nunca sueñas con un rostro desconocido

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-ya no puedes huir Iff.

Impala y Rangvall tenían acorralado al apuesto asesino en un callejón después de haberlo perseguido por media tebas, pero ya no estaba intentando huir, parecía aceptarlo tranquilamente con la mirada serena.

-no vas a defenderte? ¿Quieres quedar como el mártir? – exigía Impala casi gritando.

-solo no quiero seguir huyendo.

-ahora resulta que estas arrepentido, que te duele lo que hiciste- Rangvall desenvaino la espada y se disponía a degollar a Iff, pero impala lo detuvo.

-no vamos a caer tan bajo Rangvall, no puede ni defenderse, esta desarmado.

-no me creas si no quieren, pero yo amaba a Nesert y la admiraba. Lo juro.

-tu no sabes lo que es el amor, de ningún tipo, o la lealtad solo eres un maldito y no me importa matarte si estas desarmado, con tanta mierda que regaste que mas da si quedas como el mártir. y que ganaste? Que ganaste traicionando a alguien que estaba dispuesta a dejar a su familia, sus deberes y responsabilidades reales con tal de estar contigo.

-ella era un alma líder, no como tú, te refugiaste detrás de ella, detrás de alguien que jamás retrocedía ante nada, que se abría paso que no retrocedía no importaba que tan difícil era, y la humillaste, la dejaste en el lodo y has sido un maldito cobarde al no recocer lo que ella dio o hizo por ti, fue tu atajo. Tenía una convicción que poca gente tiene.

-lo se!! Basta... yo lo sé. Al principio creí que era alguien recia, curtida y hosca, después me enamoré de ella, descubrí a una persona con una fortaleza increíble, segura y amable, dueña de un talento increíble con ese potente carácter, creativa ingeniosa e inocente en lo mas profundo de su alma. Descubrí su vitalidad incansable, cada problema la fortalecía, incluso cuando...

-cuando la mataste? – impala se encontraba ya llorando – estoy seguro de que no te suplico que la dejaras vivir.

-me pidió que la matara. No tenía opción ustedes no conocen todos los motivos.

-dilos ahora Iff. ¡Dilos! -Rangvall se acercaba cada vez más.

-no lo entenderían.

-no existen, no existen, por eso no puedes decirlos. Y no planeo escuchar ni una sola mentira más. el pueblo esta en un competo caos gracias a ti, no entiendo, te juro que no entiendo que ganabas con todo esto, y no solo eso, no solo la traicionaste a ella. Nosotros, que hay de Rangvall o de mí, te ofrecimos nuestra amistad, nuestro cariño y nuestro apoyo, comiste en nuestra mesa, conociste a nuestras familias, todo fue incondicional, sin pedirte nada a cambio, te hicimos nuestro hermano y confidente, eso también te importo poco, para ti nada tiene valor, eres una porquería. Defiéndete si puedes.

-porque pelean niños? – esa voz tranquila e imponente, que a pesar de escuchar antes no puedo identificar, resonaba en el callejón y los tres voltearon a todos lados buscando de donde provenía, entonces lo vieron salir como por arte de magia de una de las paredes, estaban tan sorprendidos como yo que los observaba de lo que parece ser el cielo, pero consiente de que no es así, solo estoy soñando. Es el es el chico de los columpios, estoy segura, su pálida piel, sus ojos oscuros, ese cabello negro y rizado, es el no hay duda, pero viste con un taparrabo, una elegante pechera con piedras preciosas, también llevaba joyas, una hilera de perlas, círculos para los brazos y brazaletes de oro, los ojos los tenía delineados y tenía unas sandalias doradas.

-no deben pelear por asuntos de mortales, ustedes están muy lejos de esto y el destino les tiene una mejor historia. – esa voz, esa voz es la de Anubis en un sueño pasado, pero no puede ser que me quede tan poca cordura en la mente.

-este tipo es un traidor. – explico Impla

-no le des explicaciones, no tiene por qué estar aquí siquiera.

-ya veo, ya veo... - el chico se acerca tranquilo y sin decir nada toma la espada de Rangvall, quien se queda atónito, pues comparado con Rangvall su tamaño era mucho mas pequeño, no tan fácilmente cualquier persona se atrevería a retar a dos personas con las características de esos dos perfectos guardianes de la reina.

-quieren ver muerto a este insignificante ser? -pregunto el chico.

-quiero matarlo yo y echarlo a los perros como la porquería que es.

-y tendrás la oportunidad, pero esta vez no dejare que manches tus manos con sangre del ahora soberano de Egipto, descendiente de los dioses, no te dejare, a ninguno de los dos atentar contra el hijo de los dioses – sonreía y se acercaba a Iff – lo quieren muerto muy bien. – levanto la espada y de un solo golpe le corto la cabeza, su rostro quedo con una expresión de miedo y sorpresa increíble, todos estábamos así, el chico soltó la espada y así tan tranquilo como llego se dio la vuelta y comenzó a caminar para alejarse.

-ya tendrán oportunidad de vengarse, de volver a ver a la verdadera hija de bastet, de estar juntos y reescribir la historia. Ya pueden echarlo a los perros o dejarlo que se pudra y el mundo lo olvide y negarle el juicio de Osiris.

-pero que estas diciendo, volver a estar juntos? ¿En los campos de araru? Allí no existe la venganza y estoy seguro de que Iff no lograra llegar.

-tranquilo Impala, tranquilo....

El chico desapareció tan mágicamente como llego, pero Impala y Rangvall inmediatamente se dirigieron a patear y escupir sobre el cuerpo de Iff, maldecían por lo que les había hecho, por no haberlo matado ellos.

Sueños... sueños extraños, ya había vito antes a ese chico de los columpios y ahora es el rostro de un ser mágico en mi sueño, Impala, Iff y Rangvall también deben existir, y pueden ser la clave para recuperar mi memoria, solo es cuestión de saber que debo hacer cuando los vea, si preguntarles o alejarme de ellos.

otra tediosa noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora