Coxigodinia

10.5K 1.2K 307
                                    

Los Cullen se negaron rotundamente a que yo siguiera durmiendo en el sillón, así que la habitación de Edward era la mía también porque ahí estaba la cama que le habían comprado a Bella.
La ropa que Alice y yo habíamos comprado, estaba en las bolsas, habíamos comprado bastante y la mayoría ella la pagó. 
Me sentía hermosa con la ropa nueva, por fin vestía con mis gustos y no con la ropa que le sobraba a los demás. 

Hablaba con mi hermana a la mañana siguiente por mensaje, me había dicho que no encontró nada en internet pero que había hecho citas con bastantes brujas que le recomendaron. Le dije que estaba perfecto y le comenté un poco de mi vida de aquí, aunque sin dar muchos detalles. Me despedí porque debía ir a trabajar.

—Yo te llevo. — Emmet caminaba hacia afuera. 

—Yo lo haré. — Edward fue hasta él, se veía algo desanimado.

—Ahora todos quieren llevarla. — Carlisle se rió de ellos. — Mejor que lo haga Alice.

—La llevo yo. — Rosalie les informó a todos y me sonrió sinceramente. 

Hubo un silencio incómodo.

—No necesito que nadie me lleve, puedo caminar y llegar a la estación de autobús. — Les informé mirando el reloj que había en la sala. Iba con tiempo de sobra, además necesitaba pensar.

—Rosalie, yo la llevo. — Edward miraba a Rosalie tranquilo, sonriendo. Todos me ignoraron como es de costumbre. 

Está bien que se lo hagan a Bella, pero no a mi. Vengo de un mundo donde las mujeres ya no se conforman con ser la doncella que necesita que la salven. 

Quizá hace unos días lo era, pero ya que nadie puede ayudarme, debo hacerlo por mi misma.

—¿Por qué no todos van? — Esme se rió ante el problema llegando al lado de Carlisle y pasándole una mano alrededor.

—¡Excelente idea!— Emmett empujó a Edward, corrió rápidamente hacia el auto y Edward se rió corriendo detrás de él. Casi no pude ver sus movimientos. 

—Me contó Carlisle sobre Ray. — Rosalie caminaba pasientemente a mi lado.

—No es nadie. — Me reí. 

—Claro que sí, tu corazón se acelera cuando lo ves. — Gritó Edward subiendo al auto. 

—Sufro de taquicardias. — Susurré de vuelta.

Él me escuchó perfectamente.

—No nos has hablado mucho sobre tí. — Rosalie volvió a hablar mientras subíamos al auto de Edward.

Rosalie y Emmett fueron atrás y yo fui de copiloto.

—Cierto. ¿Tú mundo es redondo? — Preguntó Emmett con gran interés.

—Sí. — Contesté dudando un poco, ¿Cómo explico sobre los polos y que no es redonda si no geoide?

—No, tonto. — Rosalie se rió tiernamente de Emmett. — Me refiero a tu familia y amigos. 

—Pues… Tengo una hermana mayor y un hermano menor. Vivo con ellos y con mis padres en una pequeña casa, en San Diego. — Edward conducía mientras yo hablaba. — Estudio la Universidad, estudio administración de empresas. Trabajo en un bar, soy mesera.

—¿Mesera? — Preguntó Edward un poco desconcertado.

—Yes. — Respondí de inmediato. — Tengo buenos amigos, vamos de fiesta cada semana, disfruto mucho el trabajo y la escuela. También amo estar en mi casa, mis hermanos y yo nos la pasamos jugando juegos de mesa y cuando no puedo verlos, veo con mi madre sus telenovelas. —Recordé con tristeza. — A mi papá le gusta mucho jugar fútbol y siempre estoy en el equipo contrario, jugamos muy sucio. — Me reí y después intentaba no llorar pero seguía hablando. — Amo navidad porque... — Sorbí por la nariz, estaba casi a punto de llorar. — Es cuando estábamos todos juntos y aunque a veces peleamos mis hermanos y yo, siempre terminamos como si nada hubiera pasado, mi papá se viste de santa Claus y mi madre finge que cocinó la cena, aunque la compró. — Me reí. —El otro día casi quema la casa intentando cocinar ella sola la cena. 

Crepúsculo (LUNATION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora