24. Yo nunca nunca.

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—¡Papá! ¿nos vas a dejar? —le pregunto a mi padre. Él se había ofrecido a llevarnos a la fiesta y traernos de vuelta en su auto, para que no nos pasara nada y lleguemos sanas y salvas. Asiente.

—Cuídense —nos dice mi mamá y nos besa la frente a Bea y a mí. Bea es cómo una hija más para ella.

Llegamos a la fiesta y todos están bebiendo y conversando. Miro a mi alrededor, buscando alguna cara conocida, no sabía que iba a haber tanta gente... Veo que Noah se acerca a nosotras.

—¡Que bueno que vinieron! Adelante, están como en su casa —nos invita a entrar.

—Gracias —respondo. Noah nos deja solas y Bea mira alrededor, como buscando a alguien.

—¿A quién buscas? —le pregunto.

—A Chris, ¿tú crees que habrá venido?

—Yo creo que sí amiga. Si se da el momento, tu tranquila que obviamente tú también le vas a gustar.

—Eso espero. Espero que Chris sea mi príncipe azul, como Max es el tuyo —yo sólo río.

Nos adentramos en la casa ¡es gigante! mi casa es la mitad que esto, o quizás menos ¿será que la familia de Noah tiene mucho dinero? En unos sillones veo a Martha conversando con un grupo de nuestros compañeros de curso, incluidos Noah y Chris.

—Adivina quién está ahí —le digo a Bea, con cara traviesa.

—¿Chris? —mira hacia donde le indico— ¡Ay, si se ve tan lindo! Esa camisa le queda muy bien.

—¡Bea! ¡Isa! —nos grita Martha, y nos hace señas con su mano para que nos acerquemos hacia donde está ella. Nosotras hacemos lo que nos dice, ya que son los únicos a quienes conocemos— ¡Ya están aquí! Siéntense —nos dice. Noah toma mi brazo y tira de mí, para sentarme a su lado. Bea se sienta entre mí y Chris.

—¿Pero no están bebiendo nada? —nos pregunta Noah. Se pone de pie y trae consigo dos vasos con, quién sabe qué licor. Nos los entrega, uno a cada una.

—Gracias —digo, no muy confiada. Yo no bebo mucho, las pocas veces que lo he hecho es con Bea, y sólo una vez nos hemos emborrachado, y no me gustaría volver a repetirlo, fue horrible. Bea da una mirada cómplice, y entiendo su indirecta. Nos bebemos todo el contenido del vaso mientras los demás nos gritan, alentándonos. Me paso el brazo por la boca, secándome alguna gota de licor que haya caído.

—¡Eso es compañeras! Esta noche la vamos a pasar de lo mejor —dice Martha.

Seguimos conversando y bebiendo. Bea cada vez está más cercana y cariñosa con Chris. A mi ya se me ha subido un poco el licor a la cabeza, sin embargo aún estoy bien, tampoco es que tenga ganas de vomitar. Mientras estoy atenta y escucho lo que los demás hablan, Noah coloca uno de sus brazos encima de mi hombro y me remuevo incómoda en mi asiento. Me acerca más a él, yo me pongo de pie de inmediato y salgo de allí.

—Voy al baño —miento.

—¿Te muestro donde está? —me pregunta Noah.

—No, tranquilo.

Salgo por la puerta de entrada. Necesito un poco de aire. Cierro los ojos y respiro profundamente, eso me hace mejor, me siento mucho mejor. Me sentí muy incómoda cuando Noah se acercó tanto a mí, yo he conversado con él un par de veces pero siempre como compañeros de curso, nada más, no le he dado esa confianza para que me abrace así. Estoy inmersa en mis pensamientos y escucho una voz familiar.

—¡Isa! ¿Qué haces aquí? —es Max. La pregunta mejor sería ¿qué hace él aquí?

—¡Max! —lo abrazo y le doy un beso corto en los labios— vine al cumpleaños de Noah, con Bea. ¿Y tú?

—Noah es mi amigo. No me dijiste que venías, así habríamos llegado juntos. ¿Bebiste?

—No pensé que eras amigo de él. Y sí, sólo un poco —río despacio.

—¿Y qué haces aquí afuera? ¿estabas aburrida en la fiesta sin mí? —me sonríe travieso.

—Claro mi amor, te extrañaba tanto —lo cojo del cuello y lo atraigo a mí— te quiero mucho —lo beso. Max se separa.

—El alcohol te hace estar cariñosa, eh. Eso me gusta —me sonríe— Ya vamos, entremos que está haciendo frío —yo lo sigo dentro de la casa. Tampoco es que tenga muchas ganas de entrar, por lo menos ahora Noah no estará tan cerca de mí.

Max saluda a todos y nos sentamos, yo al lado de él y de Bea, y por supuesto él al lado de Martha. Noah propone jugar al "yo nunca nunca", ese típico juego que dicen una afirmación y si lo has hecho bebes, de lo contrario no haces nada. Todos asentimos, sin embargo yo no estaba muy segura de jugar, siempre me pongo tímida con los juegos en grupo, pero puede ser que el licor me ayude y me de el valor para hacerlo.

Él mismo comienza y dice —yo nunca nunca he besado a otra persona estando de novio. ¿Qué? Empezamos fuerte, eh. Todos beben menos Bea, Max y yo. ¿Todos aquí son unos infieles? Se supone que si estás de novia con alguien sólo tienes ojos para él, ¿o no? Sigue Chris, y dice —yo nunca nunca le he escrito a mi ex novia o novio borracho. ¿Otra vez una pregunta que tiene la palabra novio? La única que no bebo soy yo. Sí, Bea el año pasado tuvo un novio en una de nuestras juntas nos emborrachamos y, cómo es de dramática mi amiga, le escribió un mensaje larguísimo, que claramente al otro día se arrepintió de haber escrito.

Es mi turno, digo lo primero que se me viene a la cabeza —yo nunca nunca me he equivocado al enviar un mensaje de texto. Todos beben, incluida yo. Y así sigue el juego hasta que le toca el turno a Martha, —a mi nunca nunca me ha atraído sexualmente una persona de las que estamos aquí. Todos beben, menos yo y otra chica que está sentada frente a mí. Todos me miran fijamente. ¿Qué pasa? ¿Lo hice mal? ¿Así no se jugaba?

Feelings For Him © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora