Hoy tendré turno de 12 horas en urgencias, de 8 pm a 8am. Al ser el turno de noche, seguro que dormiría algo.
Mi primer paciente de la jornada fue Bobby, un niño de 9 años con leucemia. Parece ser que había tenido una recaída y su madre había decidido traerle.
Le revisé, estaba muy débil, así que mandé ponerle suero y procese su ingreso.
Le acerque un café a su madre, iba a tener una noche difícil.-Toma, te vendrá bien.-dije ofreciéndole el vaso de plástico.
-Gracias, ¿le vais a ingresar otra vez verdad?
La mujer que tendría unos 35 años tenía la mirada cansada, el pelo revuelto y unas ojeras alarmantes. No me imagino lo que tiene que sufrir esta madre por su hijo.
-Sí, pasará la noche aquí y mañana lo verá su médico y decidirá si cambiarle el tratamiento o no. Esta muy débil, podrás pasar con él en un rato. ¿Va a venir algún otro familiar?-pregunté.
Se que no era de mi incumbencia pero esta mujer necesitaba descansar, el padre del niño también debería estar aquí y que no todo recayese en ella.
-No, que va, dudo que su padre se digne a venir.
Vaya, había metido la pata hasta el fondo.
-Perdona no quería incomodarte, solo preguntaba para que pudieras descansar, pero si quieres puedes volver mañana, aquí estará bien cuidado.-me disculpe.
-Oh no, tranquila, gracias. Su padre decidió irse con otra cuando nuestro hijo empezó a luchar contra el cáncer. Es algo que fue muy duro, pero lo he superado. Y mi hijo, me tiene a mi para cuidarle.-dijo segura.
Admiro a esa mujer y envidio a Bobby por tener una madre tan increíble.
Le ofrecí una manta y le dije que me pasaría para ver como evoluciona Bobby, y si me necesitaba sólo tenía que llamar.••••
Entró en urgencias una chica que según su historial tenía 14 años, venía acompañada de su madre y su padrastro. Presentaba un cuadro de dolor abdominal, con náuseas, sin fiebre y sin diarrea.
Tras una exploración inicial decidí hacerle una ecografía, podría ser el apéndice el causante del dolor.
-Hola soy Gianna.¿Tú cómo te llamas?-dije mientras le levantaba la camiseta.-Esto va a estar frío pero no duele.-advertí.
-Samantha.-susurro.
La niña estaba temblando y parecía asustada.
Pase el ecógrafo por la zona del apéndice, estaba en perfecto estado, mire las zonas cercanas en busca de alguna inflamación. Mire la zona del colon y los intestinos, todo parecía normal. A pesar de que ya había pedido un análisis de orina mire la vejiga, también estaba en perfecto estado.
-Vale, todo esta bien Samantha.-intenté tranquilizarla.
Hasta que subí a la zona del útero y encontré la explicación. Parecía un borrón del ecógrafo de lo pequeño que era, un conjunto de células de no más de dos meses, un feto.
-Samantha cielo ¿Eres sexualmente activa?-pregunté con toda la dulzura y comprensión que pude.
Pero ella se echó a llorar y ahí supe que algo iba mal.
-Puedes confiar en mí, lo que me cuentes no saldrá de esta sala.-le aseguré.
-Si digo algo... él me hará daño.-susurró entre sollozos.
-¿Te han obligado?
Ella asintió temerosa, podía ver en sus ojos el sufrimiento. Solo era una niña, una niña asustada, que tenía miedo de hablar, de contarme lo que la aterraba. Porque el monstruo que le había hecho eso le daba más miedo, que la seguridad que yo le ofrecía.
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Dame tu mano
RomanceLa vida de James da todo un giro cuando debido a un accidente de moto acaba en una silla de ruedas ¿Conseguirá volver a andar o no? De eso se encarga Gianna una joven médica que se ha propuesto que James camine. Pero, después de tanto tiempo juntos...