26. Casi.

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—¿Tú me quitaste la ropa? —pregunto avergonzada.

—Sí, pero tranquila, no pasó nada, sólo dormimos, si es lo que querías saber —¡Uff! eso me deja más tranquila. Sí, Max es mi novio, y desde que lo somos nunca he pensado en que pase "algo más" entre nosotros, más que besos y abrazos. Y como nunca antes había tenido novio, no me he acostado con alguien, así que eso no es algo que para mí sea lo más importante en estos momentos.

—Gracias, y ¡qué vergüenza! si hice algo borracha —digo, tapándome la cara con las manos.

—La verdad es que sí, bailaste encima de la mesa, frente a todos —ríe. ¿¡Qué!? ¿Yo? ¡Ay! No digo nada, lo único que hago es taparme hasta la cabeza con las sábanas. Max me las quita.

—Tranquila, yo como buen novio acabé con tu espectáculo y te salvé —dice riendo.

—¿Y Beatriz? ¿Dónde está?

—Está sana y salva en su casa, la pasamos a dejar antes de venir acá. ¿Algo más que quieras saber sobre anoche?

—Supongo que nada más por ahora. Pero si pasó algo más, tienes que decírmelo, no quiero llegar el día lunes y que todos me queden mirando al pisar la sala de clases.

—Por tu baile, quizás si te miren un poquito —me dice, riendo por lo bajo. ¡Ay no!— Toma, traje café y donas —me extiende un vaso y una dona.

—Gracias, muero de hambre.

—Me lo imaginaba.

—¿Tu dónde dormiste?

—Aquí —dice dando golpecitos a mi lado en la cama. ¿Dormimos juntos? ¡no me lo creo!— Ya, come. El café te va a ayudar a despertar —hago lo que me dice.

Desayunamos en la cama, conversando sobre todo lo que pasó en la fiesta de anoche. En un momento, recuerdo que Max vive con su madre y su hermano pequeño, le pregunto por ellos, él me dice que su mamá trabaja temprano y su hermano se había quedado en la casa de un amigo, así que estamos solos.

Terminamos de comer y yo me levanto de la cama, sin acordarme que solo estoy con ropa interior debajo de esta camiseta que no me cubre nada. Trato de bajarla lo más que puedo, ya que con suerte cubre mi trasero. Camino hacia el baño.

—¡Voy a buscar tu ropa y vuelvo! —me grita Max. Yo grito un "gracias" desde el baño, mientras me miro al espejo. ¡Oh por Dios! ¡Qué ojeras Isabella! Se nota que estuvo buena la fiesta, eh. Me lavo la cara y hago mis necesidades.

Cuando salgo del baño, Max me mira de arriba hacia abajo.

—Toma —me entrega la ropa doblada perfectamente. Yo la recibo— Aunque mi camiseta te queda muy bien —dice, acercándose a mí. ¡Qué piropo! Siento que la sangre me sube al rostro, estoy roja de la vergüenza. Toma mi rostro y me besa. Yo lo sigo, y el beso cada vez se vuelve más apasionado. Yo suelto la ropa que tenía en mis manos, éstas las llevo a su cabello y lo revuelvo. Aún besándonos caminamos hacia la cama, él me recuesta suavemente y apoya una mano en el colchón, la otra la lleva a mi cintura y de a poco va subiendo mi camiseta. Toda mi abdomen con la yema de sus dedos y yo me estremezco. Ahora lleva sus labios a mi cuello y con su mano toca suavemente uno de mis pechos. Comienzo a respirar agitadamente. Lo aparto y me siento en la cama. ¿¡Qué estaba a punto de hacer!? Me dejé llevar por el momento. Sé que no es nada del otro mundo, y que los novios hacen eso, pero no sé, me puse nerviosa, muy nerviosa..

—¡Lo siento! —digo con las dos manos en mi rostro. ¡Estoy muerta de vergüenza!

—No lo sientas. Está bien si no quieres, yo no te voy a obligar a nada —me dice tranquilo— Es más, discúlpame tú a mi, si es que no querías...

—No, sólo que nunca había pensado en esto —muevo las manos, señalándonos a los dos.

—¿En serio nunca lo has pensado? —me pregunta, sorprendido.

—En serio. Cómo nunca antes había tenido novio... no es algo que para mí sea lo más importante.

—Lo entiendo. ¿Por eso te molestó lo que dijo Martha ayer en la fiesta?

—Claro que me molestó, ella no es quién para saber lo que pasa o no entre nosotros.

—Sí, lo entiendo. Tú no te sientas presionada. Cuando estés preparada, yo lo voy a estar —me da un beso en los labios.

—Gracias. Ahora sí, me iré a vestir —le sonrío. Cojo la ropa, que ahora está en el suelo, y camino al baño de nuevo. Me visto rápidamente y salgo.

—Tengo que irme. Mis papás deben estar preocupados.

—Yo les avisé que te ibas a quedar acá. Supuse que no querías que ellos te vieran así anoche... —ríe.

—Gracias, en serio muchas gracias por todo lo que hiciste por mí. Te quiero —lo abrazo.

—¿Quieres que te vaya a dejar? mi mamá dejó el auto aquí en la casa, me lo presta de vez en cuando.

—¿Sabes manejar?

—Sí, desde los 16 años, más o menos. ¿Vamos?

—Está bien —le sonrío. Tomo mi celular y salimos juntos.

Llegamos a mi casa y me despido de Max. Entro, mis papás y mi hermana están almorzando.

—¿Cómo estuvo esa fiesta? Se nota que muy bien —me dice mi mamá.

—¿No están enojados? —les pregunto sorprendida.

—No, eres joven, nosotros igual en algún momento bebimos en las fiestas cuando jóvenes. Y sabemos que Max es un buen chico, ¿te cuidó, cierto? —responde ella.

—Sí. Estuvo todo bien —digo nerviosa.

—Al principio tu papá se molestó un poco, pero yo lo convencí. Él igual fue joven, al igual que yo. Tranquila, para la otra tendrás que controlarte más. Eso es todo.

Yo me sorprendí ante su reacción. Estaban muy tranquilos. Ellos no son así siempre. Lo bueno es que les gusta Max para mí. Creo que después de esto puede ser una buena idea invitarlo a mi casa, a que conozca mucho más a mi familia, ¿o me estoy apurando mucho? Lo que pasó hoy, en realidad lo que casi pasó, es un indicio de que quizás la relación podría ser más seria de lo que me imaginaba. 

Feelings For Him © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora