este está mucho más bueno. Además, si no lo haces tú, lo cogerá cualquier funcionario cuando salgas." Dijo mientras se lo acercaba. "Apenas tiene azúcar." Le comentó para convencerla.

Ella lo cogió entre sus manos mientras hacía círculos con el palito de madera. No podía negar que olía fenomenal y nunca se saciaba de beber café.

"Imagino que no has venido para ofrecerme un café." Dijo sin dejar de remover el baso.

"La verdad es que se trata de una visita de trabajo. Por eso he insistido en verte." Contestó él bebiendo de su bebida.

"¿Has venido para convencerme otra vez?" Preguntó acercando el baso a sus labios por primera vez.

"Se que tú también quieres saber." Dijo clavando su mirada en ella. "Quiero que sepas, que a pesar de ser un caso oficial, no voy a redactar nada más que lo justo cómo para poder sacarte de aquí."

"Eso no me consuela."

"Se que no es una situación cómoda." Dijo dejando el café encima de la mesa para concentrarse en ella. "Kudo y yo vamos a trabajar mano a mano con esto. Quería a alguien competente del que tú pudieses confiar, per necesito saber que estás con nosotros."

"No transmitís mucha confianza." Se burló ella.

Él le explicó su encuentro con el viejo laboratorio de sus padres y ella estuvo un par de minutos callada sin romper el contacto con él, pensando en todo lo que podía salir por conseguir libertad. Claro que la quería, ¿Pero a que precio?

"Me comentó que tus padres solían cogerse días libres cada tanto con la excusa de investigar. Al menos eso era lo que decían a sus superiores. ¿No sabes a que lugar puede referirse?¿A donde irían sin ningún otro miembro de la sede?"

Shiho dudó en responder, pero si callaba, ya no tendría la oportunidad de hablar nunca más. Era ahora o nunca.

"Mi madre, mencionó una cabaña un par de veces en las cintas." Empezó a hablar. "No se si la habían comprado o alquilado. Pero por lo que intuí, parecía un sitio de desconexión o algo por el estilo. No se si existirá en la actualidad o es algo completamente irrelevante, pero creo que se dirigían ahí."

Rei sonrió. No se esperaba conseguir algo de ella ese mismo día, sabía que Kudo no había conseguido nada de ella y parecía que con él, el resentimiento era menor. Se iba a ganar su confianza poco a poco y no pretendía decepcionarla.

***

La ubicación de la cabaña que Shiho le había contado, aun era desconocida para la policía. Ella solo había conseguido darle un par de datos de las pinceladas que su madre le había contado. Pero aún así, habían sido más que suficientes para poder seguir con la investigación.

Habían tardado un par de días, pero gracias a la gran plantilla informática que tenían, lograron localizar a la pareja Myiano en un pueblo de Gumma, Naganohara. No era mucho, pero se iban acercando poco a poco.

Kudo y Furuya habían conducido hasta ahí con una foto de la pareja dentro del bolsillo. No era raro que nadie pareciese reconocerles. Habían pasado más de veinte años y los Miyano eran una pareja muy, muy reservada.

"¿Las caparas perdieron el contacto en este pueblo?" Preguntó Kudo observando las calles del pueblo.

"Sí, Ten presente que hace veinte años no había tanto control, ni cámaras en las carreteras. Hemos tenido la suerte de encontrar algo." Explicó el rubio.

Vivir sin ver amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora