ansiedad

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El resto de la mañana fue tan normal, desayune sola en la cocina viendo a las chicas apurarse, y verme comer sin ganas observando a la nada, mi madre desayuno en su habitación para después salir a atender sus plantas y mi hermano salió con sus amigos.
Pase el resto del tiempo en mi cuarto presionando cada que podía el moretón mientras observaba el techo y buscaba figuras en él. Pero justo ahora siento una terrible ansiedad, que no me deja en paz. Que solo me hace pensar en que debería salir corriendo.  Una desesperación fatal. Ya no es nada blanco, cada color alrededor es intimidante y saturado, las paredes parecen caer sobre mi y el techo hacerse pequeño.  Mas pequeño cada segundo, mas agresivo el sentimiento. Presiono fuerte mi pecho molestando el moretón e instintivamente me muerto el labio tan fuerte, aunque no lo siento así hasta que noto que empieza a sangrar. me siento incapaz de limpiar la sangre así que siento como baja lentamente hasta mi cuello. Mi corazón va tan rápido que siento que en cualquier momento saldrá furioso para poder calmarse y dejar de latir.
Tengo que hacer algo al respecto. Me esta aplastando, es mas fuerte que yo y es horrible, tomo todo el aire que puedo y me levanto de golpe con toda mi fuerza para quitar de encima la presión que me aplasta contra la cama, salgo disparada y apenas me incorporo un poco tomo mi bolso y salgo tan rápido como puedo escuchando cada sonido mas agudo de lo normal. No sé cómo puedo estar de pie y avanzar, el pasillo se hace enorme cada paso que doy parece que retrocedo y no puedo gritar y estoy segura de que mi rostro es tan inexpresivo que me daría miedo verlo. Después de minutos que parecieron años, logro salir de casa azotando la puerta tras de mi haciendo vibrar los vitrales y siento como mis dientes tiemblan al mismo tiempo. Me recargo un momento en la puerta y saco el teléfono de mi bolso. Las tres de la tarde apenas las tres. Lo guardo a toda prisa ignorando todas las notificaciones que nunca se detienen, me enderezo y camino lo mas firme que puedo, aguantando hasta que no puedo mas estas ganas que tengo de correr, cualquiera diría que llego tarde a una cita importante, pero no puedo evitarlo, es más grande que yo.  Si no lo hago voy a caer aquí y mis costillas oprimirán mi corazón hasta que se aseguren de explotarlo.  Corro tan rápido como puedo, tanto como mis piernas me lo permiten, no se que es esto. No se cuanto he avanzado, me detengo un poco y volteo hacia atrás ahora puedo sentir como alguien me apunta con un arma, no se desde donde, pero lo hace, me apunta con un arma en algún parte escondido lo sé, puedo sentir su mirada, su respiración calmada, observándome tan indefensa listo para matarme. Y que las vecinas que chismosean por las ventanas griten al ver mi cuerpo desplomarse.  Me sostengo un poco de una reja del vecindario, mirando a todos lados, si me va a matar que lo haga ya, ahora, no puedo correr más, me voy a desmayar. Camino hacia atrás sin dejar de ver a todos lados hasta que piso algo blando y no puedo evitar gritar cuando me toma por los hombros.
-Jeannette – dice Adi – me pisaste que te pasa?
-sácame de aquí – es tonto, pero es todo lo que puedo decir. No puedo decir mas no se que tan mal me veo que no lo duda ni un segundo, me sostiene de un brazo y me lleva rápidamente a su coche mirando atrás. será que vio al sujeto del arma? Me ayuda a entrar en el coche cierra la puerta y corre a subir, enciende el auto y salimos de allí. Maneja un rato sin decir o preguntar más. Solo voltea a verme de vez en cuando, va muy deprisa es muy hábil manejando. Me siento como en película de acción con todo y la terrible sensación de estar escapando de la muerte. No puedo evitar voltear a cada rato. Y Adi no sabe que sucede.  Hace rato salimos de Île Saint-Louis y no se detiene esta sensación. La velocidad del auto deportivo empieza a bajar y a salir del camino, pronto estamos a un lado del Sena en un espacio verde y tranquilo. Apaga el motor y revisa su celular antes de decir cualquier cosa, lo veo escribir a toda prisa y respirar profundo antes de bloquear el teléfono, cerrar los ojos y dejar todo su peso caer en el asiento. Yo no puedo dejar de mirar por la ventana, hasta que su mano toca la mía y salto del susto.
-tranquila – dice un poco molesto
-perdona, en verdad lo siento mucho, no te molestes.
-mi padre es el molesto, acabo de cancelarle una cita importante y pasarme dos altos. ¿Serias tan amable de explicarme que pasa? ¿Corriste desde tu casa hasta la mía?
- no esta tan lejos- digo en voz baja que casi creo que no me escucho y me encojo en el asiento, subo mis piernas a mi pecho y recargo mi rostro en mis rodillas mientras abrazo mis piernas.
