16. Doña Martiche.

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—¿Y eso? —me pregunta él, cuando nos separamos.

—No sé, lo siento si no querías...

—No, me gustó, en serio... Sólo que no lo esperaba —me sonríe. Yo le devuelvo la sonrisa, roja de vergüenza— No te preocupes Isa, si quieres puedes darme todos los abrazos que quieras —me toma de las manos.

¿Será bueno dejarse llevar por el "amor"? Siento que cada vez Max me gusta más... pero a la vez siento que Martha puede ser llegar a ser un problema en todo lo que nos está pasando... Es mi compañera de curso y no me cae mal, solo que siento que a veces se entromete en cosas que no le incumben.

Y así, otra vez casi nos damos un beso. Está bien, me gusta, y no es que no quiera darle un beso, sólo que mi nerviosismo en esos momentos me juega una mala pasada. Me alejo de Max, y él me mira confundido.

—Lo siento —le digo, bajando la cabeza.

—No te preocupes, si no estás preparada, puedo esperar —me dice, comprendiéndome.

—Gracias.

Y así se nos pasa la tarde, entre conversaciones y risas. Max me acompaña a mi casa, y nos despedimos con un abrazo.

—Hija, ¿cómo te fue? —me pregunta mi madre.

—Bien, ¿Melissa llegó?

—Sí, está descansando en su habitación. ¿Con quién saliste Isa? ¿Con algún joven apuesto que quiere ser tu novio? —me dice, con cara traviesa.

—¡Mamá! No es necesario hacer esa cara —me pongo las manos en la cara, muerta de vergüenza.

—Es que yo los vi afuera. Y se estaban abrazando.

—Sí, quizás nos estamos conociendo. Pero por ahora es sólo un compañero del colegio. Nada más.

—¿Se gustan?

—¡Ay mamá! Por qué me haces esas preguntas, qué vergüenza.

—Pero si no tiene nada de malo que te guste un chico. Es de lo más normal del mundo. A mí me gusta tu papá, y nos amamos —justo sale mi papá desde la cocina.

—¿Estaban hablando de mí? —dice él.

—Sólo le decía a tu hija que nos amamos —y se dan un beso corto.

—¡Ya! Muchas muestras de cariño por aquí, yo me voy a mi habitación. Adiós —y subo lo más rápido que puedo las escaleras, antes de que mi mamá pueda decir algo.

Antes de entrar a mi habitación paso a ver a Meli, y luego me pongo a estudiar y a avanzar un poco en trabajos del colegio. Se me pasa la tarde en eso y justo cuando me voy a acostar para dormir me llega un mensaje de Max. "Buenas noches Isa. Que descanses. Me gustó la tarde de hoy". Creo que cada vez me gusta más, me encanta. Así que le contesto.

(Mensaje)
Isabella: Gracias. A mi igual me gustó.
Max: No pensé que me contestarías, pensé que estabas dormida.
Isabella: Me acabo de acostar. ¿Y tú?
Max: También. Que duermas bien, Isa.
Isabella: Tú también. Oye, una pregunta, sólo por curiosidad... ¿Cómo conseguiste mi número?
Max: Me lo dio Martha. ¿No te molesta?

¡Arghh! Otra vez Martha. Está bien que quizás ayude a Max a que yo hable con él, pero esto ya es mucho. Ahora solo faltaría que le de mi cuenta bancaria o más datos personales. Estoy molesta. Mucho.

Isabella: No. Buenas noches.

Y dejo el celular en la mesita de noche. ¿Es que no tiene vida? Que tiene que meterse en la de los demás. Si Max hubiera querido mi número de celular, yo se lo podría haber dado sin problemas, pero no, tenía que pedírselo a Martha, y ella como es una buena amiga se lo da. Pero es que no es MI amiga, no tiene el derecho para dar datos míos. ¿Isabella, estás celosa? ¿Yo, celosa? Nooo, cómo se me puede pasar eso por la cabeza. Pasa que Martha es muy metiche, sólo eso.

(******)

Hoy es viernes, el último día de la semana con clases ¡Yupi! No es que odiara el colegio, pero dos días de descanso no me viene nada de mal.

Me levanto. El maldito despertador no sonó, así que voy más que atrasada a clases. Me visto hiper rápido y bajo, con el apuro ni siquiera tomo desayuno. Me despido de todos y me voy corriendo al colegio. Mientras voy en camino le mando un mensaje a Bea "¿Ya empezó la clase?". No pasa ni un minuto y me responde "No, estamos en un acto. Nos mandó a llamar el director a todo el colegio, creo que nos quiere dar un aviso".

¡Uff, me salvé! Menos mal no voy a llegar tarde a la sala de clases y nadie me va a quedar mirando fijamente. Llego al colegio y me dirigen al salón de actos. Disimuladamente me siento en los lugares del fondo. Alguien sentado al lado mío me susurra "Hola".

—¡Max! No te había visto —le digo de la misma manera, para que no nos escuchen y nos regañen.

—¿También llegaste tarde? —me pregunta.

—Sí. Mi despertador no sonó, no sé qué le habrá pasado.

—Menos mal había acto, así nadie se da cuenta que llegas tarde —ríe despacio.

—Sí, ¿supiste que nos quiere decir el director?

—No, aún no dice nada.

En lo que el director comienza a hablar: "Buenos días estudiantes, espero que estén muy bien. Los he llamado hoy aquí...", alguien se sienta al lado de Max... es Martha. ¡Oh! ¿Tenía que ser ella? La veo y me vuelve el enojo que tenía anoche por "Martiche". Sí, así le puse, la mezcla entre Martha y metiche, ¿ingeniosa no? Sí, lo sé, no es el mejor apodo del mundo, pero le hace alusión a su personalidad. Nos saluda y empieza a hablar con Max, en susurros.

Feelings For Him © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora