LXIX.

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Las nubes se despejaron permitiendo a los rayos de sol iluminar todo el lugar. La tierra había dejado de temblar luego de aquel ataque. Nadie hubiese imaginado que toda aquella destrucción habría sido producida por dos individuos.

Parado completamente inmóvil estaba Naruto observando el cielo. Sus botas habían desaparecido, su pantalón hecho jirones quedando por debajo de las rodillas, su torso al descubierto revelando todos sus tatuajes. Raspones, cortes, rasguños, hemorragias, contusiones, incluso algunos huesos rotos. Estaba hecho mierda.

A decenas de metros, el polvo se despejo mostrando la figura de Acnologia. De pie, apoyado contra una roca. Completamente herido, incluso en ese estado, se negaba a caer. Con un quejido de dolor, sus rodillas cedieron, y el Rey Dragón comenzó a deslizarse lentamente contra el suelo. Quedo sentado apoyando su espalda contra la dureza de la roca. El color arena de la piedra había sido bañada por el carmesí de la sangre de Acnologia.

- Fue un buen golpe- susurro respirando entrecortado.

La mitad de su estomago había desaparecido, desde la cintura hasta las costillas. Quedando un agujero enorme al costado izquierdo de su cuerpo. Vaya ironía. Aquella misma herida se la había hecho a ese dragón de fuego hace un año. El karma era una perra.

Acnologia cerró su ojo para descansar un poco.

Seguía viendo hacia el cielo, sintiendo como las ultimas partículas mágicas salían de su cuerpo. Su mirada se desvió, observando con nostalgia sus manos. Había conocido a todas las personas que quería gracias a su magia. Sus aventuras, su familia, sus buenos y malos recuerdos. Sonrió cuando una muy pequeña bolita azul broto de sus manos. Ascendió y desapareció en la distancia siendo arrastrada por la suave brisa de aire.

Su magia había desaparecido.

Percibiendo como su cuerpo estaba a punto de caer, uso toda la fuerza de voluntad que le quedaba, y se dirigió hasta su hermano.

Acnologia abrió su ojo cuando el sonido de débiles pisadas se escucharon. Lentamente, una figura llego sentándose al lado suyo, quedando a la par. 

- ¿Naruto?-

Sus palabras salieron con un tono cansado.

- Si-

La mirada de Naruto expresaba tristeza, y la de Acnologia, muchos sentimientos, aceptación, agradecimiento, arrepentimiento, calma, entre otros.

- Parece que hasta aquí he llegado- expreso el mayor de los hermanos.

- Si-

- Dime, Naruto, ¿podre volver a verlos?- pregunto pensando en su familia.

Un largo silencio se instalo entre ambos. Dicen que mientras más fuerte sea una luz, más oscura será la sombra. Y Acnologia es un claro ejemplo. Su familia era su luz, y una vez que se la arrebataron, su mundo fue oscuridad.

- Si- respondió Naruto a punto de quebrarse.

Ante aquella respuesta Acnologia sonrió. Una sonrisa sincera, una que nadie había visto en años. Su respiración empezó a hacerse más lenta. Su ojo perdía su brillo. Su cabeza tambaleo quedando recostada en el hombro de su hermanito.

- Ve con ellos- exclamo Naruto llorando.

Acnologia cerro su ojo para no volverlo abrir. Su corazón finalmente se había detenido. El Rey Dragón había muerto acompañado de la ultima persona que lo quería.

- Nos volveremos a ver- dijo Naruto con lágrimas en su rostro mirando hacía el cielo.

Las horas pasaron y ya no se podía ver a nadie en el lugar. A cientos de metros, en un bosque, habían tres piedras, una más grande que las otras dos. La tierra enfrente de ellas parecía removida, como si alguien hubiese enterrado algo. La más robusta tenía una descripción escrita en ella: Aquí yace un hombre que fue amado por su familia. 

Rey Oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora