Al día siguiente de que James se fuera no tenía fuerzas para nada, lo echaba increíblemente de menos. Me sentía culpable conmigo misma por no ser capaz de mantenerle a mi lado, por alejar a todo el mundo de mi. Llevaba días en mi burbuja mucho antes de que James se fuera. No contestaba a los mensajes de mis amigas, porque el poco tiempo que tenía lo aprovechaba con él, tampoco quedaba prácticamente con mis hermanas y hacía una eternidad que no veía a mi hermano. Pero eso no era culpa de James, era mía, Adam era muy dependiente de la relación, necesitaba atención constante y me quede con restos de esa relación impregnados en mi. Sabía que James no necesitaba que estuviera exclusivamente pendiente de él pero aún así no podía evitar hacerlo. Es increíble como una persona tóxica es capaz de marcarnos y moldearnos a su antojo y gusto. Me sentía asqueada conmigo misma por eso, por vivir de la dependencia y el miedo, si a eso se le podía llamar vivir, porque vivir con miedo de actuar, no es vivir, es seguir la corriente del resto. Y tras la marcha de James me di cuenta de que Adam me había hecho más daño del que pensaba y de que quería solucionarlo. Añoraba ser yo, no tener miedo, vivir en mayúsculas y con todas las letras.
Al día siguiente encontré una psicóloga con buenas referencias en Google y pedí una cita. En el momento me sentí fuerte y muy valiente, pero cuando mis pies llegaron a aquella consulta toda mi fuerza de voluntad desapareció y llego el miedo, miedo a ser juzgada, a que me tachen de exagerada y la psicóloga pensará las mismas cosas que Adam de mi.
Temblando entre a la consulta, y tras dos horas mis miedos habían desaparecido, no había sido fácil, había llorado mucho y aún quedaba mucho camino por recorrer, pero había dado el primer paso y eso ya era un logro.
En la consulta aprendí que para tener una relación sana tenía que aprender a valorarme y quererme a mi misma, y eso había decidido, nada de hombres hasta que recordase como vivir de verdad.
A finales de semana, decidí volver a conectar con la gente de mi alrededor y salí con mis mejores amigas a cenar y a salir de copas. Me reí como hacía tiempo que no hacía, estaba despreocupada y alegre, seguía teniendo mis demonios pero esa noche parecían estar de vacaciones.
A mitad de la moche iba un poco alegre, había bebido algunos chupitos y un par de copas, yo misma era consciente de que no era buena decisión, pero gracias a esa cantidad de alcohol cuando el móvil sonó no dude ni un segundo en responder.
—James—hablé.
—Gi? Estas despierta?—oí a través del móvil.
Y me pareció la cosa más graciosa del mundo porque me empece a reír como si no hubiera un mañana. Busque a Chloe y a las demás chicas con la mirada y no las ví. Y en ese momento James debió de sumar dos más dos en su mente, la música que se debía de oír de fondo y mi risa tonta igual a borracha pérdida.
—¿Dónde estás?—me pregunto.—Voy a buscarte y te acerco a casa.—Repitió.
—¡No! Estoy bien.—reí—muy bien—le asegure.
Oí palabras que no escuche y no le deje terminar lo que estuviese diciendo.
—James, estoy siendo feliz.—balbucee antes de colgar.
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Este capítulo me gusto mucho más que el anterior, a vosotxs que os parece? Os leo🥰
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Dame tu mano
RomanceLa vida de James da todo un giro cuando debido a un accidente de moto acaba en una silla de ruedas ¿Conseguirá volver a andar o no? De eso se encarga Gianna una joven médica que se ha propuesto que James camine. Pero, después de tanto tiempo juntos...