CAP IX

186 17 1
                                    

"¿Por qué eres tan cabezota? Está bien que quieran ayudar." Le dijo el profesor a través del teléfono.

"No necesito su ayuda." Le contestó ella seria, sentándose en el suelo, todo lo que el cable del teléfono le permitía mientras apoyaba la espalda contra la pared.

"Sí la necesitas. ¿Acaso quieres quedarte ahí los cincuenta años que te han puesto?" Le preguntó el profesor un poco molesto. "Yo quiero que vuelvas a casa, Shiho. Esto no es justo para nadie."

"¿Es que no se da cuenta que sólo lo hacen por interés propio?" Le preguntó molesta. "No lo hacen por verme fuera. Lo hacen para limpiar su conciencia. Uno arrastrado por el sentimiento de la culpa y el otro porque cree que le debe algo mi familia."

"Eso no es verdad. Yo he hablado con ellos, tienen buenas intenciones." Les defendió. "Aún se puede hacer algo para que vuelvas a casa. No desaproveches la oportunidad de esta manera."

"Esa no es mi casa, profesor." Dijo apenas en un hilo de voz. "Ha sido mi tapadera todos estos años, pero nunca mi casa. Mi casa se incendió el mismo día que traicioné a la organización, junto a los escondites que yo conocía. Bueno, si ese apartamento podemos llamarle hogar."

"Esta es tu casa y lo sabes. No digas esas tonterías." Le repitió para que le quedase claro.

"Yo no soy su hija cómo para que me trate de esta manera." Le contestó ella un poco dolida al soltarlo. "Tiene que dejar de aguantar todo esto. Usted no tiene nada que ver con lo que yo he vivido."

"No lo eres, es verdad." Le dijo sentándose en el sofá, sin apartar el teléfono de si oreja. "Pero eres lo más parecido a ello que he tenido nunca. Así que no me pidas que me retire, un padre no lo haría." Dijo sin titubear.

Ella se quedó en silencio. No sabía que contestar.

"No tienes nada que perder. Deja que ellos lo intenten." Le dijo suavemente con la voz apagada. "Por favor. Si no lo quieres hacer por ti. Al menos hazlo por mí."

"Lo pensaré." Dijo para que dejase de insistir. "Tengo que colgar."

<●>

La mansión Kudo era tan grande y lujosa cómo todo el mundo decía. No era difícil distinguirla entre las otras del vecindario, después de todo, era la más grande de la zona. No le había costado nada llegar allí.

Se notaba que a diferencia de él, venía de una familia adinerada. No le solía caer bien la gente tan creída cómo Kudo. No entendía cómo la pelirroja se había unido tanto a él.

La verja metálica era grande, pero para su suerte, estaba entreabierta. Así que cruzó y se dirigió a su puerta principal, que se abrió justo en el momento en que el rubio iba a picar el timbre.

"¿Furuya?¿Que haces aquí?" Preguntó sorprendido Shinichi mientras salía y cerraba la puerta detrás suya. Un poco molesto de encontrárselo ahí.

"He venido para hablar contigo." Contestó poniendo ambas manos dentro de sus bolsillos. "Quería preguntarte si habías encontrado algo relevante en la investigación de Shiho." Le dijo haciendo que el detective se sorprendiese más. "Creo que se te olvidó comentármelo cuando hablamos la última vez."

"¿Podemos hablar de esto en casa del profesor?" Preguntó iniciando el paso y hablando un poco más flojo.

Kudo se puso un poco tenso. No quería al rubio para que se entrometiera en ese asunto. Era su trabajo, no el de él.

"Es algo que estoy haciendo extraoficialmente." Dijo especificando. "No te comenté nada porque no he conseguido dar con nada." Medio mintió.

"Y también por que tu mujer no lo sabe, ¿verdad?" Preguntó una vez llegaron al portal del profesor. No fue difícil saber por qué bajaba la voz.

"No es necesario que lo sepa." Le dijo el detective más serio. "Y es mi prometida, no mi mujer."

"¿Por qué haces esto, Kudo? Pensaba que esto es lo que querías, después de testificar en su contra." Le atacó discretamente. "¿Que esperabas?"

"¿Qué buscas tú, Rei?" Preguntó medio enfadado. "Ran me pidió que testificara para su madre. Yo no sabía que su caso también era suyo."

"Entonces, sí que es por culpa." Dijo mientras el detective abría la puerta.

Kudo entró dentro de la casa ignorando su último comentario y empezó a buscar al profesor.

"¿Para qué has venido realmente?" Preguntó molesto.

"Por Shiho, ya te lo he dicho." Dijo siguiéndole hacia el salón.

"Rei, Shinichi, bienvenidos." Les sonrió el profesor mientras les indicaba que se sentasen. "¿Un poco de café?"

"Por favor." Dijo Rei sonriente.

Kudo se limitó a asentir y el profesor volvió a dejarles solos mientras se introducía en la cocina para prepararlo.

"Ya te dijimos que no encontramos las cintas y parece que tú has avanzado mucho más que yo. Así que, ¿Qué quieres?"

"Bueno, mi investigación, a diferencia de la tuya se ha convertido en mi prioridad en el trabajo. A inteligencia le interesa las cosas que todavía puede contar Shiho, pero no parece que quiera abrirse conmigo. No es alguien con quien sea fácil hablar."

Kudo se intentó aguantar la sonrisa que amenazaba con salir. Le gustaba escuchar que para él era difícil hablar con ella.

"Vengo a pedirte tu colaboración." Dijo mientras el profesor volvía. "Los dos sabemos que podemos acabar con esto más rápido y eficaz si trabajamos mano a mano."

"¿Quieres que trabajemos juntos?" Le preguntó sorprendido.

"¿Se lo debes, no?" Preguntó Reí soplando el café antes de beber.

Kudo se quedó callado mientras apretaba los puños. No le gustaban los comentarios que soltaba el rubio, pero sabía que tenía razón en lo que hablaba. Él, por su propia cuenta, no había encontrado nada con lo que tirar durante estas últimas semanas. Rei le podía facilitar mucho la investigación.

"¿Qué pretendes que haga?¿Para que me necesitas?" Preguntó curioso.

"Bueno, no es un secreto el vínculo que has tenido con la científica. Eres el más apropiado en tener ese tipo de conversaciones con ella. Si se abre con alguien, solo será contigo." Comentó el rubio. En cierta manera le molestaba la facilidad que tenía el detective de llegar a ella.

Shinichi aún estaba sorprendido. Rei tenía razón. Pero las cosas habían cambiado demasiado entre ellos esos últimos dos años. Ya no tenía ese poder para llegar a ella o descifrarla. Se habían vuelto un par de extraños, como en el inicio de toda la droga.

"No es tan fácil hablar con ella y menos de esos temas."

"Lo sé." Contestó Furuya con una sonrisa, recordando su carácter especial. "Pero cederá. Acabará haciéndolo."

Vivir sin ver amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora