CAP XIX

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"No me gusta tener que volver a traerte aquí." Dijo Amuro apagando el motor del coche, con poca prisa para salir de él.

"No me quedaré por mucho tiempo." Le contestó ella con una media sonrisa. "Gracias a ti."

Él le sonrió aún sentado en el asiento piloto y durante los siguientes segundos que estuvieron mirándose fijamente en silencio, empezó a recordar todos los momentos que había vivido con ella esas últimas veinticuatro horas. No podía creerse que pudiesen pasar tantas cosas en un solo día y no podía imaginar que pasaría si no tuviese que volver a encerrarla. No tenía que ser muy observador para saber lo especial que era la pelirroja y no solo lo decía por lo inteligente que llegaba a ser. Era distante, fría y poco habladora. Pero a la vez era amable, coqueta y muy sensual. Quería que volviese a su apartamento para encerrarla en su cuarto y tenerla de nuevo como lo había hecho la noche anterior. Era como si ella misma desprendiese algo adictivo. No sabía bien de que se trataba, pero ni le importaba ni pretendía averiguar que era. Habiendo estado tan cera de ella, no la quería lejos.

"Supongo que nos veremos pronto." Le dijo ella mientras abría la puerta y se disponía a salir. Después de todo, el seguía siendo quien llevaba su caso actualmente, así que hasta que no saliese de ahí, no podía deshacerse de él ni aunque ella quisiese.

"Sí, cuando me lleguen los documentos que he solicitado tengo que venir para que los firmes." Le explicó volviendo a poner las esposas en sus muñecas antes de entrar al edificio. "Después de eso, solo te quedará contar los días para salir de aquí."

Ella suspiró más tranquila. "Es un alivio escuchar todo esto."

Entraron dentro y Rei la entregó en la entrada a regañadientes, ni un minuto más tarde ni uno más temprano. Shiho le sonrió antes de girarse y le miró fijamente al azul de sus ojos, que ahora, en cierta mera, la miraban peculiarmente diferente.

La pelirroja volvió a ponerse bajo ese uniforme negro y el rubio volvió a su coche para dirigirse a su puesto de trabajo.

***

Ame estaba sobre la cama cuando ella cruzó la puerta y la saludó amablemente mientras la estudiaba, antes de empezar atosigarla con sus preguntas como solía hacer.

"¿Cómo ha ido?" Le preguntó sentándose en la cama y palpando su lado libre para que se acercase.

"Ha ido." Contestó Shiho suspirando lentamente mientras recordaba lo mal que había ido el velatorio.

"¿Quieres hablar de ello?" Le preguntó la morena.

A Shiho no le apetecía mucho recordar esas cosas tan desagradables que habían pasado. Pero después de todo, tampoco podía olvidar lo bien que habían ido las cosas con Rei.

"En el velatorio no han ido muy bien las cosas, ha sido una mierda la verdad. Pero por otra parte, ha sido agradable despertar sin esta alarma o los chillidos de cualquier guardia por un día y abrir los ojos en una habitación que no sea esta." Dijo escondiendo su cara tras su flequillo mientras recordaba las sábanas en las que se había despertado esa misma mañana y se subía a su litera para encenderse un cigarro lentamente.

Ame entrecerró los ojos y esbozó una sonrisa divertida mientras estudiaba el rostro de su compañera y su sonrisa se ensanchó al ver el leve sonrojo que su compañera no había podido esconder. "Bueno, tiene que haber sido agradable que Rei se haya hecho cargo de tu vigilancia. Creo que es mejor compañía que cualquier otro guardia de aquí dentro, por no hablar de que es diez veces más guapo." Dijo mientras se acercaba a las escaleras para subir a su litera y sentarse a su lado. "¿Por qué la mayoría son tan guapos? Debería estar prohibido."

Vivir sin ver amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora