Su gran día, ya estaba casi a la vuelta de la esquina. Sus familiares y amigos ya habían empezado a hospedarse en los hoteles de las cercanías, su traje colgaba preparado en su armario y los nervios que sentía le hacían dormir cada día menos y aumentar sus ojeras purpura.
Sus padres se habían instalado en su casa para poder ayudarle con los últimos preparativos. Su cabeza estaba un poco espesa últimamente y su mente permanecía intranquila la mayoría del tiempo que estaba despierto.
No tenía miedo a casarse con Ran, no le preocupaba nada de eso. Estaba nervioso por la boda, sí. Pero él siempre había deseado pasar su vida con ella, sabía que no la merecía, pero la quería. Su relación no se encontraba en su mejor momento. El odio que le tenía la karateka a la científica, era descomunal. Y eso, sí que le quitaba el sueño de mala manera. Se sentía partido entre el amor de su vida y su confidente más fiel. Las dos eran esenciales en su vida y sentirse obligado a dejar a una de lado, le torturaba mentalmente.
Se sentía molesto, porque el amor, no te ponía entre la espada y la pared de esa manera. Pero sabía que Ran lo hacía por la salud de su relación.
"Buenos días, Shin. ¿Un poco de café?" Le preguntó su madre a la vez que sacaba la cafetera del fuego.
"Sí, por favor." Contestó bostezando mientras se sentaba cerca de su madre y se rascaba las ojeras con los dedos.
"Pareces cansado." Le dijo Yukiko estudiando su cara y ofreciéndole la taza de cafeína. "¿Estás nervioso? Ya os quedan menos de dos semanas." Le dijo un poco emocionada. Desde el día que había nacido, había soñando en como sería el día de su boda.
Él negó con la cabeza. "No, es solo que...no se nada de Shiho desde el funeral del profesor...estoy un poco preocupado." Le respondió lentamente, después de saborear su café.
Yukiko le acarició el hombro y se sentó a su lado. "No deberías estarlo, sabes que es una mujer fuerte y Rei se está encarando de todo muy bien." Dijo apoyándole.
"Lo se, es solo que...no se." Dijo sin sonar del todo convencido.
"¿Por qué no le haces una visita si te preocupa?" Le preguntó ella.
"Bueno, Ran..." Dijo si querer indagar en las diferencias que habían entre ellas dos.
"Deberías hacerlo." Volvió a insistir su madre. "No puedes empezar tu matrimonio lleno de dudas. Si yo fuera tú, hablaría con ella pensando en lo que tú sientes, priorizándote a ti, no Ran. No se con seguridad todo lo que ha pasado entre vosotros pero deberías quitarte esta espina antes de comprometerte a enlazar tu vida con la suya."
Shinichi asintió y se acabó el contenido de la taza. "Tienes razón." Dijo con un tono más firme. "Voy a hablar con ella."
Dejó la taza en el fregadero y cogió su americana antes de besar la mejilla de su madre y salir de su casa.
Empezó a conducir en una dirección fija, pero con la mente en blanco. ¿Qué se suponía que tenía que decirle? Otra disculpa no le serviría de nada.
Las manos empezaron a sudarle y en su cabeza no paraba de aparecerle miles de cosas que quería decirle y no sabía ni como hacerlo, ni que palabras utilizar.
***
Shiho clavó los pies al suelo, cerró los ojos y dejó que la fina lluvia que caía bañase lentamente su cara, sin importarle lo más mínimo. Llenó sus pulmones lentamente mientras sentía el pequeño peso de su mochila en su hombro derecho y sus pasos volvieron a iniciar el paso.
Caminó hacia la parada de autobús más cercana, que se encontraba a unos cincuenta metros y se sentó en el pequeño banco completamente vacío para intentar cubrirse algo de la lluvia y esperar a que el próximo autobús pasase a recogerla. Pero el aire que corría provocaba que la lluvia que caía le mojase de la misma manera. El centro de la ciudad estaba un poco alejado y no veía muy fiable andar por el arcén de la carretera hasta llegar a su destino, aunque tampoco tuviese aún ninguno claro. Encogió los hombros y apoyó la cabeza a un lado mientras esperaba sin saber ni a que hora pasaba.
ESTÁS LEYENDO
Vivir sin ver amanecer
FanfictionÉl ya se lo había dicho anteriormente "Haibara, no puedes huir de tu destino." Y tenía razón. Su destino siempre había estado escrito y después de permanecer a una banda criminal casi toda la vida, no podía esperar que todo acabase sin pagar las con...