confusión

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-dónde estabas? - pregunto desde el rincón oscuro en el que he estado esperando a Sam desde que termine mis deberes. Me preocupa que este mal o que le haya pasado algo malo porque no suele ausentarse del trabajo.

-los patos disparándole a las escopetas Kazuki? -dice el mientras entra calmado y enciende las luces, me mira con seriedad y se sienta lentamente buscando sus cigarrillos.

-no es eso. Pasaron cosas importantes y no pude contactarte.

-pues ya estoy aquí, te escucho.

-primero me gustaría saber si sabias o que sabias acerca de Grisha.

-lo que todos saben.

-sabias que nos exponíamos y aun así hicimos negocios con él.

-Kazuki, sabes mejor que yo que tienes que tener cerca a tu enemigo, si no estuviera seguro de que podremos contra un perro hambriento no lo hubiera traído a esta tu zona de confort.

-fue demasiado arriesgado.

-si no puedes con esto solo dímelo. Porque ya me estoy cansando de esta situación.

-me escondiste información necesaria. Sabias que era probable, no. Tenias la certeza de que los rusos nos jugarían chueco. – digo un poco alterado y molesto.

-solo pensé que les costaría mas trabajo llegarle al precio a nuestros chicos. Me sorprendió tanto como a ti que alguien les diera tu número y más aún lo estúpidos que son. Haberte llamado a ti. O su contacto no les informo como se hacen las cosas y se delato estúpidamente, o les dijo y simplemente están estúpidos o demasiado confiados. Realmente no tienes por qué ponerte así, a estas alturas no estamos para desconfianzas entre nosotros, nuestro enemigo son los rusos.

Solo me quedo allí de pie con las manos en los bolsillos viéndolo firmemente, si bien es cierto que no tengo por qué desconfiar de él, en el aire hay una sensación que no me gusta, solo hago una mueca y sigo de pie viéndolo a los ojos.

-por cierto. Pasé por el hospital para tratar unos asuntos con Doinell que no podía esperar y la tenía que ir a pagar la cuenta del hospital, y vi salir a la amiga de tu novia llorando.

-seguro que Doinell ni se molesto en preguntar por ella.

-tiene asuntos más importantes. - dice fríamente mientras enciende un cigarro. – una semana para traerme a la amante de Berry, dos semanas para saber qué hacía Jeannette allí y tres para que completes todo lo demás. Ese era el trato. Ya sabemos quien era la amante de Doinell. Ya no es problema y realmente tampoco fue relevante. Que hacía Jeannette en ese lugar aún no está claro, pero al parecer no representa ningún problema. ahora espero puedas cumplir con tu trabajo. Ten cuidado Kazuki, recuerda que meter el corazón en los negocios no sale bien. Y como te imaginas, la cena con los Doinell se pospuso no se canceló, el mundo no se tiene porque parar por una malcriada en malos pasos.

-no te desgastes, lo sé. -me estiro un poco, y te trueno la espalda. Sam solo me observa y me despido con un gesto amable y salgo para por fin irme a mi casa, a intentar descansar, no lo entiendo realmente. Me cuesta entenderlo y no se si el que esta mal soy yo, o somos los dos o simplemente ya no sirvo para esto. Es torturante.

Es desgastante estar en medio de todo y nada, querer huir con alguien que no recuerda nada de mí, escapar con ella sin poder ofrecerle nada, ningún tipo de estabilidad, económica o emocional, solo nosotros y nuestro amor como en película de cuento de hadas, cuando se perfectamente bien que en este mundo las cosas no funcionan de esa manera y saber que para mí cada recuerdo junto a ella es la muerte lenta. Como le explicaría que por mi culpa perdió la alegría de su vida, con qué cara podría pedirle que se quede a mi lado, o bien quedarme aquí y seguir siendo el mejor como un día se lo grite a mi madre y morir siendo el mejor, satisfecho de haber podido comprar lo que en vida se me dio la maldita gana. Satisfecho de haber salido con cuanta persona se me dio la gana y haber hecho lo que quise antes de lo que debía.

Y si es que hay un infierno, encontrarme con cada malnacido al que le quite la vida. Y poder volver a insultarlos. Disculparme no lo creo, después de todo jamás dude en jalar el gatillo o destrozarle el cráneo a alguien. Tampoco creo encontrarme con mi madre, esta claro que sea lo que sea que pase después de la muerte no volveré a verla, no lo merezco. No podre decirle que tenía razón.

Bien o mal, todo lo que un día ambicione o desee tener perdió el valor desde la primera vez que llegue a casa con dinero de Sam, la primera vez que mate a alguien, aquella noche que mi madre se enteró que no lavaba coches ajenos, que me dedicaba a las apuestas y las peleas callejeras.

Esa noche Sam me vio pelear y me dio una oportunidad de salir de allí y de cuidar de mi madre y ella no lo quiso. No quiso volver a verme hasta el día de su muerte. Y hasta el último momento me demostró todo lo desilusionada que estaba de mí. Aun así, me refugie en la idea de ser el mejor, y lo supere, enterré con ella mis lágrimas y mi corazón y después llego ella y para qué. Como un maldito karma de la vida, con el que debo cargar. Que me recuerda que me falto el valor para acabar con ella y debo seguir manchándome hasta el fondo para mantenerla a salvo.

Las personas como yo no merecemos la más mínima oportunidad de ser felices y es por eso que llego a mi casa, y sin dirigirme a otro lado, voy directamente a entrenar, entre puños y patadas pretendo como siempre sanar, hacerme mas duro, mas fuerte. Pongo música a todo volumen y sin preparación previa empiezo a golpear todo lo golpeable, incluidas las paredes repetidas veces, una y otra vez, el sudar escurre por mi frente, la sangre por mis nudillos, corro por toda la habitación un par de veces y me detengo al ver una pesas, hago unas cuantas sentadillas con ellas y las lanzo, en estos momentos nada puede calmarme, me encantaría tenerla frente a mi y destrozarla mientras la hago mía, tomarla salvajemente una y otra vez hasta que no pueda más. desquitar todas las emociones que tengo con su sensual cuerpo. Tomo un bate y corro hacia la ducha donde golpeo todo con todas mis fuerzas y salen volando los pedazos de cristal. No conforme con eso subo a mi habitación y destruyo cuanta figura, repisa, consola o aparato este a mi alcance. Para eso tengo todo el maldito dinero que quiero y si lo necesito puedo comprarlo 30 veces mas no me importa. Cuando por fin destrozo todo, rompo los libros, los mangas los comics. Caigo rendido al piso soltando el bate que ya se encuentra manchado con mi sangre. caemos los dos de golpe contra el piso en medio de todo lo que el dinero puede comprar pero que justo ahora para mi nada valen.

otra tediosa noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora