Anubis

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-Impala. Eres el más valiente de mis caballeros. -la tarde comenzaba a refrescar cuando le rompí el corazón a una de las personas mas importantes en mi vida.

-mi reina... - decía el mientras contenía las lagrimas y temblaba completamente. -tienes mi lealtad, mi amor incondicional no solo en esta vida, si no en la siguiente.

-basta, me duele oírte decir esto. Porque no soy dueña de mi corazón, se lo he entregado a alguien mas y no puedo dártelo, en eso no tengo poder o decisión. Claro está que tú siempre estarás dentro de mí y mi existencia y yo estaría dispuesta a morir por ti, eres un hermano para mí. Te lo dije en algún momento en el pasado, estas terriblemente enamorado de alguien que no debes, saber que solo piensas en verme es horrible, saber que soy causante de tu pena. Jamás te di motivos, hay un mal entendido, no es correcto, no es lo justo que llores por mí, no debo ser una sombra en tu existencia, que por haberme conocido tengas una herida abierta en el pecho aun mas grave que la que te pueda hacer un arma humana. Me hace desear alejarme de tu vida, sentirme culpable y egoísta porque no quiero perderte, pero si es lo mejor para ti debo hacerlo.

-sabes lo que se rumora de Iff – decía con rabia a modo de reclamo.

-sabes lo que se dice de mí. -conteste tranquila mientras mi mano se acercaba para acariciarle el rostro. – y aun que fuera cierto lo que se dice de él, Iff es quien desgraciadamente se robó mi corazón, así sea un error no hay nada que pueda hacer para sacarlo de allí. Nada Impala y tú no mereces miserias, no mereces conformarte con un poco de amor.

-son puras mentiras mi reina! - grito deteniendo mi mano de golpe y mirándome severamente. -yo por usted podría...

-aun así, la gente lo cree impala y no podemos juzgar a Iff quien ha estado con nosotros demostrándonos su incondicionalidad por los últimos 4 años. Son tiempos difíciles y la gente se deja llevar por rumores y mentiras.

-el amor que le tiene está poniendo una venda en sus ojos.

-quizá sea otra cosa lo que te esta cegando a ti. -respondí a la defensiva retrocediendo unos cuantos pasos

-eso jamás pasaría mi reina, lo sabe. – las lágrimas por fin brotaban de sus ojos

-eres un ser muy noble impala, una persona increíble, eres maravilloso... impala mereces a alguien que pueda darte un corazón completo. Que puedo entregarse a ti en cuerpo y alma, llegara alguien que compartirá la vida contigo, que te enseñara a amarte como deberías hacerlo. No debes conformarte con menos, jamás, no debes creer que no lo mereces.

Impala solo sonreía mientras se secaba las lagrimas y me dolía en lo mas profundo de mi verlo así, no intente detenerlo después de que hizo una reverencia y beso mi mano con ternura y se retirara sin decir una palabra, deje de verlo una semana, le informo a Rangvall que necesitaba un tiempo para descansar de sus labores, mando a decirme que comiera sin importar las labores del día. Llegué a culparme por su dolor, pero no me atreví a buscarlo el tiempo que decidió salir de mi vida. Si hubiera sabido que seria la ultima vez que pudimos hablar, si hubiera sabido que la última vez que lo vería seria entre penas y agonía, mientras mi alma iba y venia del mundo de los mortales, verlo angustiado junto a Rangvall por mi no fue nada reconfortante.

-Oh Anubis, sabio Anubis. porque permitir a los traidores vivir, porque hay en el mundo mortal personas sin alma? Iff cumplió con su misión y me mato en todos los sentidos liberando así a mi pueblo de su supuesto verdugo, pero ellos, mis chicos, mis valientes caballeros, ellos habían sido leales con él, le dieron un hogar cuando no tenia a donde ir. Y el dejo solo a mi chico cuando mas lo necesito, cuando tenia roto el corazón. Y yo no pude curarlo, porque era lo mejor, me sentí como veneno para el y su existencia en ese momento. Si yo fui la plaga en su historia, no debía traicionarlos así, haberlos usado como escalón para cumplir su asqueroso y egoísta propósito. Ahora frente a ti. Lista para entrar al juicio de Osiris, segura de poder recitar los nombres de los 42 jueces y de que mi corazón será justo. Solo quisiera un poco de justicia con mi nombre, siento rabia, poderoso Anubis, un poco de paz para mí lo suplico, saber que fue de ellos después de que mi alma abandono mi cuerpo y mi cuerpo fue llevado con los diestros en el arte de la muerte. - grito furiosa en este extraño y oscuro lugar en el que aparecí después de que mis ojos no volvieron a abrirse para ver a mis caballeros llorar mi muerte.

-soberana de Egipto, hija mía, has servido fiel a este tu reino. – hablo Anubis con una voz que te llena de paz, jamás hubiera imaginado que así sería la muerte, brotando de la nada con su imponente figura, en este oscuro camino para llegar a la sala en la que seré juzgada, un rio azul oscuro y profundo que podría pasar por negro atraviesa el paisaje y no hay nada más, al menos no visible para mi.- hija, sé que hubo un momento en el que parecías ser alguien importante en la vida de Iff, pero soy honesto al decirte que no sé qué paso en su corazón para que dejara de ser así, lo que representabas en su vida, no sabría decirte en qué momento se tornó en tu contra.

-no puedo comprender que hice mal o en que falle, soy consciente poderoso Anubis de que como un simple mortal tuve errores y quizá muy graves, pero...

-hija mía, no solo tu sufres con esto, Iff sufrirá lo doble que tú, tenlo por seguro, nadie hará por el lo que tu hiciste. Nadie va a ser por ni para el lo que tu fuiste, ten por seguro de que morirá sabiendo el pedazo de estiércol en que se convierte todos los días sintiendo asco por el mismo y retorciéndose en sus pesadillas pues nadie va a darle el abrazo que le diste. Le diste mas de lo que debías, ese fue tu error, le diste tu cuerpo, tu tiempo y todo tu cariño, le diste todo y fuiste cómplice de sus caprichos. Le diste un hogar y una historia, no te falto nada, a el le falto un poco de valor para enfrentar su egoísmo y su ambición.

Jamás imagine que Anubis, un dios tan cercano a la muerte pudiera hablar con esa paz y ese amor. Me toma por el hombro y me dirige al rio del cual surge una barca y una luz comienza a iluminar gradualmente el camino. Es una luz hermosa que sale de una puerta que se está abriendo donde había nada, subimos al barco y Anubis sereno y tranquilo camina por el barco que avanza tranquilo por el místico rio. Pronto estaré frente a Osiris y sus jueces, recitando sus nombres y la ley de Maat para poder pronto llegar a Araru y olvidar pronto todo mi dolor, el pesar de no haberme podido despedir de mis amados compañeros, de no haberlos visto sonreír una ultima vez.

-tranquila hija mía, prometo que las veras pronto... en otra vida. – dice Anubis como si pudiera leer mis pensamientos y aun que no comprendo sus palabras no quiero preguntar solo se que son un consuelo para mi angustiada alma.

otra tediosa noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora