una nueva vida

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Observó la tarjeta que me dio el sujeto de la cicatriz, pienso en la pistola que tengo escondida con mi nombre y en que Wen estuvo muy distante el día de hoy, no quiero presionarla, me crea conflicto saber que está enferma, tomo el teléfono un par de veces pero no me atrevo a marcar, me preocupa saber que puedo descubrir, sigo consolándome en la idea de que el destino sigue su curso como debe ser y que si un trágico accidente me volvió al camino correcto no debo volver a salirme, debo concentrarme en la cena benéfica a la que asistiré con mi prometido y mi padre. Dejo la tarjeta en mi tocador y volteo a ver a Anubis, esa estatua de la cual no recordaba el nombre hasta esa extraña pesadilla que no hace más que empeorar, no sabía que podía suceder, seguir con un sueño como si fuera una especie de película, que sea tan real y tan distante, es tan extraño sentir que extraño a Impala o a Rangvall, quiero llorar cuando pienso en Iff, ver a Anubis me inspira temor y respeto.

Lo monótono, lo blanco, lo frio no se va. Los pequeños matices de color y otras emociones me llevan a la crisis total, pero tengo algo de esperanza, en Adi, en Wen y me mantendré firme.

Saco mis libretas de la mochila y esta vez estoy decidida a hacer la tarea a investigar a entender y debo hacerlo pronto, tomo el iPad porque aún no sé cuál es la alegría de mi vida y mi computadora sigue bloqueada.

El anillo en mi mano es bellísimo, tiene un hermoso diamante y un par de Cristales Swarovski, encaja perfectamente en mi dedo y me hace pensar que no será tan mala mi vida a su lado. Pero las peleas serán intensas, si me pongo a pensar como las chicas con las que he convivido toda mi vida, debería estar orgullosa, en ser de las primeras en casarse, más con Adi, todas las chicas de nuestro circulo social quieren estar con él y su sarcástica personalidad. Su excéntrica y burlona manera de tratar a las chicas, lo que recuerdo de él, hasta donde me quede... es que le gusta hacerles comentarios sarcásticos respecto a su banal y básica forma de ser, seguido de un alago y rematando con una burla. Todas se enojan, pero al final ellas terminan buscándolo, todas menos yo. O eso es lo que recuerdo. La idea de volver a conocerlo es tan atractiva como aterradora y una parte de mi esta emocionada por la fiesta de compromiso.

Tomo mis libretas y salgo de mi recamara, seria genial hacer juntos la tarea. Me ayudara y pasamos tiempo juntos estar sola en esta recamara no termina muy bien casi nunca, en casa no hago mucha diferencia. Solo tomo lo necesario y salgo de allí, mi hermana va delante de mí con una maleta y no me atrevo a preguntarle a donde va, avanzo lento detrás de ella y me quedo observando de lo alto como mi tía y su esposo la abrazan y salen con ella, seguro se mudara con ellos un par de semanas hasta que se le pase su drama, Adi tiene razón, ella nunca tarda con alguien en su corazón, ojala conozca a alguien capaz de quedarse en el toda la vida y sean muy felices. Esta situación tampoco esta mis manos lo único que puedo hacer es adaptarme, tratar de llevarlo bien y seguir, solo seguir mi camino. Bajo las escaleras y salgo de casa, camino viendo las casas sintiéndome ajena como siempre a esta vida y no me detengo, llego a casa de Adi y ya me estoy pensando en si debería tocar el timbre y preguntar por el o subir directo a su cuarto, aún hay luz solar y si alguien de su familia se da cuenta, tener que explicar sería más complicado y más vergonzoso que tocar el timbre. Respiro hondo y llamo a la puerta con las esperanzas casi nulas de que nadie me abra la puerta, pero casi inmediatamente su madre abre muy amable y sonriente.

-nuerita – dice apenas me ve – Adi salió por unas cosas, pero ya no debe tardar pásate que gusto que vinieras. Me había dicho tu abuelita que iba a buscar fecha para una tea party para que nos enseñaras lo que trajiste de México es que como te habías puesto malita se había cancelado o algo así, pero oye, ojalá que ya estés mejor nuerita.

-si ya estoy mejor ya no me he sentido mal, no he ido a hacerme los estudios, pero tampoco lo he sentido necesario -digo mientras entro y nos dirigimos a la sala.

-no te descuides, imagínate si esto es ahorita, que va a pasar cuando vengas mis nietos en camino.

-nietos?

-claro que sí, quiero nietos – dice con una sonrisa de oreja a oreja

-no lo sé, no me veo cuidando niños. Es que aún es muy pronto para pensar en eso y me gustaría

-hay querida, los niños son la alegría de la casa, la luz de uno como mujer, nuestro motivo de existir, mi niña seguro que mi hijo estará feliz cuando venga en camino el primer bebe

-me gustaría ejercer un tiempo mi carrera

-pero mi niña – hace una pequeña pausa y cuando esta a punto de continuar Adi y su padre entran a la sala, saludan muy cordiales y Adi me toma de la mano y salimos casi corriendo hacia su recamara. Ya me estaba poniendo nerviosa y un poco de malas con los comentarios de su madre.

-que tal te llevas con tu suegra? – dice una vez dentro de su cuarto a solas.

-que malo eres.

-tu eres la mala. ¿Se te olvida? – sonríe melancólico.

-lo dices en serio?

-calma... pero sí, eras muy cruel. Solías gritarme y decirme que era inmaduro y estúpido, te burlabas de mi si me sentía mal.

-pero si tienes la vida resuelta, eres un galán, tienes a cuanta chica quieres atrás de ti, eres de buena familia y eres de los mas inteligentes de la clase. no entiendo de que podría burlarme de ti, ni siquiera pareces tener sentimientos.

-vaya que si te golpeaste duro. Mi cerebro ya no es lo que era antes, olvido cosas rápidamente, tarda en entender las cosas, de milagro sigo en la universidad. Aun es divertido molestar a las chicas, pero ya no es lo mismo. Todo esto ya lo sabias. Solo que nos habíamos alejado, eras mala conmigo y con casi todos a tu alrededor Jeannette. Pero en el fondo siempre nunca dejaste de ser la niña miedosa que se escabullía por mi ventana. La misma niña que me hacia perder mi poca cordura. La misma por la que no me da miedo enfrentarme a todo y a todos Jeannette.

-pero si fui mala contigo... no deberías hacer nada por mí, no crees?

-esa es decisión mía Jeannette, solo mía. Te lo dije la otra noche, si no era yo te iban a casar con alguien más, con el mejor postor y yo no quiero eso. – me toma de la mano y besa mi mejilla.

-deberías odiarme, ya no se quien soy o que fue de mí.

-Las segundas oportunidades en la vida no siempre comienzan bien. Solo ten paciencia.

-pero... - me pone la mano en la boca y se ríe. -ya déjalo, el tiempo es bueno resolviendo cosas como estas... Veo que traes tus libretas. vas a ayudarme con la tarea?

-quería que me ayudaras tú a mí en realidad, es que tampoco recuerdo nada de la escuela.

-bueno vamos a ver que podemos hacer los dos, ¿no? Pero quiero que me prometas que después vas a ver una película conmigo.

-no te recordaba tan amable. Pero acepto el trato.

Pasar el rato con el no me hace sentir del todo bien, pero es mejor, mucho mejor la sensación que tengo a su lado, no es amor, eso lo sé. Quizá es algo de cariño, pero no es amor. Hacemos la tarea despacio, con pausas, buscando información y ejemplos, escucho sus vagas explicaciones y puedo ver sus expresiones de confusión, pausamos de vez en cuando para intentar procesar las cosas. Es extraño ver a una de las mentes mas brillantes casi tan perdida como la mía.

Después de mucho esfuerzo y muchas horas, un enorme dolor de cabeza y una pizza terminamos la tarea, pero no sabemos si esta correcta, lo cierto es que hicimos nuestro mejor trabajo. Ambos concordamos en que la película será otro día, el me acompaña a mi casa y va callado casi todo el camino, tampoco yo tengo mucho de qué hablarle, es extraño. A ratos todo fluye y a ratos el silencio nos domina. Es un tonto, un tonto con el que compartiré mi vida. Es lo mejor que puedo hacer ahora. Alejarme de todo lo que siento y me pesa, e inventarme una nueva vida. Una vida que pinta mejor que mi pasado.

otra tediosa noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora