Rey Oscuro.

LXI.

Ni Naruto, ni Fairy Tail me pertenecen. Todo derecho es de sus respectivos dueños.

Empecemos...

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Naruto movió su cuello haciendo tronar sus huesos. Hace días que había caído dormido. La guerra ya había empezado. Hace minutos que lo estaban poniendo en contexto.

- No siento la presencia de Serena, ni de Gajeel- exclamo Naruto.

Ante lo dicho, Hugin bajo la cabeza negando.

- Ya veo- expreso Naruto apretando sus puños, se quedo callado varios segundos, asimilando la noticia-. Hugin, Munin, vamos- exclamo comenzando a caminar hacía el sur.

- ¡Espera!- detuvo Poluscya- ¿Que haces? El gremio esta por allá- señalo hacia el norte.

- Lo sé- contesto el rubio-. Pero dijiste que todos fueron separados gracias a un hechizo, eso significa que el ejercito de Asgard también lo está- expreso con su mirada viendo al horizonte-. Debo reunirme con ellos-

Sin dejar que le contestarán Naruto comenzó a caminar siendo acompañado por sus dos cuervos.

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Acnologia llevo su mano temblorosa hasta el picaporte. Tenía miedo. Miedo de lo que se encontraría detrás de esta. Respiro, y abrió.

El miedo ganó más fuerza. Lo que temía se estaba cumpliendo. Dentro de la habitación había una sombra agachada, abrazándose las piernas, como dándose ánimos a si mismo. Pero, solo era una silueta, cuando debería de haber tres. 

- ¿Naruto?- un leve susurro escapo de su boca.

El niño alzo su mirada mostrando las ojeras y signos de haber llorado mucho tiempo. Su cuerpo había perdido peso. Como si no hubiese comido en días.

- Lo siento- dijo Naruto temblando levemente-. Lo siento tanto- las lagrimas comenzaban a bajar de vuelta de aquellos ojos azul zafiro-. No pude salvarlos-

Ante el ultimo comentario, un escalofrío paso por todo el cuerpo del hombre. Dándose media vuelta, sin fijarse en su hermanito, abandono aquel refugio.

Tras minutos de correr sin descanso, llego. Llego hasta la aldea, o bueno, lo que quedaba de ella. No había ningún rastro de vida, salvo los cuervos comiendo los cadáveres.

Camuflandose con el ambiente, los ojos de Acnologia perdió todo rastro de vida en su mirada. A pasos lentos avanzó en dirección de su casa. Paso a paso, lentamente, con miedo de confirmar lo que... muy en el fondo ya sabia.

Se detuvo delante de su antiguo hogar. Su respiración se corto por varios segundos.

Delante suyo el cadáver de su hijo estaba clavado contra la pared, varias moscas rondaban alrededor de él. Los recuerdos lo golpearon. La primera vez que lo sostuvo en sus brazos, la primera vez que rieron juntos, la primera vez que se sintió orgulloso de él.

Cayo de rodillas al suelo, sus manos apretaron la tierra, tratando de pensar que todo era una pesadilla. Su mirada giro encontrando lo que lo termino de destrozar.

La cabeza de su amada, su esposa. Sus ojos estaban abiertos, mostrando el miedo y dolor que sufrió.

Y se rompió. El hilo que sostenía su cordura, se corto.

- ¿Por qué tuvo que pasar esto?- expreso viendo al cielo-. ¿Por que razón nos cazan? Se llevan nuestras vidas... nuestros sueños-

A este punto Acnologia estaba llorando. Sus lagrimas se mezclaban con la lluvia que comenzó a caer en el lugar.