volver A casa.

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Otra tediosa noche en parís
Me parece tan vacía, tan oscura… las luces de la ciudad parecen salidas de algún cortometraje a blanco y negro son tan simples y absurdas que puedo asegurar que combinan bien con mi elegante vestido de noche- tan ridícula…. de camino a una mascarada, miento. A un coctel. A donde todos van a fingir lo que no son, a presumir lo que tienen y lo que no tienen y satisfacer su narcisismo criticando a los demás. Como zopilotes esperando alimentarse de la carne de los menos afortunados. Guardando apariencias, fingiendo sonrisas, repito una mascarada. 
Por más que me he esforzado no tengo ganas de sonreír ni motivo alguno. Solo estoy aquí intentando de alguna forma aferrarme a lo que me queda. Por mínimo que sea.
Mi padre hace rato evita siquiera mirarme sé que le avergüenza lo que se dice de mí. ese secreto a voces que nadie se atreve a afirmar. Pero qué más da…. No soy la primera de la que se han dicho tantas cosas… desde mi viaje a México todo se volvió tan confuso y ahora son pocos los que se esfuerzan en fingir que no les agrado.
Eso está bien en parte…. Su hipocresía me tenía asqueada, ahora mínimo evitan saludarme o sonreírme y que bueno.

-Casi llegamos.  Intenta fingir que no te desagrada tanto la idea de saludar a tu familia y amigos después de tu viaje. – dice mi padre sin dejar de ver por la ventana evitando verme a los ojos

-Familia? ¿Amigos? - murmure

-habla claro. Firme. O no hables. Con asentir basta.

-creo que tanto tu como yo estaríamos mejor y más alegres si hubieras venido solo

-siempre has sido tan descuidada y egoísta. Eres una niña solo cuando te conviene. Pero cuando no…

-cuando no… cuando no qué? Alcé la voz un poco molesta no soportaba estar en ese lugar, era obvio que mi padre me soportaba porque tenía que hacerlo y no porque quisiera… y peor aún… mi familia, mis amigos que estupidez más grande. Esas personas no son mi familia y que yo recuerde amigos solo tengo una y no pertenece a ese ridículo circulo social.

Estoy cansada de guardar las apariencias. Siempre ha sido así ni siquiera sé porque me desagrada tanto ahora. Hubiera preferido quedarme de viaje de por vida, pero mi familia ha decidido que debo casarme. Con lo poco que queda del buen nombre de mi familia. Si supieran que mi familia está casi en la ruina. Que vivimos de la caridad de mi abuela. Esa señora tan fría y amarga. Tan dura y al mismo tiempo tan débil. Ni siquiera me permite decirle abuela…. quizá si me caso asiente cabeza y entienda cual es mi lugar y se olvide todo lo que se dice de mí. Con tantos rumores ya no recuerdo cual es mi vida real. Claro que si me casara también salvaría a mi familia de la ruina. Mi padre tendría la oportunidad de volver a invertir en algún negocio y recuperar mínimo una parte del dinero de mi familia. Mi madre no ha hecho más que encerrarse en su vivero evitar verme a los ojos. Desde la muerte de sus padres no la he visto sonreír mucho.
Ha sido una desgracia tras otra…. Una perdida tras otra y juro que me han dolido tanto como a ellos, pero pareciera ser que todo esto ha sido mi culpa…. Y al parecer yo debo pagar por ellos.

Así que supongo esta noche mi padre espera conozca a alguien un joven de apellidos pomposos que este desesperado por casarse y se conforme con los vestigios de lo que en algún momento fue una de las mejores familias….

El tiempo parece no avanzar cuando El coche se detiene. No quiero bajar. Me da miedo ver a esa gente. Sus miradas siempre me hacen sentir más sucia de lo normal.  el chofer me extiende la mano para que baje y respiro hondo antes de entrar a la boca del león.
Quisiera ser pequeña y que nadie me viera. Ser invisible y que nadie recordara nada de mí. Ni mi nombre, ni mi rostro.  Me gustaría existir como pordiosera bajo de algún puente o con los gitanos pidiendo limosna. Pero en parte no podría vivir sabiendo que me fui dejando a mi familia en la ruina. Sabiendo muy en el fondo que solo por eso me soportan. Por ser su única esperanza. Y al igual que yo se aferran a lo poco que les queda.  El salón está lleno de gente elegante…. Los meseros van y vienen ofreciendo bocadillos y bebidas, los brillantes candelabros se dejan caer relajados sobre los sonrientes invitados. niños? No claro que no, seguro están con alguna costosa niñera. La música es suave y armoniosa que nadie podría creer la tortura que es para mí. Apenas entro escucho una voz.

-que milagro guapa- Alexa Galindo, siempre tan elegante y bien presentada. Me ha dado un beso en la mejilla y me ha guiñado el ojo

-he regresado hace unos días- respondo mientras intento sonreír

-lo sé, esperaba que me visitaras como cuando pequeñas, que me contaras de tu viaje, me mostraras las fotos, que me contaras si planeas retomar la universidad si has conocido algún chico por allá

-no he conocido a nadie por allá, no tenía nada interesante que contarte, lamento no haber pasado a visitarte el viaje fue largo y…

-no te esfuerces- me interrumpió- entiendo si no querías pasar después de todo solo somos buenas conocidas. Se aleja amablemente y unas nauseas incontrolables me invaden y la noche apenas empieza.  Los meseros pasan de un lado al otro y yo evito saludar a la gente.
Pero sé que es inútil.
-Jeannette!! ¡¡Mi niña!! -solo escuchar esa voz me da lastima no tristeza. Que mal. Solo lastima
-tía! - sonrió amablemente- no sabía que vendrías, me dijo mi papá que estabas enferma y quizá no vendrías
-claro que vendría, estas hermosa, fueron un par de meses y parecieron años que bien te vez… y tus hermanos? ¿No iban a venir hoy?
-Deborah sigue de intercambio y no regresa hasta el próximo semestre, ser la hija menor tiene sus ventajas…no? Y Mark… no estaba de ánimos de venir y mi mamá pues no quería quedarse sola entonces se quedaron en la casa
-bueno veré si puedo pasar a saludarlos esta semana, tu tío está de viaje por el trabajo ya sabes.
-otra vez de viaje? - claro con alguna otra mujer. Y mi tía, mi pobre tía, fingiendo no saber nada. Pensando más en el que dirán debería dejarlo de una vez, de una maldita vez. Estoy tan harta de verla llorar y saber que mi abuela no permitirá el divorcio. Qué asco de verdad. Pensar que esto va tan mal, y no poder evitarlo. Suspiro
-ya sabes que quiere otra casa y está trabajando más tiempo
-porque no mejor se van de viaje…. No sé, se dan tiempo para estar a solas los dos y….
-eso no... no es tan mala idea
Mi tía sabe en el fondo que eso no sucederá y ahora no puedo evitar sentir algo similar a la culpa por hacerla desear un poco de verdadera felicidad. Debe ser horrible pasar tus días a lado de alguien que no te soporta. Que te tiene asco y no tiene más que quedarse a tu lado. El podrá ser todo lo rico que quiera ahora, pero se lo debe a mi tía. No era más que un vendedor sin carrera sin oficio ni beneficio. Con una mano delante y una por detrás. Y no es que tenga algo en contra de la gente de otro nivel económico. O desear algo más, después de todo el dinero puede evitar muchas penas.  Me molesta que ahora que se ha superado se quitó la piel de oveja y mostro lo que realmente deseaba, ni por agradecimiento ha hecho sonreír a mi tía estos últimos años, por caridad, o mínimo por lastima. Que tendría de malo que deseara un poco más, en este sistema de cosas es normal ser ambicioso. Querer ser alguien en la vida, pero realmente me da asco la manera en que lo consiguió.
Debe ser horrible realmente horrible fingir que todo marcha bien y tragarse la pena. Por miedo al qué dirán.
-y lulu? - que estúpida pregunta… ahora estamos a mano. Yo solita he pedido me lleven con el verdugo
-no has saludado a tu abuela?
-nopo- sonrió, claramente estoy fingiendo
-la vi saludando a la familia Colula vamos de una vez- me toma de la mano y no puedo zafarme aparte de ver a mi abuela debo soportar a los Colula y su par de petulantes hijos tan alzados y creídos. Mi tía se abre paso entre los grupitos de personas que cotillean y se ríen al verme pasar.
Y más rápido de lo esperado llego donde mi abuela.
-buenas noches Magda, John que guapo, Michael que alto estas – mi tía siempre ha sido un amor con todos. No puede tener hijos, pero estoy segura de que tiene miles de hijos adoptivos por allí. Debo admitir que me sentí celosa cuando niña por aquel mismo motivo. En todos sus viajes cuando soltera se hizo de padres e hijos que darían la vida por ella. Cada vez creo más que aquel patán no la merece. Tan bonita que es con su cabello rizado y su risa contagiosa, que lastima, cuanta vida desperdiciada
Todos se saludan cordialmente y yo me encuentro allí inmóvil siento que por más que trato no puedo moverme, o hablar creo que ni siquiera estoy respirando.
-Jeannette. ¿No piensas darle un beso a tu abuela? – y como si de verdad lo quisiera mi abuela se acerca y me besa la mejilla, es entonces cuando los Colula dejan de ignorarme, como si hubieran estado esperando su aprobación para hacerlo.
-Hola Lulu… como ha estado?
-sorprendida. Esperaba me visitaras al volver de tu viaje- tan fría como siempre que esperaba. Para que quería que la visitara. Para que me juzgara por horas y me preguntara cada detalle de cómo me comporte lejos y reclamarme la más mínima falta.
-regrese un poco mal de la garganta y quería descansar, lo siento
-no te cuidaste bien estando lejos eso seguro.
-y que tal México? En qué parte estuviste- interrumpió Magdalena Colula
-visite varios lugares. Puebla, es donde más tiempo pase, algunas playas… algunas zonas arqueológicas. Es hermoso. Traje algunas artesanías… que planeaba enviarles después…

