dudas

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Amazing de Aerosmith suena a todo volumen mientras recorro la carretera y dejo Paris perderse a mis espaldas. Todo parece sincronizarse y aunque soy consciente de que ni a putazos voy a llegar.  En este momento disfruto de mi moto y mi camino escuchando obras de arte. No sé porque Sam no me dejo salir antes, yo no hice ni aporte nada importante a la firma del contrato. Solo de mono entrenado. 
Pero es el jefe y se ganado el respeto que le tengo sin tener que imponerme nada. Ha sabido ser un líder. Y un amigo, un hermano para mí.  Así que no entiendo si lo que quiere es probarme.  Si cree que no podre soportarlo. Me insulta. Siempre me he esforzado por hacer bien mi trabajo. He aprendido y aceptado mis consecuencias, sin importar si eran para bien o para mal. No tengo nada que perder, ya no.  Tomo aire y acelero, termina la canción e inmediatamente suena el teléfono, los audífonos en automático contestan. No puedo perder una sola llamada de trabajo, nunca lo he hecho no importa lo sucias que tenga las manos, puedo confiar mas en ellos que en un asistente.
-bueno- respondo concentrado en mi camino.
-donde estas? – dice una voz al otro lado de la línea con un acento extraño, apenas si habla francés
-saliendo de parís.
- saliendo de parís.... -titubea un momento la voz
- llegare rápido.
-llegaras un par de horas antes. -dice de repente y me freno, observo mi reloj son casi las diez de la mañana que carajo está diciendo este imbécil por quien me toma?, pero antes de decir cualquier cosa la voz prosigue – anoche hablamos con le Monsieur Sam. Le notificamos que llegaríamos a las 3 de esta tarde. Por un problema con el cargamento.
-problemas con el cargamento? ¿Graves?
-no – responde la voz un poco dudosa. Mi tono de voz empieza a sonar más enérgico y severo –le Monsieur dijo que te notificaría a ti y tu equipo. Lo lamento
Que mierda pretende que diga que es mi error y me disculpe, por quien me toma. Por un novato. Solo cuelgo la llamada. Me acerco a la orilla del camino me quito el casco y saco mi teléfono, respiro profundo. Tanto como puedo. Y le marco a sam.
-Kazuki. – responde con esa voz tan calmada que no se si me calma o me molesta justo ahora
-con que.... Llegaran a las 3.
-así es. Espero no vayas por allí conduciendo como un salvaje. No quiero quedarme sin asistente por un trágico accidente en carretera. – lo escucho encender su encendedor.
-eso no pasara, puedo preguntar. ¿Porque no estaba enterado? – pregunto lo mas calmado que puedo.
- no era necesario, te vez muy bien de traje. ¿Solo estabas siguiendo mis órdenes y saliste a tiempo, no es así?
-sabes que siempre te he sido leal. Que te respeto, pero no entiendo esto. No pude cambiarme. Vengo en traje no me puse ni guantes. Tengo las malditas manos heladas. 
-y te duele más cuando golpeas a la gente. Creí que eso te gustaba. – se burla un poco
-entiendo. -digo por fin y casi sin poder evitarlo ya estoy de nuevo mordiéndome el labio.
-desayuna algo. Cómprate ropa tira el traje. Dáselo a un gitano. Y relájate un poco.
Me cuelga el teléfono y solo quiero golpear algo. Comprarme ropa. Estoy saliendo de la ciudad. Donde carajo quiere que me compre ropa. Me recargo en mi moto y dejo caer mi cabeza hacia atrás. Que debería pensar después de esto.
La sangre empieza a escurrirme del labio y me paso la manga del saco. Para limpiarla.  Después la saboreo y vuelvo a ponerme los audífonos, ponerle play a mi música. Guardar el teléfono y ponerme el casco. Seguro me veo ridículo vestido así en una moto deportiva. Como cuidare los negocios vestido de james bond.
Estamos ampliando los negocios y sam solo piensa en fumar. rusos. Solo de pensar que esta será la primera impresión que se llevan de mí. Me subo a mi moto y prosigo mi camino.  Acelero un poco más. Pensándolo bien intentare comprar ropa mas apta llegando a Marsella, tengo todo menos tiempo. Ir de compras. Patético, pero no puedo perder de vista mi objetivo. Debo cumplir mi misión. Correctamente. Sin titubeos, así que me relajo y disfruto de la larga carretera y su verde paisaje. 

