Notas del corazón ━━ [Finalizado] 《5》

32. Tokyo (Borrador)

Día Martes, 1:00 PM

Iba saliendo de mi habitación cuando me encontré a Law en el pasillo. Sin siquiera verme a la cara ni saludar me dijo:

—Ordena mi almuerzo, no quiero carnes ni pastas. Asegúrate de que todo sea ligero, como siempre nada de pan, y consígueme dos botellas del mejor Sake de la región.—Siguió escribiendo en su celular y pasó la tarjeta de acceso en su puerta. Entonces me di cuenta que su habitación estaba frente a la mía.

Sintiéndome menos que la alfombra donde pisaba (bueno en realidad la alfombra era carísima), hice tal cual me pidió.

Cuando ya tenía la comida toqué a su puerta y una mujer muy hermosa abrió en vez de Law. Ya no sabía ni cómo sentirme al respecto.

—Oh, hola... traje la comida del señor Trafalgar. —anuncié queriendo sonar simpática.

—Yo la recibiré. —contestó de muy mala gana mirándome con desprecio.

Law venía asomándose, estaba sin camisa, y cuando me vio dirigió la mirada hacia otra mujer que se acercó a abrazarlo. Aguanté la respiración y la mujer frente a mi cerró dando un portazo.
Me quedé parada en medio del pasillo..., quería desaparecer, que la maldita alfombra me tragara o que el aire me disolviera, lo que fuese, pero no quería estar ahí. Seguidamente escuché sonidos eróticos provenientes de la habitación de Law, y eso fue todo para mi. No pude más...

Como el día Martes no habrían ensayos y el miércoles tampoco, fui a la tienda y compré una botella de Sake. Llamé a Doffy para que nos la tomáramos juntos, pero su celular estaba apagado, al igual que el de Rosi. Penguin y Bepo estaban dormidos, Shachi había salido con una chica, y yo... estaba sola en una ciudad tan grande.

—Al diablo. —mascullé al dejar la botella de Sake en mi cama. Salí a explorar la ciudad y entré a un bar donde tenían bebidas importadas así que ordené un Bourbon.

Así, literalmente como en las películas, me puse a platicar con el bartender. En verdad necesitaba desahogarme y ninguno de mis amigos estaba disponible. Lily quizá estaba trabajando, Lami no contestaba, Ace no era una opción y yo sentía que iba a explotar.

—Pareces estar teniendo un mal día, este va a cuenta de la casa. —dijo el amable bartender, que Su cara me sonaba de algo pero no daba de dónde. Soy mala recordando voces o rostros pero a este... sentía que lo conocía.

—Gracias chico, hablas buen español. —le alabé sonriente.

—He viajado un poco y he aprendido varios idiomas. —comentó un tanto serio pero simpático.

«Ya veo, al igual que casi todos mis amigos y mi novio». Pensé al escucharlo. Levanté mi vaso de bourbon y lo tomé de a una.

—Oye, tranquila, es una bebida fuerte. —aconsejó sirviéndole a otro cliente, quien le pidió un autógrafo y una foto, cosa que me parecía muy extraña, pero al fin y al cabo dejé pasar aquello.