Notas del corazón ━━ [Finalizado] 《5》

13. Deseo

Finalmente, y a pesar de que sentí que el tiempo pasaba de manera lenta; se había llegado el día viernes. Tuvimos un horario verdaderamente ocupado con las grabaciones del video musical del nuevo tema de la banda. Después, los chicos se tomaron un breve descanso por la visita de Lami, que pasaba a despedirse ya que debía regresar a Wano para continuar con su práctica profesional. Por la noche, Ace y yo fuimos al Blue Fire night club, donde me presentó a dos de sus mejores amigos, Marco, e Izo, quienes estaban acompañados por sus encantadoras novias. Todos ellos y yo congeniamos muy bien de buenas a primeras.

Lo que más me gustó de la noche fue que Ace lucía así, tan radiante, risueño, feliz... Me refugiaba en la idea de que eso se debía a mi compañía, aunque él simplemente era y sigue siendo el tipo de persona que desborda energías positivas.

El ambiente estaba muy divertido y eufórico, hasta que sonó una canción que..., bueno, el ritmo ameritaba que fuese bailada de cierta manera.

Me puse de espaldas a Ace y empecé a mover mi cuerpo, restregándolo contra el suyo.

No podría negar que sentí ansiedad y deseo por él cuando me incliné hacia adelante y sentí sus manos en mi cadera, mientras mis glúteos se apegaban a su zona baja y pude sentir un poco su entrepierna. ¿Para qué negarlo? Lo deseé, y mucho; y no es que estuviese mal puesto que era mi novio, pero acababa de tener mi asuntito con Law en esa semana, ¿y ya estaba babeando por Ace?

Bueno, no es como si nunca lo hubiese hecho anteriormente, ya que el hombre me volvía loca. Pero por obvias razones me consideraba una mujerzuela al sentirme atraída hacia dos hombres.

Al voltear, Ace y yo seguimos restregándonos el uno al otro, me sentía tan acalorada que me colgué de su cuello y lo besé.

Juzgando por la manera en la que su lengua jugaba con la mía, pude saber que no era la única que sentía una atracción desenfrenada en ese momento. Sus manos pasaron de mi cadera a mi trasero y lo estrujó como si quisiera hacerlo explotar. Eso me excitó y me arrancó un inevitable gemido al instante.

—Lo... Lo siento —dijo al separar sus labios de los míos. 

No pudimos decirnos nada más al respecto, porque Marco pasó halándolo del hombro.

—¡Vámonos! —le habló fuerte para hacerse escuchar.

Ace me miró de una manera que no pude interpretar, pero sería algo así como: inquietud, seducción, ansiedad, y un «hablaremos de esto luego», o quizá «lo dejaremos pendiente». Pero sin duda alguna, me sentí atraída e idiotizada por ello. 

Sin nada que decir con palabras, me tomó de la mano y nos abrimos paso entre la gente para salir del club.

Seguidamente, Izo nos condujo a todos en su camioneta Cadillac a una fiesta en una casa en la playa, donde celebraban el cumpleaños de uno de sus compañeros de equipo.