Al llegar a Marsella bajo un poco la velocidad y veo la hora. Genial casi una hora antes. Busco alguna boutique que me agrade, lo mas deprisa que puedo, siempre atento. En este negocio nunca se sabe que pueda pasar.
Trato de no alejarme del puerto asi que voy a la plaza mas cercana en vez de perder el tiempo recorriendo Marsella, llego a marche du soleil y estaciono mi moto.
Llamo a mi compañero para asegurarme de que el equipo está en posición y que me informen de la situación. No me llevo bien con los novatos, entrenarlos y perderlos puede llegar a cansar. Es tiempo. Tiempo invertido en causas perdidas. Pero las ultimas misiones después del... incidente. He escogido personalmente a mi equipo. Y esta vez tampoco fallaremos. No volveré a cometer una estupidez en mi trabajo.
El más mínimo error es peligroso. No me importa lo que diga sam. Después de dejar el casco acomodado y la moto estacionada busco el número de teléfono asignado esta ocasión a mi compañero y camino por la plaza buscando rápidamente mientras espero respuesta.
-alo?
- alo? ¿Qué es eso? – respondo mientras veo una boutique que me llama la atención.
- estamos en posición, solo esperamos tu llegada. El barco ya esta arribando. – dice mi compañero evitando contestar mi pregunta, entro a la tienda y saludo al vendedor con una señal amable, aun que mi cara delata que no estoy del mejor humor, volteo a todos lados mientras escucho el reporte de mi compañero acerca del cargamento. Le señalo al vendedor un pantalón negro bastante versátil, una playera gris oscura, una chaqueta de cuero negro con estoperoles y cadenas, unas hermosas botas negra de charol, algo ligeras pero funcionales. Y un cinturón
-entiendo -digo al teléfono mientras le pago al vendedor que me señalaba el vestidor, le agradezco con mímicas y me voy sin recibir mi cambio. Entro al baño a toda prisa y me cambio. La misión suena demasiado fácil para poder ser verdad. – es todo lo que sabemos de ellos? Ex militares rusos. Metidos en trafico de armas. Negociando con un americano en Francia.
-sospechas algo?
-no, no concretamente. Uno de ellos me llamo. Para asegurarse de que llegaría a tiempo y de que estaba informado de la hora. ¿Ustedes sabían la hora? Sam hablo con ustedes – termino de vestirme casi sin problema y meto el traje a la bolsa de la ropa nueva, salgo del baño y la dejo en una banca y voy de vuelta a la moto.
-nosotros llegamos anoche. Se suponía llegarían a las 10 am, después de instalarnos sam nos mandó mensaje informándonos la hora.
-comprendo. Que no los vean. Voy para allá.
Cuelgo el teléfono y saco de la moto mis herramientas de trabajo. Algo no anda muy bien. Pero quizá solo es la paranoia de haberla vuelto a ver.

Hace un par de años que controlamos casi todos los puertos. De Francia e Italia. Sam no se anda con rodeos, pero esta vez no tiene buena pinta el negocio. Los mexicanos y sudamericanos han sido buenos negocios en su mayoría.  Entiendo que quiera extender el negocio, algo no esta bien.
Por desgracia para mí, en este trabajo, si algo no esta bien lo finalizamos y cortamos de tajo el problema o se nos va la vida en ello. Juramos lealtad por encima a nuestras familias. Sabemos que no es juego. Llego al puerto sin ningún otro contratiempo. Estaciono mi moto y bajo, listo y con paso firme. Se quienes están de nuestro lado, los cargueros, los de seguridad. La policía. Con algo de dinero puedes comprar muchas cosas, aunque por desgracia no siempre te llena.
Voy caminando saludando con un leve movimiento de cabeza a unos cuantos guardias, sin voltear a ningún lado o preguntar algo. Se donde esta ubicado mi equipo, y que me respaldaran de ser necesario.   Llego al lugar y puedo ver el barco próximo a arribar lleno de cajas. Los camiones tan listos esperando mi señal. Todo el mundo menos yo lo sabía. Ese tipo de errores pueden costar mas vidas. Vidas inocentes muchas veces. No puedo culpar a sam de todo. Yo debía llamar a mi equipo.  Contrario a eso le reclamo a mi jefe. Respiro y me rio de lo estúpido que estoy siendo. No puedo perder así la cabeza pensando solo en...
-en aproximadamente 15 minutos estará llegando el barco – me dice un hombre que sostiene una radio cerca de su boca, lo observó y asiento mientras el aire agita mi cabello y la brisa del mar entra en mis pulmones.  Comienzan a llamarlo por la radio y el hombre como con miedo de perderme de vista, como si fuera la presa y yo el cazador. Como si temiera a perder mi mirada y perecer gracias a esto, voltea lentamente la cabeza casi sin perderme de vista y contesta.
-voy para allá. -dice el hombre, me hace una ligera reverencia y corre como si la vida se le fuera en ello, no puedo evitar mofarme de él. Y negando un poco con la cabeza observo el reloj, solo 15 minutos para un nuevo negocio.  No debo darme el lujo de pensar en que hare después de esto. La vida me ha enseñado que por mas esfuerzo que pongo hay cosas que no están en mis manos y que no siempre vuelves a casa. Me he vuelto bueno en esto, pero lo cierto es que he dejado pedazos de mi vida en esto al terminar cada misión. Pero esa fue mi decisión. Este es el camino que elegí, el que sigo y del cual no puedo quejarme.
Tampoco desviarme. En parte golpear a otros, ver el color de la sangre, escuchar sus suplicas se me ha vuelto un vicio. Un vicio mas fuerte que el que tienen nuestros clientes por nuestra mercancía. Tampoco tengo para donde desviarme. No se hacer otra cosa. Soy bueno en esto. No tengo y no quiero ni necesito otro lugar para llegar.

otra tediosa noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora