Había pasado un tiempo desde que James había logrado ponerse en pie, había hecho unos avances increíbles, aunque él se negaba a verlo.
Trabajamos duro para que lograse dejar la silla pronto, pero las cosas de palacio van despacio, paso a paso, o pasito a pasito, da igual el ritmo, lo importante es avanzar.James seguía viviendo temporalmente conmigo, pero en la habitación de invitados, más alejado de mi. Ya que Mackenzie se había ido al día siguiente de nuevo a casa.
Cosa que por cierto agradecía, quería pensar con claridad sobre él, no creo que sea buena idea tenerlo en casa, pero soy incapaz de echarle. Quiero ayudarle, en todo.Entre en la sala 6 de la planta de rehabilitación, y como de costumbre unos ojos miel me observaban desde una silla de ruedas, seguían todos mis movimientos, como me quitaba la bata, me ataba el pelo...
James se había mantenido alejado de mí, sentimentalmente hablando, lo que hacía las cosas más fáciles para llevar a cabo la relación médico-paciente. Pero en el fondo, extrañaba sus abrazos en la cama, su risa, que pocas veces dejaba salir a la luz, extrañaba hablar con él, regañarle, animarle, tocarle...extrañaba a James enterito.
-¿Estás listo?-pregunté moviendo la cabeza para eliminar estos pensamientos, ahora hay que centrarse en su recuperación, cuanto antes camine, antes de iré y dejaré de pensar en él.
Aunque el hecho de pensar que se fuera y se alejará de mí dolía.
•••••••
James estaba de pie, agarrado a las barras, sus bíceps estaban tensos por el esfuerzo pero aún podían aguantar un poco más, había aprendido a saber cuando no tenía más fuerza para seguir.
-James, dame tu mano, la otra mantenla en la barandilla.
-Como la mandona de mi médica deseé.- bufó acercándome la mano.
Últimamente James volvía a estar desanimado al no ver grandes avances, y su rabia y frustración la pagaba conmigo. Era su saco de boxeo, metafóricamente hablando.
-¿Podrías enfocar tu mal humor en algo más productivo que tomarla con alguien que solo quiere ayudar?
No me quería rebajar a su nivel, pero me lo ponía muy complicado. James sacaba mi mal humor a la primera y no me gusta eso. Yo siempre suelo ser alegre, o eso es lo que le muestro siempre al resto, pero con él soy transparente y eso me molesta.
-Bien, aprieta fuerte mi mano, e intenta avanzar, el problema lo tiene tu mente, tu cuerpo está perfectamente preparado para andar. Vamos, poco a poco, yo confío en ti.
Y parece que mis últimas palabras le animaron porque apretó más fuerte mi mano e intentó mover su pierna derecha, pero solo conseguía que se balanceara levemente.
-¿Ves? No puedo.-dijo mi paciente con voz rendida.
-Lo he enfocado mal.-susurre más para mi que para él.-¿Qué te apetece cenar? Si consigues dar un paso, esta noche te cocinaré lo que quieras, sea lo que sea.
-Prefiero otro trato.
-¿Cuál?-pregunté intrigada.
-Si consigo dar un paso, me debes un beso.-manifestó con una sonrisa de medio lado.
Era muy pronto para que diera un paso, no lo iba a lograr, necesitaba más práctica.
-Esta bien.-exprese pareciendo estar molesta.
James volvió a apretar mi mano.
-Cualquier día te dejo sin circulación.-rió.
¿Ahora está de buen humor? Este hombre es increíble, debería llamar al departamento de psiquiatría. Igual es bipolar o algo.
Mi paciente volvió a intentar mover la pierna derecha y esta vez, consiguió levantarla unos 2 centímetros del suelo.
-Casi...-comenté compasiva.
Volvió a intentarlo en múltiples ocasiones, sin grandes avances.
-Podemos dejarlo por hoy...has trabajado duro James.
Negó con la cabeza y levantó la pierna derecha, la dejó en el aire unos segundos y volvió a caer.
Lo oí respirar fuerte, y esta vez, levantó la pierna y mientras estaba en el aire, consiguió moverla torpemente hacia delante. Intentó repetir el proceso con la pierna izquierda, pero tenía dificultades, le sonreí dulcemente y apreté su mano, y después de mucho esfuerzo consiguió ponerla a la altura de la otra. James había dado su primer paso, lo había conseguido. Vi la felicidad en su cara, tenía una enorme sonrisa que pocas veces dejaba ver.-Me debes un beso.-aclaró con la respiración agitada del esfuerzo.
Tenía razón, un trato es un trato. Me acerque y le dí un leve pico en los labios.
-¿Enserio nena? Yo quiero un beso de verdad.-protesto James.
Y antes de que pudiera decir algo, apretó la mano que me tenía cogida y aún no había soltado. Una electricidad recorrió mi cuerpo, y las famosas mariposas revoloteaban libremente por mi estómago.
Sabía que me iba a besar, pero el beso se lo tenía que dar yo, ese era el trato. Lleve mi mano libre a su nuca y acaricié el pelo que había allí, bajé la vista a sus labios, ahora si que no había marcha atrás, eran hipnóticos. Me acerque lentamente, y roce mis labios con los suyos, cuando se tocaron eran cómo imanes, los cuales no puedes separar porque se atraen, pase lo que pase. Mi beso fue lento, calmado y suave, era lo que se merecía James, un poco de paz. Pero él tenía planes diferentes porque su lengua entro en mi boca explorándola gentilmente y volviendo el beso más salvaje y rudo.
Y cuando pensaba que nada podía salir mal, que James era mi refugio, oí la puerta abrirse y fue demasiado tarde para alejarme de él.
Los ojos marrones de Adam nos observaban atónitos y fríos.
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Tres días me costo este capítulo, espero que no os decepcione, estaba un poco atascada, pero creo que ya he vuelto a encontrar el rumbo.
Comentadme que os parece, os leo🧡
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Dame tu mano
RomanceLa vida de James da todo un giro cuando debido a un accidente de moto acaba en una silla de ruedas ¿Conseguirá volver a andar o no? De eso se encarga Gianna una joven médica que se ha propuesto que James camine. Pero, después de tanto tiempo juntos...