13. Visita inesperada.

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(Mensaje)
Xxx: Hola Isa, soy Max. ¿Cómo estás? ¿Quieres que salgamos hoy día? No te vi en el colegio, entonces me preocupé.

¿Max? ¿Cómo tiene mi número? Yo nunca se lo di.

Isabella: Hola Max. No estoy muy bien que digamos... No puedo salir contigo hoy día, lo siento.
Max: Oh, ¿Pasó algo malo? Sólo si quieres contarme...
Isabella: Mi hermana está en el hospital.

Justo en ese momento a lo lejos a mis padres, y se acercan corriendo hacia mí y me abrazan.

—¿Qué pasó hija? —pregunta mi madre— ¿Cómo está Melissa?

—No sé, yo la vi tirada en el suelo cuando fui a despertarla, y no sé nada más. Me dijeron que iban a avisar cualquier cosa.

—Todo va a estar bien, Isa. Nuestra Melissa es fuerte —me abraza mi padre y me da un beso en la frente.

—¿Cómo supieron? ¿Ustedes no llegaban más tarde?

—Desde aquí del hospital nos avisaron, y adelantamos nuestro vuelo, teníamos que llegar lo más pronto posible.

—Me alegro que estén aquí —me seco algunas lágrimas.

Pasan las horas y nadie nos dice nada. Quiero saber cómo está mi hermana, de una vez por todas. Y cómo si lo hubiera invocado, sale un doctor, preguntando por —Familiares de Melissa Mitchell.

—¿Cómo está mi hija, doctor? —pregunta mi madre.

—Ahora está estable, recuperándose.

—¿Por qué se desmayó? ¿Está enferma? —pregunto.

—Aún el diagnóstico no es seguro, pero creemos que puede tener anemia.

—¿Y eso es grave? —pregunta mi padre.

—No, si es que se cuida con las comidas, duerme bien y trata de tener una vida sana. Puede que ella estos últimos días haya estado estresada por algo, y no comió todas sus comidas, por eso se pudo haber desmayado. En unos minutos les avisaré para que puedan pasar a verla, si gustan.

—Gracias doctor —dice mi madre. Y él se va— habrá que cuidar a nuestra Meli desde hoy en adelante.

—Yo cuido de ella —respondo.

—Si lo sabemos, sólo que habrá que estar más pendiente de ella de ahora en adelante —dice mi padre.

—Si estuvieran más tiempo con nosotras, sabrían que es lo que ocurre —les respondo. Si no trabajaran tanto sabrían qué es lo que pasa con la salud de sus hijas. A veces, pienso y sé que lo están haciendo por nuestro bien, para que no nos falte nada, pero en ocasiones podrían aunque sea llamar más seguido o priorizar su familia ante que el trabajo.

—Tu sabes Isabella, que todo lo que hacemos, lo hacemos por su bien —me dice mi madre— Tenemos que trabajar, como padres queremos que no les falte nada.

—Si lo sé, pero a veces podrían preocuparse un poco más por nosotras, no pedimos mucho —y me voy, dejándolos con la palabra en la boca. Enojada, camino hacia una máquina de café, introduzco el dinero pero no me da el café. Pateo la máquina, y alguien por detrás de mí introduce unas monedas a la máquina y le da unos golpecitos. Como por arte de magia, el vaso se llena de café.

—Gracias —digo mientras me doy vuelta y lo veo, es Max— ¿Qué haces aquí?

—Me preocupé, y Bea me dijo dónde estabas. ¿Cómo está tu hermana?

—Ahora mejor, gracias por preguntar —le respondo, mientras nos sentamos.

—Que bueno, me alegro. ¿Qué le pasó?

—Yo la vi desmayada, y llamé de inmediato a la ambulancia. El doctor dijo que lo más probable es que tenga anemia —recordar a mi hermana tirada en el suelo, hace que corran algunas lágrimas por mis mejillas.

—Isa, no llores —alza su mano y pasa su pulgar por mi mejilla, limpiando una lágrima— se va a recuperar.

—Si lo sé, pero no sé qué hubiera pasado si no me hubiera dado cuenta a tiempo —nuestras miradas se juntan— ¿Por qué te preocupas por mí?

—Porque me gustas Isabella, quiero conocerte mejor, sólo si tú quieres...

¿QUÉ? ¿En realidad dijo lo que escuché? Le gusto, a Max Smith le gusto. Qué vergüenza, ¿qué se dice después de eso? Admito que me está empezando a gustar, pero no sé si quiera tener algo con él... no estoy segura si es lo mejor. ¿Por qué le gusto yo? Mi timidez hace que me sienta insegura con respecto a las relaciones sentimentales.

—Tengo que ir a ver a mis padres, para saber si podemos entrar a ver a Melissa —digo de repente.

—Claro —nos paramos, y de la nada él me abraza, yo le respondo el abrazo— Todo va a estar bien Isa, en serio —nos separamos.

—Gracias por estar aquí —caminamos hacia donde están mis padres— Mamá, papá, él es Max —lo presento.

—Mucho gusto Max —dice mi mamá.

—Gracias por venir —dice mi papá— recién vino el doctor, ya podemos pasar a ver a Melissa.

—¿Podemos ir los tres? —le pregunto, mi papá asiente. Yo miro a Max.

—Anda tranquila Isa, yo te espero aquí —me dice él.

—Gracias, pero si tienes que hacer algo más, anda.

—No ¿cómo se te ocurre? Tu anda a ver a tu hermana, yo te estaré esperando aquí cuando salgas.

—Gracias Max, en serio —le doy un beso en la mejilla, antes de ingresar con mis padres a la habitación de mi hermana.

Feelings For Him © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora