Notre Dame

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Casi la golpeo, es una estúpida. Si recordara algo jamás me hubiera tomado así el hombro. La mirada de pánico con la que nunca antes me había visto, fue horrible. Pero al menos tengo la certeza de que no recuerda nada. Y una pista para encontrar a Angelice. subo al auto reviso el papel que ella medio y me retiro de allí esperando que todo el mundo olvide que casi golpeo a una de las niñas mas ricas de Francia. A una de las herederas de las mejores familias. ¿Quién soy yo? Un aparecido después de todo. El hijo de una pordiosera. Una pobre mujer, solo eso. Que siguió su consejo y es el mejor en lo que hace.

Tengo que ir a verificar la distribución de algunos kilos de mercancía, recoger dinero y quiero de una buena vez. Encontrar a Angelice. Cathedrale Notre Dame no queda muy lejos del distrito XIX. La cabeza me esta matando, no tengo nada de hambre solo saco una barra de chocolate del maletero y me la voy comiendo mientras conduzco alejándome de ella. Buscando salvarle la vida una vez más.

El día se ve prometedor, se ha nublado poco a poco y amenaza con llover. vuelvo a subir el capo antes de bajarme. No quiero llegar y tener que ir hecho una sopa en el auto, o mandar a lavar los asientos, me estiro y trueno mi espalda y mis manos, saco mi mochila y me pongo mis gafas, tenía razón comienza a llover apenas me bajo y las gotas gruesas y pesadas golpean mi cabeza una tras otra. Haciendo eco en mi mente, cuando de momento escucho gente gritar y correr. varios hombres y adolescentes vienen persiguiéndose lanzándose todo tipo de objetos y de repente uno saca una escopeta artesanal y comienza a disparar, no se ha percatado de mi presencia, saco rápido mi arma de la mochila y camino hacia el disparándole a la cabeza sin dudarlo. Pero ya es tarde acaba de darle a una de las mujeres que corrían entre la multitud. La cual cae desplomada dejando escapar su sangre junto con las gotas de lluvia que ahora forman un riachuelo en la pequeña calle empedrada. Otro sujeto me lanza un tiro, pero falla, apenas si roza mi chaqueta y reacciono rápido disparándole al pecho, no es una simple riña callejera, acabo de dispararle a dos de los mejores halcones de la zona. Eran apenas unos niños, más jóvenes que yo. Y no hubiera querido matarlos, pero no me dieron mucha opción, por la espalda se me acercan dos personas más. me toman por los brazos y me saco la chaqueta. Volteo a verlos de frente y les disparo rápidamente. Disparos limpios a la cabeza.

Ambos caen con los ojos abiertos al piso golpeándose fuertemente, y otro chico se me lanza con un fierro en las manos, esta gritándome, me amenaza y me lanzo contra él, hasta casi tenerlo enfrente, suelta rápido y torpemente el golpe sosteniendo con ambas manos el fierro, no me resulta difícil esquivar, y con el impulso que llevaba le cuesta incorporarse de nuevo así que aprovecho la oportunidad y lo golpeo en la nuca con la pistola, necesito alguien que hable mas tarde para saber qué demonios está pasando.

Un montón de personas se esta golpeando a unos metros de distancia. Reconozco a varios chicos y señores. Pero hay cinco que no recuerdo haber visto nunca en mi vida. Cambio mi arma y avanzo disparando principalmente a los desconocidos, me resulta fácil porque están distraídos defendiéndose del reto de los chicos Y casi todos salen corriendo al escuchar los balazos. al parecer no me esperaban tan temprano. Escucho las sirenas de la policía y Regreso a donde deje tirado al sujeto del fierro y lo subo rápidamente a mi auto. Debo salir de allí, no quiero tener que arreglar asuntos con la policía, siempre se creen que merecen mas de lo que ya les damos.

Conduzco todo mojado, hasta llegar a una de las bodegas de Sam donde se suponía debía verme con el encargado. Que no estaba lejos pero siempre es mejor llegar caminando que con el coche. la bodega está vacía. Bajo al mocoso y lo amarro a una silla antes de echarle agua para que se despierte, tarda un poco en reaccionar y apenas me ve intenta escapar.

-cálmate.

-eres un maldito, los mataste. – me grita furioso haciendo eco en la bodega

-uno de ellos mato a una persona inocente y tres más quisieron matarme a mí. Ayúdame a entender quienes eran las personas con las que peleaban y que demonios los llevo a eso. Ayúdame por que no he comido y no planeo tardarme tanto. -digo de la manera mas calmada posible, no tengo fama de gritarle a nadie. No tengo la necesidad de hacerlo, mi reputación me precede.

- tampoco se quienes eran.

-no me gustan las mentiras. Alcance a ver que ustedes cinco salieron de tras de los otros chicos junto a los cinco desconocidos. Es la ultima vez que voy a preguntarte. ¿Quiénes eran y que estaban haciendo cuando llegue? – el se queda callado y me acerco a golpearlo en la cara. Me molesta que me vean la cara de estúpido. Es frustrante, me alejo un poco observando la bodega y veo un martillo cerca, que buena suerte, me acerco al martillo y lo tomo. Me giro hacia el chico que aun no quiere colaborar y no puedo evitar reírme. Avanzo lentamente viéndolo directamente a los ojos, disfrutando como se llena de miedo su expresión. Y sin decirle nada le golpeo la rodilla derecha con toda mi fuerza.

Su grito de dolor me animo bastante, es reconfortante.

-eres un maldito psicópata. -dice entre dientes mientras intenta retorcerse del dolor, pero no puede.

-eso no es algo que no sepa y yo quiero saber algo. – le suelto otro golpe. Y saco mi teléfono para marcarle al encargado de la zona. Mientras el sigue gritando y maldiciendo de dolor. Apenas me contesta le doy la orden de venir a la bodega. Y le cuelgo, quiero saber mas antes de que él otro invitado llegue.

-me ofrecieron mucho dinero. Mucho para no decir que ellos vendrían a robar la mercancía. -dice al borde de las lágrimas.

-ellos? ¿Los cinco? Los que están ahora desplomados en el piso. ¿Quiénes son ellos? Me pongo en cuclillas frente a el sin dejar de verlo a los ojos -aceptaste dinero de unos desconocidos y traicionaste a tu familia cuando juraste lealtad por encima de todo. Sabes que lo que acabas de decir no suena nada bien.

- solo quería irme, largarme lejos de todo esto. Esto es una mierda.

-estas diciéndome que te faltaron huevos para cumplir tu juramente y que por un par de billetes extra traicionaste a quien te saco de morir de hambre. – me levanto y le golpeo aun mas fuerte la otra rodilla. – de donde te sacamos dime?!

-de la calle, estaba muriéndome de hambre. – grita desesperado.

-de la calle, no eras nada, no tenias nada y te dimos un hogar, a ti y cada maldito traidor y me reclamas porque los mate. – lo rodeo lentamente.

-Kazuki no es lo que piensas te juro que solo quería... le tenia miedo a Sam a ti, no iban a dejar que me fuera. – no puedo evitar reírme cuando escucho decirle esto, no sabe como son las cosas. No me conoce y tampoco conoce a Sam, casi puedo jurar que se volvió adicto a nuestra mercancía.

-la ambición es mala. Es mala consejera, ambicionar mas de lo que sea es malo. ¿Sabias?

Estoy a punto de darle otro golpe cuando escucho que alguien entra a la bodega. Y me quita la concentración, volteo a ver y es el encargado.

-Antony que gusto verte aquí – le digo sarcásticamente. – quieres venir a platicar con nosotros?

Antony avanza desconfiado y se acerca lentamente

-tranquilo Antony. Tranquilo, solo quiero saber que demonios paso aquí. Solo vamos a platicar. Quieres contarme que paso por aquí nuestro amigo esta un poco renuente a contarme lo que paso. Y yo estoy seguro de que tu serás mas cooperativo.

-claro, yo... contare lo que paso. -dice Anthony algo asustado.

-bien. Entonces te escuchamos. -me cruzo de brazos sin soltar el martillo y espero a que comience a hablar.

-estábamos organizando la mercancía y el dinero porque sabía que vendrías a recoger y a verificar las cosas. Vinieron los distribuidores por producto, vinieron los halcones para recibir indicaciones, por eso estábamos casi todos. Pero faltaban cinco de los principales, me imagino que ya sabes cuales eran. -dice mirando a mi rehén. – ellos no habían contestado las llamadas o los mensajes de ayer, por eso no sabían de la reunión. De momento llegaron junto a los desconocidos y pudimos evitar que entraran, no estábamos armados, porque muchos de los niños aun no son muy expertos y sabes que las armas en manos inexpertas casi siempre son una desventaja.

-lo entiendo por ellos. pero y que hay de ti y los más experimentados?

-no tuvimos mucho tiempo para reaccionar hicimos lo que creímos mejor. Evitar que ellos entraran, desarmarlos y salir corriendo. Los sujetos no tuvieron mucho tiempo de bajar sus armas de su vehículo, suena ilógico, pero creo que no contaban con vernos salir a todos con palos y fierros. Por eso terminamos en esa calle peleando mano a mano hasta que alguien comenzó a disparar. Salimos corriendo al verte. Aquí esta toda la mercancía guardada y el dinero.

-curiosa forma de arreglar las cosas. Salir desarmado corriendo en bola a defenderte del enemigo. ¿Tienes alguna idea de donde salieron estas personas?

otra tediosa noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora