aprender a reír

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- hola! – dice Wen apenas abro mis ojos y parpadeo un par de veces antes de estar segura de que no es un sueño. No es otra ilusión de mi mente.

-hola Wen. – digo finalmente un poco desanimada, aun me siento adormecida. -que haces aquí, que día es?

-tranquila, es fin de semana, pase a saludarte aun que los medico me aseguraron que quizá no estarías despierta.

-Wen, quiero preguntarte algo...

-dime. – dice ella mientas se levanta del sillón donde esperaba y se acerca a mi cama.

-no quiero que me odies. Quiero que me digas. ¿De que estas enferma?

-no es momento de hablar de eso Jeannette, estas recuperándote y no me gustaría ser lo ya que te altere. -me da la espalda y la noto nerviosa.

-quiero saber, necesito saberlo. Necesito salir del abismo en el que me encuentro. Te estoy siendo sincera Wen ayúdame a salir de este lugar, necesito recuperar mi vida, o parte de ella. No quiero seguir aquí, no quiero seguir así, necesito avanzar y hasta donde se... tu eres mi mejor amiga, quiero ayudarte, quiero entenderte y quiero que me cuentes de mi vida. Hasta antes de mi viaje. – le tomo el brazo y ella se niega a darme la cara.

-no es fácil para mi hablar de mi enfermedad, quiero pensar que no olvidaste mi forma de ser. Mi manera de pensar.

-ese es el problema Wen. No puedo recordar ni como era yo. Todo es confuso. No puedo saber que me gusta o que no. Quizá así pueda recuperar algo de mí, o no perder lo poco que me queda de ella. Siento que esta no es mi vida, que no pertenezco aquí, que mi familia escogió todo lo que debía gustarme, o algo así, que ellos lo deciden todo y es horrible.

Wen voltea lentamente y puedo ver como las lagrimas brotan de sus ojos, corren descontroladas por su pecoso rostro.

-tengo Sida Jeannette, no me gusta hablar de esto, es tan vergonzoso.

-como? ¿Hace cuánto lo tienes? ¿Yo ya debía saberlo? Dímelo... dímelo por favor quítame esta culpa que siento ahora.

-cálmate Jeannette, te estas alterando. Y volverán a sedarte.

-sedarme?

-mira prometo contarte todo cuando estés mejor, ¿sí? Pero no quiero que le digas a nadie que lo hare, a nadie, ¿me entiendes? Y no, no te angusties, la tenia desde unos meses antes de que te fueras... pero me enteré cuando tu no estabas en Francia, no tenias manera de saberlo, no te lo conté por mensaje no creí que fuera la forma correcta de hacerlo y buscaba la mejor oportunidad para contártelo cuando volviste. Así que por ese lado puedes estar tranquila.

-gracias Wen. – le tomo una mano y ella se seca las lagrimas del rostro y me sonríe, me hace sentir mejor tenerla aquí junto a mí, es una sensación nueva a partir de mis nuevos recuerdos, donde todo parecía estar perdido.

-buenas tardes señoritas. – dice mi abuela entrando en la habitación poniendo inmediatamente el ambiente tenso. – Wen que sorpresa el verte aquí, pero debo pedirte que me dejes a solas con mi nieta.

-por su puesto. Nos vemos Jeannette, me alegro mucho ver que estas mejor y espero que te recuperes pronto para que volvamos a salir a pasear. Como en los viejos tiempo. – me sonríe y suelta lentamente mi mano. Y me siento bien, extrañamente bien.

Poco a poco se aleja y antes de salir de la habitación, voltea, se despide una vez mas y hace una cara graciosa que me hace reír y me siento tan ajena a todo esto que no puedo evitar tocar mi pecho y reír solo reír, a mi abuela parece molestarle, lo noto en la manera de arquear su ceja.

otra tediosa noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora