"Desde luego, que sensación más gratificante." Dijo Kudo con un tono aliviado, volviendo a entrar al coche con una sonrisa pegada en la cara después de resolver el caso.
"Ese hombre también era de los traficantes más buscados de la zona. Hemos hecho un buen trabajo, Kudo." Contestó Rei, igual de contento. "Es muy entretenido trabajar contigo, tienes una mente muy peculiar."
"Me lo voy a tomar como un alago." Dijo el moreno medio riendo.
"Lo es." Aseguró Rei. "El caso hubiese tirado por otro lado con los agentes equivocados al mando."
"Por eso estamos aquí nosotros." Contestó Kudo.
Biiip biiiip biiip
El teléfono de Shinichi empezó a sonar desde el interior de su bolsillo y ambos callaron para que él atendiese la llamada.
"¿Ran?" Contestó el moreno con el ceño fruncido. Su mujer ya sabía que Kudo nunca tenía horario de salida del trabajo, no tenía mucho sentido esa llamada.
Rei condujo los siguientes minutos completamente concentrado en la carretera. Había sido un buen día, indudablemente. El café con Shiho le había hecho llegar tarde al trabajo, pero después de todo, habían logrado desmantelar al asesino y su negocio con las drogas. Por no hablar de que la pelirroja estaría esperándola en su apartamento cuando él llegase. Definitivamente era un gran día.
"Furuya, ¿Nos podemos dirigir a mi casa por favor?" Le preguntó Kudo con el ceño aún arrugado.
Rei pensó que eso era extraño, pero no le molestaba para nada acercarle. "Claro, llegaremos en cinco, estamos cerca." Contestó.
"Gracias."
Cuando llegaron, Kudo bajó un poco nerviosos del coche palpándose los bolsillos nerviosamente en busca de las llaves de su domicilio. Se veía intranquilo.
"¿Ha pasado algo?" Preguntó Rei, ahora un poco más preocupado mientras paraba el motor y se disponía a acompañar a su compañero por si acaso.
"No lo se. Ran no me ha dicho mucho en la llamada, pero ha sido muy rara." Contestó introduciendo la llave en el gran candado de la entrada.
"¿Rara?¿A que te refieres?¿Qué te ha dicho?" Preguntó Rei curioso a la vez que cruzaban la verja metálica para llegar a la puerta principal.
"Sí...bueno, no se." Contestó confundido. "Me ha dicho que acaba de recibir un paquete sin remitente a mi nombre."
"¿Sin remitente?" Preguntó confuso Rei. Si que era algo raro. "Pero...los lunes los carteros no tienen servicio."
"Exacto, por eso me ha extrañado tanto,...no se que puede ser eso, pero definitivamente no ha sido un cartero quien ha llevado ese paquete a mi casa." Explicó abriendo finalmente la puerta principal de su casa.
La casa estaba prácticamente en silencio pero las luces encendidas.
"¿Ran?" Preguntó adentrándose lentamente a su casa. Su mujer no parecía responder, pero el paquete del que le había hablado antes, estaba justo en la entrada. "¿Ran?" Volvió a preguntar sin recibir repuesta.
Rei se quedó a su espalda mientras su compañero estudiaba la entrada vacía de su casa y el paquete pequeño y poco pesado que ahora tenía entre los dedos. ¿Le había pasado algo a Ran? Las manos empezaron a sudarle de la angustia que ahora fluía por sus venas.
Abrió el paquete sin pensárselo más y Ran se hizo presente entrando disimuladamente por un lado.
"¿Qué es esto?" Preguntó Kudo observando el pequeño contenido de la caja. "No lo entiendo..." Dijo arrugando la frente.
ESTÁS LEYENDO
Vivir sin ver amanecer
Hayran KurguÉl ya se lo había dicho anteriormente "Haibara, no puedes huir de tu destino." Y tenía razón. Su destino siempre había estado escrito y después de permanecer a una banda criminal casi toda la vida, no podía esperar que todo acabase sin pagar las con...