-porque no vas a la casa una tarde, eso sería mejor a que lo mandes con el chofer. ¿No?
-gracias por la invitación, pero no quiero molestar o algo así
-no es molestia- insistió Magda– podrías incluso llevar a tu mamá y tomar café o salir a tomar algo, seguro extrañas la comida de parís….
-la comida de México es muy rica y muy amplia, aunque picosa y algo extraña pero definitivamente es deliciosa
-les parece si seguimos esta conversación el próximo sábado en mi casa con un café?
-lulu no es necesario…
-insisto, es mejor que enviar los recuerdos con el chofer Jeannette – dijo firmemente con ese aire de prepotencia
-yo me encargo de invitar a todos
En este punto cualquier cosa que diga no va a funcionar, no me queda más que aceptar el hecho de que, así como quiere que sea así será, siempre es así… se me hace un terrible nudo en la garganta. El calor en mis orejas hará explotar mi cerebro, la impotencia es terrible, es angustiante.
ya no debería sorprenderme, pero esta vez mis rodillas tiemblan el doble, y un escalofriante frio recorre mi espalda, mi corazón va a salirse de mi pecho quizá solo quiero decirle que se calle que me tiene harta que no soporto más vivir de apariencias. Me siento como presa observada por el depredador no se si es mi abuela o es en general. En aquella patética fiesta donde al parecer el banquete principal soy yo es más de lo que puedo soportar. Quizá solo estoy cansada, de todo, pero no puedo solo decirlo, no puedo con todas mis fuerzas respiro hondo y sonrió. Cuando por fin mis labios responden y se arman de valor para formular una palabra, lo escucho….

-señorita, señoras… buenas noches. Caballeros. -esa voz esa seductora voz. Giro la cabeza junto a mi esta un joven asiático, apuesto, elegante con esa mirada tan profunda, que ha salido de la multitud, no recuerdo conocerlo, pero su mirada y su voz parecen salir de la más profunda de mis pesadillas ni siquiera sé cómo podría describir esta sensación. Miedo, coraje, dolor, pasión.  Sus ojos son profundos su mirada es seria.
-Jeannette- dice Michael que había permanecido en silencio disfrutando mi tragedia junto a John, par de ridículos mojigatos- él es Kazuki, es el asistente, la mano derecha de Sam un joven empresario que quiso probar suerte aquí en Francia hace poco
-Himura Kazuki señorita Jeannette- lo dice con una sonrisa malvada como si supiera lo que produce en mí, y lo disfrutara
-hola- es lo único que puedo decir estoy al borde del llanto y no entiendo ni se por qué -debo ir un momento a hablar con mi padre- mentira, mentira. Solo quiero escaparme de allí o vomitare frente a todos.  Me alejo sonriendo con lo último de mi voluntad e intento esconderme de las miradas caminando lo más tranquila para que no se note que apenas coordino mis pasos, pero aquella mirada de aquel misterioso joven, parece atravesar a cuanta persona se le atraviese y apunta fríamente a mi espalda como francotirador esperando matarme.  Busco rápidamente el baño y me encierro.




- Ya se conocían? - me pregunta Michael con curiosidad en los ojos, mientras nos alejamos de su madre y su hermano.
- Quienes? - miro todavía la espalda de la chica antes de percatarme de que me habla a mí.
- Jeanette y tú, claro.
- No - no puedo evitar soltar una risilla burlona-. No es mi tipo en lo más mínimo.
- Por qué no? Es hermosa, y no tiene mal cuerpo
- Es... - sonrió para mis adentros--demasiado delicada e inocente para mí.
- Me queda claro que no se conocen. Jeanette es extraña, pero no es inocente. No creo que podría describirla, es solo que es-
- Entiendo - lo interrumpo, realmente me da igual lo que está diciendo-, Michael, si me disculpas, debo buscar a mi jefe.
Hago una leve reverencia a modo de despedida que el corresponde y me alejo.


Odio estar en este lugar, es extraño. No me gusta que me observen tanto. Me queda claro que me veo bien, sé que las mujeres me desean, lo noto en sus miradas. Camino pretendiendo que soy dueño del lugar, confiado, saludando levemente al cruzar la mirada con alguien. De repente, logro ver a Sam junto a un hombre. Estoy acercándome cuando el mismo me llama.


-Kazuki, ahí estas! Ven, acércate - su refrescante sonrisa, despreocupada, hace parecer que no está muerto de estrés.


Me acerco y meto las manos en los bolsillos de mi pantalón.


- Quiero presentarte a Monsieur Doinell, nuestro nuevo socio. Mañana a primera hora firmaremos el contrato y lo haremos oficial.


Convenientemente, un mesero llevando una bandeja con copas de vino se acerca. Sam le detiene tomando una copa, que le entrega de inmediato a nuestro ahora socio, y otras dos, ofreciéndome una a mí. Les sonrió a ambos, tomó la copa, y espero a escuchar lo que tiene que decir. Que acabe pronto, por favor.


- Un brindis, por un brillante futuro para todos.


Los tres chocamos suavemente las copas, Sam y Doinell sonríen y bromean. Finjo que presto atención, mientras mi mirada se pierde buscando un punto en blanco en alguna pared, hasta que noto a una mujer en vestido rojo acercándose a Doinell, susurrando a su oído.
- Una disculpa caballeros, pero debo retirarme. - le da la mano a Sam y a mí-. Nos vemos por la mañana, socio. Sigan disfrutando de la fiesta, por favor.


Veo a la dama de rojo sostenerlo la mano y dirigirlo a otro lado. Gracias a todos los dioses por eso.


- Kazuki - la voz de Sam me saca de mis pensamientos.
- Sam? - carajo.
- Deja de fingir que no pasa nada, ya cumpliste con venir, podemos irnos. - le miro - a menos que quieras quedarte, claro está - su sonrisa burlona me hace voltear los ojos.
- Por qué mierda crees que querría quedarme aquí?
- Calma, calma. - hace una pausa, y con cautela, rompe el silencio-- ya la viste? - voltea a todos lados, lento, sonriendo a los mirones incautos, me toma un momento contestar.
- A quién? - me terminó la copa de vino de un trago, agradeciendo el dulzor pasando por mi garganta.


- Vamos, la vi llegar.
- Sam. Ella está muerta. No volverá. Aquí solo hay niñas ricas y mimadas - dejó la copa en una mesa al azar y me doy la vuelta-- Me largo al auto.
































¿Qué es esta extraña sensación?
Ese frio y el temblar de mis manos. El nudo en la garganta, las lágrimas al borde, pero sin poder salir de mis ojos, prisioneras de cristales invisibles. ¿Quién es el? No lo conozco y es molesta esta horrible sensación. Es como si mi alma quisiera gritarle cuanto lo odia, pero su sonrisa estúpida me hace querer sonreírle y caer rendida a sus pies.

Porque no solo puedo escapar de esto. Dejar de fingir dejar de ser fuerte por otros vivir para mi
Ser libre.
Ser libre de mí, de mi alma, de mis sentimientos, de mi mente, que desconozco.

Es aburrido es horrible, es fatal, ir por la vida siendo gris. Sintiendo asco por todo, aburrimiento por todo, cansancio de todo y que las únicas sensaciones reales en mi las venga a producir un extraño es el colmo.

Es el colmo. Estoy harta de mí. Cansada. Tengo asco de mí, nauseas. Es que ya no me siento viva.
No puedo dormir, no puedo parar de pensar en mi futuro que es tan gris y tan terrible pero tan brillante según las personas a mi alrededor… que asco me doy. No puedo verme a un espejo justo ahora no más. Me da pavor ver la serenidad en mi rostro y sentir mi alma tan agitada y angustiada por culpa de un maldito extraño.

Que miedo respirar, sin estar viva, que demonios es esto.


- ¿Vas a quedarte encerrada toda la noche? Unos pasos se acercan lentamente al último baño y se detienen a unos centímetros
-Lárgate imbécil. – respiro hondo esto es lo que me faltaba, el único idiota al que puedo ofender sin sentir que algo malo pasara pero que tampoco quiero ver.

-Jeannette… siempre eres tan tonta. Vamos no debería estar en el baño de chicas solo te traje un poco de vino maldita alcohólica.

-Sínico.
Abro la puerta del baño y salgo le quito la copa y le sonrió sarcásticamente.  Le doy un pequeño sorbo y respiro profundo estirando hacia atrás mi cabeza. Mientras el me observa de frente
Adi, el pequeño granuja me ofrece un cigarrillo y dudo en tomarlo entonces me señala la puerta y veo que le puso el seguro. En cuanto Voy a tomarlo lo aleja un poco.


- ¿Volverás a la universidad? Me mira a los ojos y lentamente me da el cigarro

-No lo sé. -Tomo por fin el maldito cigarrillo y él me acerca el encendedor… un poco de alivio, vicios.



-Eres todo un marinero salvaje – se burla – perdona que insista es solo que es más divertido si tu estas, los otros tontos no son nada y además creí que querrías estar cerca de Wen ya sabes… - se recarga junto a mí y observa a la nada para hacerme compañía
- ¿Qué le pasa a Wen?
-Creí que sabrías es tu mejor amiga -mejor amiga esa palabra suena tan lejana. Amiga, si tuviera que especificar, justo ahora que palabra tan ajena y lejana a mi presente y ni siquiera recuerdo todo de ella y no puedo ni sentirme mal por eso.
-Desde la última vez que hablamos, han pasado muchas cosas aquí. ¿Te desconozco sabes?
-Desconocerme…. Que extraño- fumo y suelto lentamente el aire intentando sacar el grito que guarda mi alma, observo el humo y trago saliva para ir desasiendo el nudo que hace rato me ahoga
-Siento que cambiaste mucho que de alguna forma esos nuevos intereses que tienes
Los tomaste para poder convivir con nuevos amigos, no se… por allá en México
Para mi no es simple entenderte ahora. Hasta cierto punto creí que te conocía, así como tú a mí y aunque es cierto que eres la persona con la que mas he compartido… lamento no haber estado para ti lo suficiente. Pero aun no me creo capaz de seguir manteniendo mi mente estable.
-me estas tomando por de débil, mis nuevos interés- digo sarcásticamente- mis nuevos intereses no tienen nada que ver con quienes me rodean, son cosas que siempre me gustaron. Simplemente me canse de esconderlo porque intentaba ser libre. Sin miedo a que me juzguen o dar explicaciones. No te reprocho nada no me importa. Ya no- hago una mueca y sigo fumando lo más lento que puedo.
-no es la clase de libertad que busco, sabes que, aunque no lo parezca me gusta vivir con reglas- se para firma y respira hondo se acomoda el saco y avanza dándome la espalda
Y prosigue- sabes que no me gusta la convivencia con las personas a no ser que yo las escoja. No fui yo quien lo arruino.
-lo arruino? -a que se refiere, le miro y pienso. ¿Qué arruino ah? Espero a que prosiga y le doy el ultimo sorbo a mi cigarro, lo tiro en el piso y lo aplasto lentamente con el pie
-déjalo así- suspira voltea lentamente y se acerca, me toma la mejilla suavemente se ríe, baja la mirada y se aleja para abrir la puerta del baño con ese paso tan seguro que nadie me creería que su mente esta hecha pedazos, que patético.  Respiro profundamente y paso saliva una ultima vez para terminar de una vez por todas el nudo en mi garganta. Ojalá pudiera golpearme…
Tan hermosa. Tan estúpida. Tan ella. Abro la puerta del auto y me meto respirando alejado de todo el bullicio y la gente. Esa gente.
-nos vamos? -pregunta el chofer
-falta Sam. No debe tardar. - el chofer solo asiente y yo miro por la ventanilla que hermosa noche. Casi como cuando la conocí. Pero no debo olvidar que esta muerta y que es mejor así. Me tiro hacia atrás. Me derrito en el asiento del coche esperando a sam.  Y cada maldito minuto parece ser eterno. Dijo que ya podíamos largarnos maldita sea.
La puerta del coche se abre de repente es sam que esta aun despidiéndose de la gente sonriente mientras entra en el auto.
-Veo que eres popular ahora- digo sarcásticamente sin cambiar de posición
-lo dice el galán de La noche, hay un par de niñas mimadas con las cuales te podrías divertir. Trabajar tanto podría matarte. -me mira fijamente
-espero con gusto mi jubilación. Jefe.
-volviste a abrirte el labio galán. Vas a manchar tu traje- me extiende un pañuelo, lo tomo respiro fuertemente y me limpio.
-no es la mayor de las heridas. Quiero irme a casa necesito quitarme este traje. - Sam solo sonríe y da la orden con un ademan que el chofer obedece apenas lo mira.
Siendo el mundo tan grande. Y no poder irme y no tener que volver a verla. Por lo menos mañana abra dos o tres tipos a los que podre golpear. Morderme el labio. Manchar el maldito traje, pura mierda.
-mañana por la mañana antes de tus deberes quiero que estés presente en la firma del contrato con Doinell- lo dice sin titubeos. Firmemente, se que no es pregunta. Tampoco sugerencia así que solo asiento y cierro los ojos.
-es importante necesito que estés presentable. Nos ayudara a justificar algunos cuantos euros y creo que a el le ayudara. Supe que esta al borde. Casi en la ruina, así que te vistes bien. Te bañas y llegas puntual. Piensa que estas salvando a tu amada niña mimada.
-ya basta. Te dije que ella no me importa que me alegra que este … muerta. Basta ya.
Estoy apretando los puños. Tan fuerte que sin darme cuenta me estoy enterrando las uñas a pesar de tenerlas limpias y cortas.
-ya relájate- lo digo muy enserio. No puedes seguir torturándote con esto. Vamos a firmar contrato con su padre y yo te necesito a mi lado o vas correr a esconderte al auto y abrirte la boca. -enciende un cigarro y baja un poco la ventanilla del auto. Prosigue- mira como te pone verla que demonios te pasa. Le permití vivir. Porque tu me lo pediste, pero si eso significaba perder a uno de mis mejores hombres debí haberla…
-sam. Jamás te he fallado. Odio la etiqueta, me molesta esta ropa, estoy herido. Y me repatea guardar las buenas costumbres. Ella no me importa.
El solo sonríe y se fuma su cigarro. Me trueno los dedos y respiro profundo
-si es así mañana a las 8 ni un minuto después o uno antes.
-entendido. -me ofrece de su cigarro y niego con la cabeza, no puede evitar reírse para si mismo. Se que sabe que miento, pero a estas alturas que mas da. Ella esta mejor así. Soy una maldición. Para quienes me importan alguien como yo debe morir como el perro que es. Solo lamiéndose sus heridas.
Maldito dinero.























Apenas salgo del baño asqueada de todas las pocas emociones que puedo sentir. Observo a mi padre con esa mirada severa, no necesita decir nada más. He fracasado una vez más. Y estoy segura que es apenas la mitad de la noche.
Camino firmemente hacia adelante tomo una copa de vino de un mesero que pasa por un lado le saludo con la copa en la mano le hago una reverencia y le sonrió. El solo niega con la cabeza y me da la espalda. Suspiro profundo y sigo sonriendo. Todo el mundo poco a poco empieza a acercarse a preguntarme cosas sobre el misterioso viaje que hice.
Necesitaba un descanso, un rato para mí, no conocí a nadie especial, es hermoso, el español es difícil. Su cultura es mágica, volveré a la universidad. Una mentira tras otra sale de mi boca con mi estúpida y fingida sonrisa.
Una copa tras otra, se van vaciando, pero no me siento en lo más mínimo mareada.
Ellos también mienten. Me mienten y lo sé- que bueno verte, que hermoso vestido, tu siempre tan hermosa, siempre tan amable. Vaya… que sarta de estupideces. Pero por lo menos aquel joven asiático cuyo nombre ya no recuerdo ya no está. He estado al pendiente, tampoco siento su mirada.
Poco a poco la gente se va retirando y el vino se va agotando, la música se va acallando hasta que solo queda mi familia, y me tomo la ultima copa de vino. Hasta la ultima gota y lo que pueda quedar en mis labios. Estoy ante el jurado principal.
Se me acerca mi tía me da un beso tierno y me sonríe, como intentando animarme, me toma fuerte el hombro antes de retirarse, y yo sigo avanzando hacia el pequeño circulo que forman mi papa mi abuela y mis dos amados tíos hermanos de mi padre los Doinell en pleno.
Mi abuela me mira de arriba abajo. Mis tíos están parados en silencio escuchando atentos a mi padre despedirse
-nos vamos? - digo sin pensarlo, todos me observan en silencio hasta que mi abuela por fin suelta su veneno. Pero después de tanto ya soy inmune.
-toda la noche estuviste bebiendo. Como toda una señorita.
-estuve socializando. A eso me trajeron. Las otras chicas también beben.
-apenas un par de copas. Qué clase de educación es la que te hemos dado. Que hicimos para merecer a alguien como tú. No sabes mas que vivir en tu pequeño mundo de fantasía. Y algún día ya no estaremos para rescatarte y tapar la sarta de estupideces que haces.
-no te preocupes otros dos meses fuera de Francia. Eres muy buena para inventar pretextos. -dije sin pensarlo y apenas caí en cuanta de que pensé en voz alta me lamí los labios.
-no vuelvas a tutearme muchachita mal agradecida. -eso es lo último que dice mi abuela y me da la espalda alejándose a toda prisa. Mis tíos no saben que reacción deberían tomar así que solo se sus piran y niegan con la mirada.
-despídete nos vamos. -dice severamente mi padre.
Me acerco a mis tíos les beso la mejilla y me doy la vuelta no espero ni esperan ya nada por mi
Se decepcionaron hace tanto de mi y yo de ellos que ya lo aceptamos y ya no padecemos de eso.
Me doy la vuelta y avanzo tranquilamente y mi padre me sigue muy de cerca, veo todo a mi alrededor. Que bien se ve vacío que bonito esta. Que lastima de lugar.
Los músicos están guardando sus cosas, los largos, pesados y brillantes candelabros lucen tan maravillosos. Que pena que contemplen mi tragedia.
No siento miedo, solo estoy aburrida del largo sermón que me espera subiendo al auto.
El chofer esta listo con la puerta abierta esperando por nosotros. Me subo y suspiro profundo. Que ganas de poder beber así todos los días y conciliar el sueño y evitar perderme en ese blanco asqueroso en mi mente. Con mis emociones en su mayoría dormidas.
Solo espero a que mi padre empiece a hablar.
-el lunes vuelves a la universidad. -es todo no ha dicho nada más. Vaya, me sorprende. O quizá estoy hablando demasiado rápido. - mañana que estés sobria hablaremos.
-no estoy borracha. Puedo caminar y hablar perfectamente bien. No necesitas decirme nada nuevo. Me disculpare con lulu y asistiré a la universidad y me comportare. Y dejare de ser una egotista.
-crees que sabes todo no es así? Yo sé que estás pensando, lo sé. Y así no vas a cambiar nada. -sabe lo que pienso? Si claro. Sabe que pienso. Solo bajo la ventanilla y miro las estrellas, las luces.
- si no dejas esa actitud no llegaras a nada. Yo se lo que es tener tu edad. crees que lejos de tu familia vas a encontrar algo mejor? Por favor ya déjate de tus niñerías. Si puedes tomar como un maldito gañan puedes asumir por una vez tus consecuencias. ¿Dejar de arrastrarnos a todos contigo? – ya cállate, eso pienso. No sabes que pasa por mi mente. ¿Sabes que es blanco?
Que no me importa nada, ¿que no siento nada? Que comprendo que mi destino es ser basura y listo. Para que una carrera para que joyas para que ser una señorita de sociedad. Para que cuidar el buen nombre. No sabe nada. No sabe nada. Que mejor que irme lejos. Si tan egotista patética y estúpida soy para que me quieres aquí maldita sea. Que narcisista creer que sabe lo que estoy pensando que poca empatía.















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