Nesert

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-no puedes ir por la vida matando a quienes no cumplen con lo que pides. -decía el. tan terco como siempre.

-no mato por que me encuentre sedienta de sangre o dolor. Tampoco quiero causar pánico entre mis súbditos. Pero sabes mejor que nadie que el respeto se gana, no se impone. Y no puedo permitir que en esta ciudad reine el caos.

-pero no te parece exagerado haber matado a ese par de jóvenes solo por haber robado un poco de pan?

-basta Iff, en esta época todo mi pueblo tiene problemas para conseguir alimento. Sabes que acabar con la pobreza no es tarea sencilla. Pero eso no te justifica para quitarle a otros el sustento de sus casas. Les ofrezco opciones, pero no puedo resolverles la vida. Debo ver por el bien mayor.

-robaron por necesidad. - insistió fuertemente

-es que el pueblo trabaja por puro amor. Ya basta, no planeo discutir contigo como he decidido gobernar.

-tampoco es como que podamos hablar de muchos temas si siempre estas rodeada de tus guardias.

-son mas que mis guardias. Son parte de mi vida y mi historia. Son mis hermanos y los amo. Rangvall e Impala siempre han estado para mí. Para respaldarme. Y te pido que te dirijas a ellos con respeto si quieres volver a esta mi casa.

Su mirada se lleno de coraje, pero después de unos segundos de tención sosteniéndonos firmemente la mirada, uno frente al otro. Él se acercó dulcemente, me tomo de los brazos, se encorvo un poco y me beso. Me beso por primera vez aquella cálida tarde mientras las calles de Egipto se llenaban del bullicio de la gente volviendo a sus casas. Intenté poner resistencia, pero no pude, sus fuertes brazos me sostenían firmemente y me dejé llevar por sus labios que eran tan dulces como la miel.

Impala y Rangvall estaban tan sorprendidos como yo. Renuentes a aceptar nuestro romance, ya que estaba prohibido. Yo debía contraer matrimonio con alguien digno, alguien con la sangre pura, casi tan pura como yo. Descendiente de los dioses como yo. Pero aquel hombre había robado mi corazón con un beso y no entendía razón alguna. Soñaba despierta todo el día en el momento en que volvería a encontrarme con el para llamarlo mi amado y entregarme a el con toda la fuerza que tenía mi cuerpo.

Y ahora, ahora mis amados caballeros comienzan a aceptarlo, se ha interesado en sus labores y mis valientes caballeros, mis amados, mis hermanos, han aceptado enseñarle el arte de las armas.

Rangvall había llegado junto con su familia después de la batalla del Delta. Era parte de los pueblos del mar y al igual que su padre se habían enamorado del mágico y misterioso Egipto dejado de ser piratas y jurado lealtad a mis ancestros, se había educado con los mejores maestros de la guerra y es una persona que cumple su palabra y defiende sus ideales. Soñador y alegre y sobre todas las cosas leal a lo que cree y a quienes quiere. Su piel blanca, sus ojos claros, su cabello rizado y rojo, su estatura y su figura imponente, hacen dudar que sea el más amigable de todos aquí.

Impala es un joven hijo de una muy buena familia, su madre es una de las damas principales de bubastis, muy amada y respetada junto a su padre un funcionario muy recto y honesto. Es culto y se educó con los escribas reales, es diestro con el arte de la política y la diplomacia, es hábil y diciplinado con las armas, también es muy sonriente y soñador, me atrevería a apostar que su alma no pertenece a esta época. Diferente a Rangvall es más selectivo con sus pasatiempos y sus amistades incluso con su ropa y Su estilo siempre es el más impecable, se esfuerza en arreglarse. Su cabello es lacio y negro como la noche, sus ojos son curiosos y tiernos. Siempre tiene algo de que reírse y un chiste que decir no importa en que problema este metido, o con quien este peleando. Y en ocasiones hace reír a Rangvall en medio de algún reten, por ejemplo. Por desgracia no puedo reírme de todo lo que dice, menos si es un asunto oficial, pero sé que jamás van a traicionarme. Ninguno de ellos más en esta época, lo cierto es que nada es fácil y ser faraón no es una tarea sencilla.

No es la mejor época de Egipto.

Pero por suerte los tengo a ellos y el favor de mi dios. Anubis. Y poco a poco estamos recuperando la grandeza de mi amado país, y ahora que lo tengo a él, Iff y se que a mi lado podremos conseguir grandes cosas. No me importa lo que diga el pueblo si en algún momento nuestro desenfrenado y prohibido romance sale a la luz. Todo es por un bien común. Todo es por la grandeza de esta mi tierra y el futuro de mis caballeros. Observó desde lo alto de mi balcón a lo lejos la grandeza de las pirámides, todos los monumentos levantados a lo largo de mi tierra, los templos y su majestuosidad, siento el viento en mi cara y respiro el fresco de la tarde. Mientras escucho a lo lejos las risas y la música de algún festejo.

Iff llega junto con mis chicos y me abraza por la espalda sacándome de mis pensamientos. El solo sentir su respiración en mi cuello me hace sonreír y mi corazón se acelera. Se viene riendo con los otros chicos y verlos juntos me hace feliz. Me hace olvidar toda la amargura que me produce atender decisiones difíciles de mi reino, no tendré jamás contentos a todos, pero me esfuerzo en hacer lo mejor para todos, en implementar programas sociales, escuelas públicas y cosas así, oportunidades para quien quiera progresar. Pero lo cierto es que no puedes ayudar a quien no quiere ser ayudado y por triste que suene, es más fácil acusar a otros de tu miseria.

Se que muchos me llaman de formas muy feas y crueles, me juzgan y me critican, pero no me importa si puedo ayudar a las personas trabajadoras que hacen girar a este país, no me importa si los tengo a ellos, aquí a mi lado dispuestos a luchar conmigo por encima de todo.

Oh grandioso Anubis gracias por poner a estas personas en mi vida. Gracias por no dejarme sola. Por favorecer y aprobar mis decisiones, por ser mi consejero y mi fortaleza, por siempre poner en mis las palabras correctas, por tu inmensa sabiduría. Oh dios de los muertos. Que llecas con misericordia a las almas hasta el juicio de Osiris, tan calmado y glorioso.

Mi vida esta completa si los tengo a ellos y sobreviviremos juntos aun si las pirámides y su inmensa grandeza caen derrotadas. 

otra tediosa noche en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora