sonrisas rotas

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Despertar junto a una linda chica siempre había sido tan reconfortante, más si es un día libre, desestresarte haciéndola suplicar que pares porque no puede con tanto placer y no detenerte. Disfrutar de su cuerpo sin culpa o compromiso, para poder salir sabiendo que no volverás a verla, y no hay culpa en ello.

Acariciar su cuerpo desnudo y sentir como tiembla después de terminar más de tres veces. Escuchar su agitada respiración. Pero ahora estoy aquí sentado comiendo un chocolate mientras ella duerme. Ella, cuyo nombre no recuerdo, fue una noche divertida pero no me quedan más ganas de ella. así que termino mi chocolate y me levanto para comenzar a vestirme sin prisas. Esta agotada. No va a despertar pronto, me paso la mano por el cabello y busco el resto de mi ropa. Mientras me saboreo los labios, creo que necesito mas chocolate.

Observo la casa de la chica, un departamento pequeño en la capital parisina. Casi vacío pero lleno de fotos en las paredes pegadas con cinta. En casi todas las fotos esta la chica con dos niños, que posiblemente sean sus hermanos, aunque no se parecen mucho. es inevitable el sentimiento de culpa que me cae como bulto de cemento sobre la espalda sin previo aviso. Ver a esos pequeños, pensar en tantas cosas que justo anoche jure que olvidaría. "tengo un sueño lejos de aquí"

Puedo escucharlo tan claro como si estuviera otra vez junto a mí. Y no puedo estar un segundo mas aquí. Me visto tan rápido como puedo y me voy.

Subo a la moto y recorro las calles de parís intentando dejar todo atrás. No creí que seria tan duro cuando casi le supliqué a sam que la dejara vivir al descubrir que el golpe le había provocado amnesia. Debí terminar la misión y matarla en aquella cama mientras dormía. Pero no puedo volver atrás y ahora que la veo caminar, tan altiva y hermosa como siempre me temo que no podre dispararle, no de frente y no me perdonaría hacerlo por la espalda, seria un insulto a lo que un día fue. Aquí la única verdad es que debo dejar de pensar en ella y en lo que paso. Ya no puedo hacer nada, ni por ella ni por mi y no quiero que nadie mas lo haga, fue mi decisión y buena o mala debo afrontar sus consecuencias.

Se la ve feliz, libre de recuerdos y de culpas, si bien su sueño murió aquel día junto con su memoria, no se le ve sufriendo por eso o eso quiero creer para consolarme un poco y quitarme un poco la culpa.

Muero de hambre. Me detengo en una cafetería que se ve y huele bastante bien, y seguro tienen un buen postre. Bajo y un bostezo se me escapa.

Cuando escullo que alguien dice mi nombre, volteo desconcertado y veo a los Colula junto a otro chico que medio recuerdo haber visto en la universidad cerca de Jeannette de vez en cuando, pero no recuerdo que estuviera en la fiesta. Abi creo. Se acercan rápidamente y me preguntan si iba a entrar a le petit café los Colula al unisonó se nota que son sociables, el otro chico esta mas ausente, casi puedo sentir que esta tan desesperado como yo por escapar de ese par.

-ya conoces a Adi? -pregunta Michael

-no tengo el gusto

-pues los presento, el es Himura? Himura Kazuki asistente del nuevo socio de Doinell

-Adi Cerqueda – responde cortante el chico y me extiende la mano a lo cual respondo de la misma manera.

-entramos al café? -insiste John y con un gesto forzado asiento. Muero de hambre y no planeo poner excusas para ir a buscar otro lugar, total son solo un trió de mocosos consentidos, podría ser divertido escuchar sus tonterías. O de eso me quiero convencer, la verdad es que quiero saber de ella. Y me estoy asqueando de mi mismo y mi inminente deseo de autodestrucción. Entramos al café y buscamos un lugar para los 4, desentono totalmente. Ellos vienen casi de traje, como los rusos estúpidos, traen gafas de sol y relojes innecesariamente costosos. Peinados sofisticados que de no saber que son niños de familias respetables pensaría que son gay. Pero eso es lo de menos, yo se que las chicas voltean a verme a mí. A pesar de tener pinta de causa perdida. Solo los sigo hasta que llegamos a una buena mesa y la mesera nos acerca la carta.

Adi no hace mas que revisar el teléfono constantemente, se le ve ansioso.

-no te va a contestar – le dice Michael

-quien? – responde Adi un poco confuso y ambos se miran fijamente claramente se puede sentir la tensión que hay. Casi puedo ver las ganas que tiene Adi de golpearlo y una risa ahogada se me escapa.

-vamos se que esperas que Jeannette te conteste, todo mundo sabe que ayer la llevaste al hospital. ¿Que estaban haciendo eh?

-estábamos caminando. Se desmayo y la lleve al hospital.

-se desmayó? -susurro y los tres voltean a verme esperando que repita lo que dije. Pero después de unos segundos Adi continua.

-como sea, espero mensaje de mi papá teníamos cosas que hacer y estoy aquí, tomando chocolate.

-relájate era solo una pregunta. – dice John mientras llama a la mesera para que podamos ordenar y le agradezco por eso. Porque realmente muero de hambre. Una noche como la que pase siempre me deja con hambre y ganas de más. Pero esta vez solo tengo hambre. Ellos piden la baguette ligeramente tostada. Tartines, viennoiseries, pains au chocolat, brioches pan con uvas, un zumo de frutas grande y bebidas calientes: café, té y chocolate caliente para todos. No se complican mucho la vida. Que les puede importar, van a heredar millones y tendrán su trabajo seguro en las empresas de sus padres, ni deberían matarse tanto estudiando, si es que lo hacen. Comienzo a morderme el labio mientras pienso que no debería estar aquí. No es cómodo. Cuando comienzan con sus preguntas.

-que te paso en los nudillos?, cualquiera diría que la pared te quiso sacar pelea. -Michael es realmente tan estúpido.

-entreno demasiado, me deje llevar. Con tanto trabajo en la oficina. Necesitaba desestresarme. Hemos estado muy ocupados con eso. Con los nuevos negocios. -sam estaría matado de risa de verme aquí.

- lo imagino. – la mesera comienza a traer las bebidas y me sonríe mientras me da mi café, sonrisa que no puedo evitar devolver con mi usual cinismo de seductor misterioso. Como ella lo llamaba. Todo el tiempo recordando lo coqueto que soy con mis seductoras sonrisas rotas. Sonrisas rotas que derriten el corazón de las chicas.

-que buen par de piernas- dice el pedante de Michael apenas se aleja la mesera. De verdad aceptar desayunar con estos tipejos confirma el odio que me tengo. Solo me rio un poco y comienzo a tomar mi café.

Esta delicioso y apenas traen el resto no puedo parar de comer. Casi no les presto atención, pero parece ser que no soy el único que quiere irse. Adi lleva la misma o mas prisa que yo por irse. De vez en cuando hacen preguntas estúpidas, sobre donde compre mi ropa, o quien me corta el cabello. me siento como en reunión de chicas chismosas pasadas de los 30 solteras y aburridas.

Pero esta todo tan delicioso, que repito algunas porciones y los tres me ven como un extraterrestre. No puedo evitarlo y no me angustia subir de peso. Realmente con tanto trabajo pierdo las calorías tan rápido como las consumo. Por lo menos en algo valió la pena soportarlos tanto tiempo. Aunque ahora muero de ganas por saber mas de ella. Pero no, no lo hare, ya me falle dos veces en menos de 48 horas. No voy a permitir seguir torturándome de esta manera.

Cuando traen la cuenta, la tomo de prisa y saco el dinero. No es que quiera quedar bien con ellos. Pero no voy a soportar que discutan cosas sobre la cuenta, o la propina y sus banalidades de niños mimados, así que pago todo y dejo una buena propina para "la chica con el hermoso par de piernas"

-bueno chicos, debo irme tengo cosas personales que hacer antes de empezar la semana, Adi un gusto. Con su permiso. -los tres me ven con cara de bobos se despiden algo confusos y me alejo lo más rápido que puedo de ellos. Necesito ir a casa, entrenar un poco. Comprar cosas para mi colección de niño ñoño y seguir lavando mi alma de cualquier resto de su existencia. Y no lo hare si sigo así. Haciendo lo que hago solo consigo sentir como se me clava su mirada en mi oscuro ser. En mi podrido corazón, se entierra cada vez mas y no voy a permitirlo.

No me importa deba llorar lágrimas de sangre.

otra tediosa noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora