33. Almuerzos familiares.

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—Ahora, tengo que volver a estudiar.

—¿No vamos a almorzar con tu familia? —me mira extrañado. Yo lo miro sorprendida ¡hoy Max venía a almorzar a mi casa! Otra cosa más que había olvidado por completo.

—¡Ay Max! Lo había olvidado por completo, lo siento. Pero como es mi mamá debe de tener el almuerzo listo —le sonrío.

—Está bien. ¿Entramos?

—De acuerdo.

Volvemos dentro de la casa, y Noah me sonríe.

—¿Todo bien? —nos pregunta.

—Sí, todo bien —le respondo— Sólo que tendremos que dejar el estudio hasta aquí...

—Oh, está bien —me dice tranquilo, mientras guarda sus cosas.

—Te acompaño a la puerta —le sonrío a Noah. Max lo mira mal— ¿Nos vemos mañana en clases?

—Sí, y gracias por tus clases particulares —me sonríe y me abraza otra vez.

—Para eso están los compañeros —le sonrío tímida.

—Y una compañera muy linda —me dice casi susurrando, y se va. ¿¡Qué!? ¿Noah me encuentra linda?

Vuelvo dentro de la casa y Max me mira serio, otra vez.

—¿Qué pasa ahora? —le pregunto, cruzando mis brazos.

—Te volvió a abrazar.

—¡Ay Max! Por favor, ya déjalo —le digo agotada. ¿Por qué se coloca celoso de él? ¡Con Noah somos compañeros! y nada más.

—Ya, ya, lo siento —se acerca a mí— Te quiero —me abraza.

—Yo también, pero ya no quiero que hables de él. Tú me gustas, no él —lo miro a los ojos y le sonrío.

—Tú también me gustas, novia —me dice sonriéndome de la misma manera. Y me besa. Justo en ese momento aparece mi mamá.

—¿Y Noah? —pregunta mirando a su alrededor.

—Se fue —le contesto tranquila— ¿Y papá y Melissa?

—Tú papá en su oficina y Melissa en su habitación. Los llamaré para que vengan a saludar al invitado —le sonríe a Max.

Y así se pasa la tarde, entre conversaciones, risas y anécdotas vergonzosas sobre mí cuando pequeña contadas por mi mamá. El almuerzo con Max estuvo bien, se nota que mis padres lo quieren, y eso me encanta.

(******)

Si me preguntan como me fue en la prueba, sólo tengo que esperar la calificación, pero yo creo que bien, ya que ya no tenía que pensar es la Srta. Martiche y su "amor" por mi novio.

En dos semanas ya termina el año escolar, y llegan las ¡merecidas vacaciones! ¡Por fin! Y tendré todo el tiempo del mundo para estar con mi novio y mi mejor amiga.

Voy entrando a la sala de clases y Max se acerca a mí.

—¿Cómo estás? —me saluda. Me da un beso corto en los labios.

—Bien, ¿y tú?

—Bien. Oye, nos juntamos a la hora en recreo en nuestro escondite —me dice sonriendo.

—De acuerdo. Allí nos vemos —le sonrío de la misma manera.

Entro a clases y Bea ya está sentada. Detrás mío entra el profesor y la clase comienza. La verdad es que no presté mucha atención a lo que decía, como ya queda poco para salir de vacaciones no estaba muy interesada en la clase. Para despejarme un poco pido permiso para ir al baño. Salgo de la sala. Apenas llego al baño me mojo el rostro, estoy en eso y abren la puerta. Es Martha. Hace días que no hablo con ella, desde que supe que le gusta Max.

—Hola —me saluda, y entra a un cubículo. La saludo de la misma manera. Pasan unos minutos y ella sale, se lava las manos y yo le doy una mirada rápida.

—Ya lo sé todo —le suelto.

—¿Qué sabes? —me pregunta confundida. ¿Ahora se hace la que no sabe nada?

—Que te gusta mi novio.

—¿Max? Pero si él es mi amigo —¿Ahora lo va a desmentir todo? ¡Yo la escuché fuerte y claro! Ya no puede mentir con eso.

—Yo los escuché, Martha. Te escuché decirle a Max que lo amas.

—Bueno, sí, puede ser, pero no es algo malo. Yo puedo amar a quien quiera.

—Sí, puedes. Pero esa persona a quién "amas" —hago comillas con mis dedos— es mi novio.

—Eso lo sé muy bien. Él ya me lo dejó claro, y tampoco quiero interferir en su relación, en serio. Pero uno no puede controlar los sentimientos.

—Ya. Espero que sea así —salgo del baño y entro a la sala de clases.

Toca el timbre para salir a recreo y le aviso a Bea que me juntaré con Max unos minutos. Ella asiente, ya que ahora que está saliendo con Chris pasan más tiempo juntos.

Llego a nuestro "escondite" y allí está Max, esperándome.

—¡Llegaste! —me dice Max, corriendo a abrazarme.

—¿Me extrañaste? —le pregunto, jugando.

—Mucho, con las cosas del colegio y actividades por mi parte del último año aquí, he estado muy ocupado, y no hemos podido tener algún momento a solas —me sonríe. Yo camino y me siento en el suelo, entre las cajas.

—Te voy a extrañar el próximo año. ¿No puedes repetir el año por mí? para que nos veamos todos los días un año más —le digo, riendo. Él hace lo mismo.

—Sería una buena idea. Sólo que mi mamá me mataría... Y hablando de mamá, ella te quiere conocer —me sonríe— ¿Vienes el fin de semana a mi casa?

—Claro. Tú ya conociste a mis papás, ahora con mucho gusto iré yo a conocer a tu familia —le sonrío— Sólo que ya me puse nerviosa.

—Mi mamá es agradable. No te coloques nerviosa, estaré yo ahí por si se le ocurre hacer algo que nos coloque en vergüenza —se ríe— Eso es típico de las madres.

—Está bien. ¿Y qué tal tus clases? Ya estás con las últimas pruebas y trabajos...

—Sí, espero que me vaya bien en todo. Ahora sólo quiero aprovechar estos minutos para estar aquí contigo —se sienta al lado mío y me abraza. Yo apoyo mi cabeza en su hombro y nos quedamos así unos minutos.

Ninguno de los dos dice nada, y se siente bien estar así, abrazados y disfrutando del momento juntos. Me pongo a pensar que quedan dos semanas para que Max salga del colegio y ya no lo veré todos los días. Eso me apena un poco, porque ya me había acostumbrado a verlo cotidianamente.

Feelings For Him © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora