Notas del corazón ━━ [Finalizado] 《5》

31. Strike three... out! (Borrador)

Después de hacer el amor en la bañera, Ace y yo nos duchamos juntos y tonteamos al vestirnos.

—A este paso no podré caminar en semanas. —bromeé al verlo con desaprobación.

—Lo siento, pero no lo siento. —dijo el descarado poniéndose el pantalón.

—No, no lo sientes tú, lo siento yo, no soy de goma. —hablé riéndome al ponerme el vestido—. Oye, ¿me ayudas por favor? —le pedí de espaldas. 

—¿A quitártelo? —preguntó con una sonrisa traviesa.

—Jajaja no goloso insaciable, sube la cremallera. —contesté sosteniendo mi cabello.

—Es que..., vi la oportunidad de obtener mi regalo por estos meses juntos y no la he desaprovechado —admitió muy cínico. Me di la vuelta y lo abracé del cuello.

—Te odio.

—Y yo te amo. —se agachó y nos besamos—. ¿Vamos por almuerzo?

—Vamos. —dije sonriente.

Chequé mi celular y vi muchas llamadas perdidas de las chicas, varios mensajes de Doffy, Corazón y los chicos en el grupo de WhatsApp'Snail, y también... dos llamadas perdidas de Law.

—¿Todo bien? —preguntó Ace abrazándome por la espalda.

—Sí, sólo veo que mis amigos la pasaron bien. —dije reproduciendo los videos que Doffy había enviado al grupo—. Mira... —hablé sonriendo—. Somos nosotros. —le mostré que Doffy había captado en video las dos ocasiones en las que nos enfocaron en las pantallas mientras nos besamos. Ace sonrió y me mordió la perilla de la oreja.

—A menos de que me dejes comer tu vagina..., vámonos a almorzar ya porque muero de hambre. —me dijo el desvergonzado. Volteé y no creía lo que había escuchado.

—Señor Portgas D. eres un descarado. —le reprendí esforzándome por no reír. Él encogió los hombros y sonrió.

Salimos del apartamento tomados de la mano, jugueteando hasta llegar al estacionamiento.
Fuimos a almorzar, y al terminar me acompañó al estadio. Recordé que tenía que recoger las cosas de Law en el camerino que había usado, y me sorprendió no encontrar ninguna de sus pertenencias. Solo había una receta médica a nombre de Delilah Wilson. El nombre del medicamento me sonaba de algo, pero no le presté atención.

Regresé con Ace, quien me esperaba en el pasillo, y después de decirle que no había nada que recoger nos dirigimos a su casa. Por primera vez conocería el hogar de mi novio.

—¿Por qué a los ricos les gusta tener casas tan grandes aunque vivan solos? —pregunté al entrar al enorme lugar. Me ayudó a quitarme el abrigo y lo colocó sobre el perchero.

—Yo no soy rico.

—Explica tanto lujo entonces. —me hizo girar hacia él para comerme los labios con su mirada.