-estas descalza – me toca los pies y se ríe, estoy descalza, corrí descalza 4 cuadras. Suspiro y dejo salir el aire lo más lento que puedo.
-te asaltaron?
-no, yo solo estaba en mi casa y se me ocurrió salir a correr
-que te pasa? – se talla los ojos y se le puede ver algo confundido. Dirige su mirada nuevamente a mi y espera una respuesta eso es obvio. – adonde ibas?
-solo quería ir lejos. Quería salir antes de que regresara mi padre y en silencio que apenas Sali cuando iba a ponerme los tenis eché a correr, y después me pareció ver que alguien me apuntaba con un arma.
-en mi calle?
-sí, no me había percatado que era tu calle, o tu casa – poco a poco la sensación de va pasando, poco a poco todo vuelve a ser blanco. Porque no solo puede ser intermedio y normal.
- si es así hay que reportarlo- me da su teléfono
-traigo el mío, pero no se si sea bueno alarmar a las personas, además si iba por mi ya no debe estar allí. – le empujo su teléfono volviendo rápidamente a mi cómoda posición casi fetal.
-pero puede ser un ladrón o algo peor. Es un lindo barrio podría estar alguien mas en riesgo. – siempre tan terco siguiendo las estúpidas normas fingiendo que es libre. Suspiro profundo y tomo mi celular para reportar lo sucedido. Apenas puedo explicarle a la policía lo que paso, aun tengo ansiedad. Atenderán rápido el reporte es un barrio lujoso, agradezco y cuelgo volteando a ver a Adi que no ha dejado de verme desde que inicie la llamada.
-te llevare a casa. – enciende el auto y se dispone a iniciar el viaje.
-no. -me opongo rápidamente – déjame aquí. -insisto
-Jeannette no digas tonterías como te voy a dejar descalza aquí- insiste
-llamare un taxi, necesito estar lejos de todo un rato.
Se sacude un poco desesperado el cabello y apaga el motor.
-bien, caminemos. ¿Quieres caminar? -pregunta. Yo solo asiento, si caminar… caminar a lado de la persona que en algún momento fue el amor de mi vida. O por lo menos algo platónico fantasías de niña. Pero que ahora no me deja ser totalmente yo. Que piensa tan diferente a mí a pesar de haber compartido ideas por años. Planes y bromas tontas. ¿Dónde está el tiempo juntos? Solo lo veo salir del auto para ayudarme a bajar y pienso que no es el único que no me reconoce ya.  Yo tampoco se quien es. Siento que, aunque tuviera mis recuerdos en su sitio no sabría quien es.
Se le ve cansado y aburrido de la vida, pero tampoco lucha por mejorarlo.  Verlo así solo confirma que volverte adulto es un a mierda. Pero me da miedo preguntarle si se siente como yo.
Abre la puerta y me extiende la mano, la tomo y bajo lo mas segura posible. Me deja un rato parada junto al auto mientas busca algo. Cierro los ojos y me abrazo. Este fresco, ahora puedo sentir el viento. Que tortura. De repente me pone un suéter y abro los ojos, le regalo una desganada sonrisa como gesto de agradecimiento y comienzo a caminar. Me sigue muy de cerca, aunque en silencio. Hasta que puedo preguntarle
-te imaginas como seria vivir en un mundo completamente blanco y frio… como si fuera mármol?
-no. No me gusta el blanco. No me lo imagino ni se como seria. – que desilusión. Que mente tan cuadrada. Esta mas muerto que yo, pero con la diferencia de que a el parece gustarle esa comodidad de la que los muertos disfrutan.
Para que peleo. Ya no entiendo.
-volveré el lunes a la universidad- digo obviamente cambiando el tema, quizá eso si quiera responderlo
-genial supongo, estas bien con eso?
-si, claro quiero volver y ver a wen -sonrió 
-claro! ¿Y a Angelic no?
-sí, si – digo lo mas animada que puedo. Aunque no recuerdo a nadie con ese nombre 
-mentirosa, no hacíamos mas que burlarnos de ella, y su tenido cabello. -se detiene de golpe – es una nueva rica. Una aparecida. Y nos daba gracia su llamativa forma de ser. ¿No recuerdas nada?
-serias tan amable de informarme. Te lo agradeceré – digo casi ahogando mis palabras
-te accidentaste, conducías ebria. Hiciste un caos y a tu familia le vino muy bien tu amnesia para sacarte de tu excesiva y excéntrica forma de vivir. -dice enojado.
- eso es todo? ¿Estás diciendo que por conducir borracha pasa todo esto? -miente. Lo sé. Mi madre no me soporta la mirada, evita verme. Nadie me ve igual y está diciendo que fue por conducir ebria y causar un caos –¿mate a alguien? – eso es lo que nos alejó? Lo que tanto le molesta.
-no. nadie murió. -dice mientras el viento parece evitar una eminente discusión entre los dos. Sopla tan fuerte que nos divide kilómetros a pesar de ser unos cuantos pasos lo que nos separa.

otra tediosa noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora