XVII.

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Nuevo capítulo, espero que les guste.

Ni Naruto, ni Fairy Tail me pertenecen. Son de sus respectivos dueños.

Ahora si, empecemos...

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Magnolia.

Un aire de festejo se podía respirar dentro de la cuidad. Las calles aglomeradas, gente dando espectáculos, parejas y niños en los juegos de la feria, niños corriendo por la calle disfrazados.

En la enfermería dentro del gremio, el ambiente estaba tenso.

- Que ruidosos- expreso Laxus escuchando las voces de los miembros ir y venir, se cruzo de brazos reposando su espalda al lado de la puerta.

Makarov dejo de observar el techo clavando sus ojos en su nieto, se levanto quedando sentado en la cama.

- Tu... ¿sabes lo que has hecho?- ante la pregunta Laxus desvío su atención hacia una pared-. Mírame a los ojos- ordeno logrando su cometido-. El gremio no es una posesión. Se forma a través de la confianza y lealtad entre unos y otros. Tu has faltado a esa lealtad y has amenazado las vidas de tus compañeros. Eso es algo absolutamente imperdonable-

- Lo entiendo- respondió dejando su posición avanzando hacia su abuelo-. Yo... solo quería hacer más fuerte a este gremio- dijo apretando su puño derecho.

Makarov soltó un poco de aire, cansado. No quería hacerlo, pero antes que nada era el maestro del gremio.

- Mira que eres torpe- habló bajando de la cama pisando el suelo-. ¿Por qué no te relajas un poco?. Ha sido un placer para mi ver como crecías. No tenías que ser fuerte, ni listo. Tu alegría me bastaba- expreso con una leve sonrisa.

Laxus se quedo callado mientras su mirada cambiaba, muy en el fondo intuía lo que pasaría. Makarov apretó su puño haciendo que su temblor se detuviera.

- Laxus- hablo con voz seria a punto de romperse como cristal-. ¡Quedas expulsado!-

La expresión del siempre arrogante y poderoso Laxus, por primera vez mostró impresión.

- Bien. Gracias por todo... abuelo- exclamo dándose la vuelta dirigiéndose hacía la salida-. Cuídate, ¿sí?-

- Vete- exclamo sin ver a su nieto mientras lagrimas bajaban por su rostro.

Pasados los minutos Makarov termino de limpiarse las lagrimas y relajarse un poco, cuando un sonido llamo su atención.

A su derecha acostado se encontraba Naruto comiendo un chocolate, todo mientras lo veía callado.

- Oye, ¿desde cuando estas ahí?- pregunto Makarov.

- Una hora-

- ¿Una hora?-

- He dominado la habilidad de quedarme tan increíblemente quieto que me vuelvo invisible ante tus ojos, mira- expreso llevando lentamente el chocolate hacía su boca.

- Estas comiendo un chocolate-

- Mi movimiento es... tan lento... que es imperceptible- hablo comiendo.

- Mmmm no-

- De verdad soy invisible-

El silencio una vez mas domino la habitación.

- Anciano, ¿soy débil?- pregunto Naruto viéndolo.

Desde hace semanas un sentimiento de inferioridad había nacido dentro de él, desde la pelea contra José.

Rey Oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora