30. Confesiones Parte 2.

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Seguimos estudiando, hasta que Martha dice que se tiene que ir. Se despide de nosotros. Sin embargo, no se acerca a Max, sólo dice adiós a lo lejos.

—Ahora que estamos solos... —dice Max, acercándose a mí.

—Está tu hermano... —digo nerviosa.

—Sí, lo sé. No quiero hacer nada de lo que estás pensando —dice riendo— No haría eso con mi hermano aquí.

¡Qué vergüenza! Ahora cada vez que Max se acerque tanto a mí voy a pensar que quiere dar el siguiente paso. ¡Somos novios! Tampoco es que no quiera estar con él de esa manera, sólo que siento que aún no estoy preparada.

—Y ahora, lo siento, tengo que ir a ver a tu hermano —le digo, sonriendo.

—¿A mi hermano? ¿Y por qué sería? —dice mirándome—¿Me vas a cambiar por él? —yo me río.

—Claro que no. Nunca te cambiaría —me acerco a él y lo beso. Nos separamos— Sólo que me pidió ayuda con su tarea.

—Ya, está bien. Si quieres después que termines, te voy a dejar a tu casa.

—Me parece. Voy y vuelvo —le digo, antes de subir las escaleras.

Llego a la habitación de Logan y toco su puerta antes de entrar. Escucho un ¿quién es?

—Soy Isabella —abro la puerta— ¿Puedo entrar?

—Sí, entra.

—¿En qué necesitas ayuda?

—Esto —me muestra su cuaderno— No lo entiendo.

Le ayudo a completar su tarea. La verdad es que aún recordaba esa materia, aunque ya la había pasado hace varios años. Historia es una de mis materias favoritas, me encanta conocer lo que pasó antes de que nosotros existiéramos, es interesante. Estábamos conversando y llega Max a la habitación.

—¿En qué están? —pregunta.

—Tu novia me está ayudando con mi tarea. Es muy buena en historia —dice Logan. Yo sonrío.

—Y Logan es muy inteligente. Aprende rápido —digo. La verdad es que sí. Todo lo que le explicaba, lo comprendía de inmediato— Y ya estamos terminando.

—¿Y ya puedo estar con mi novia, entonces? —dice Max.

—Sí, hermanito. Pueden hacer cosas de novios —responde Logan.

—¿Y qué cosas hacen los novios, según tú? —le pregunta Max.

—Darse besos y esas cosas —dice su hermano, colocando cara de asco. Con Max nos reímos ante sus palabras.

—Entonces me llevo a mi novia —dice Max, tomándome de la mano y sacándome de la habitación.

— Adiós Logan —alcanzo a decir. Él mueve su mano a modo de despedida.

Bajamos la escalera y yo quedo con mi espalda a la pared. Max frente a mí.

—Ahora sí, por fin estamos solos —dice y me besa. Nuestras lenguas juegan en nuestras bocas. Nos separamos por falta de aire— ¿Es necesario que te vayas ahora?

—Ya está oscureciendo... mis papás se pueden preocupar —le digo. Él se separa de mí y camina hacia la puerta— Antes hay algo que tengo que decirte... más bien, preguntarte.

— ¿Qué... cosa? —pregunta nervioso. ¿Por qué se coloca tan nervioso? No es tan malo que lo invite a mi casa, ¿o sí?

—Mis papás quieren que vayas a almorzar a mi casa... el fin de semana —digo jugando con mis dedos— Pero si es que no quieres aún, lo entiendo —digo rápido. Él me mira sorprendido.

—Claro que quiero ir. Tus papás me aman —dice divertido. Yo me río.

—¿Entonces sí vas? Hace días que me vienen preguntando que vayas a almorzar a la casa.

—Obvio que sí. ¿Cuando?

—No sé, yo creo que el domingo. Te confirmo en estos días.

—Está bien.

—Gracias —lo abrazo.

—¿Gracias por qué? ¿Por ir a tu casa? Somos novios, yo encantado comparto con tu familia.

—En realidad por todo. Por ayudarme siempre. ¿Nunca nos vamos a separar, cierto? —la pregunta sale de mi boca sin darme cuenta, recordando lo que escuché decirle Martha a Max hace unas horas.

—¿Por qué me preguntas eso? —dice mirándome a los ojos— Yo te quiero Isa, que no se te olvide. Y no, nunca nos vamos a separar —no digo nada, sólo lo rodeo con mis brazos, apoyando mi cabeza en su pecho. Nos separamos— Ahora sí vamos, no quiero que ahora me odien tus papás porque llegas tarde —reímos.

Nos subimos al auto y él conduce camino a mi casa. En el camino miro por la ventana, pensando en lo que le dijo Martha a Max "¡Yo te amo, Max!" ¿Será verdad? ¿Él sentirá lo mismo? No creo, porque le dijo que estaba conmigo, y me prometió que no nos vamos a separar. Max me saca de mis pensamientos.

—¿En qué piensas tanto? —me dice dulcemente, mientras conduce, y me da una mirada rápida— Te noto distraída.

—No, nada.

—Puedes confiar en mí, Isa. Puedes contarme lo que sea.

—En serio, no me pasa nada —digo tranquila. No quiero contarle lo que escuché, con quién tengo que hablar primero es con Martha.

—¡Llegamos! —dice Max— Y está bien, si no te pasa nada, confío en ti. Pero si quieres contarme algo, aquí estoy para ti.

—Gracias —digo saliendo del auto— Adiós —le digo, y le doy un corto beso en los labios.

Entro a mi casa, inmersa en mis pensamientos.

—¿Cómo te fue? —me pregunta mi madre.

—Bien —digo de manera automática— Y Max va a venir a almorzar el fin de semana —le suelto y subo a mi habitación.

—¿Qué le pasa a Isabella? —escucho que mi mamá le pregunta a mi papá.

Ahora que me pongo a pensar mejor, según lo que escuché en la casa de Max, él ya sabía todo. ¿Por qué dejó que ella siguiera cerca suyo? Es obvio que sabiendo eso ella intentaría cualquier cosa. Es su amiga, sí, pero después de una confesión así uno no puede ver a esa persona de la misma manera. Aunque estoy segura que Max no me sería infiel, él me dijo que me quiere, y yo también lo quiero.

Feelings For Him © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora