El turno había sido largo, Adam me había dicho que operarían al niño, pero no había buscado más problemas, cosa que agradezco.
Cuando llegue a casa me tire encima de mi cama, pero oí un quejido debajo de mi.
-Esto de volver a sentir las piernas no se si me convence.-se burló un James medio dormido.
-¿Qué haces en mi cama?-pregunté confusa.
-No podía dormir, así que decidí esperarte aquí y me dormí. Nena por mucho que me gusta tenerte cerca ¿Podrías levántate de encima de mí?
-¡Mierda! Perdón.-lamente mientras me movía hacia el lado derecho de mi cama doble.
-Tengo un noticia.-expresó James incorporándose en la cama.
-¿Cuál?
-Mira lo que me ha dado el doctor Taylor hoy.-señaló a unas muletas que había apoyadas en la mesita del lado izquierdo.-Dice que ya estoy listo para dejar la silla, y que si sigo así pronto dejaré las muletas también.
-¡Eso es genial James! Estoy muy orgullosa de ti.
-Me gustaría intentar algo, si quieres y no estás muy cansada.-propuso sonriente el chico rubio.
-¿El qué?-pregunté curiosa.
James acarició mi mejilla y colocó un mechón suelto de mi trenza en azabache cabellera detrás de mi oreja. Dejó su mano descansando ahí y se acercó hasta quedar a milímetros de mi cara.
-Quiero intentar amarte.-susurro antes de pegar sus labios a los míos .
James aceleró la intensidad del beso y yo le correspondí del mismo modo. Nos separamos cuando note la falta de oxígeno en mis pulmones. Pose mi mano en su mejilla, donde su barba hacía cosquillas entre mis dedos. Y esta vez le bese yo, pase mi lengua por su labio inferior, pidiendo permiso para entrar en su boca, y él respondió a la petición. James succiono y mordió mi labio. ¿Cómo podía excitarme tanto con tan poco?
James agarró la camiseta del pijama del hospital y me la quitó, dejándome en sujetador. La vergüenza ni siquiera se atrevió a aparecer, sabía que con James no era necesario tenerla.
-Eres jodidamente perfecta.-murmuró James mientras besaba mis pechos por encima del sujetador de encaje negro.
Le aparte de mi y le empecé a besar el cuello, mientras mis manos bajaron hasta el final de la camiseta de su pijama, tirando de ella hacia arriba y quitandosela.
-Dejame el control esta vez a mi nena.-susurro James en mi oreja mientras atrapaba mis manos entre las suyas.
Le hice caso y me deje llevar, confiaba ciegamente en él. Sus manos recorrieron mi cuello, pasando por mi pecho y llegando a la goma del pantalón azul marino del hospital.
En un abrir y cerrar de ojos solo me cubría la ropa interior. Aunque James no tenía intención de parar ahí, desabrocho mi sujetador a una velocidad increíble, y pasó su lengua por mis pechos, estimulandolos.
Mientras tanto mis manos recorrían su pecho y su abdomen, quería bajarlas más pero respetaría su ritmo.
Él bajó hasta mi bajo abdomen, y allí se deshizo de mis bragas negras, quedando expuesta completamente ante él. Por mi cabeza no dejaban de pasar las palabras de Adam "fácil" "zorra", pero esos pensamientos desaparecieron al notar su lengua y en mi zona sensible. Gemí en respuesta. James empezó a hacer círculos y movimientos en mi clítoris, y después de un rato introdujo un dedo en mi.-Dios nena, estas mojadisima.-comentó excitado.
La situación no era para menos, estaba desnuda, acostada boca arriba en mi cama, James entre mis piernas haciéndome el mejor sexo oral que me habían hecho nunca.
James se deshizo de su pantalón y yo le ayudé con sus boxers. Había mejorado en sensibilidad y movimientos pero aún no estaba recuperado.
James me beso y me miró a los ojos antes de entrar en mi. Entró lentamente y cuando su miembro entró por completo en mí, ambos jadeamos. James empezó con un ritmo lento pero placentero que me hacía gemir con cada embestida, él jadeaba y oh dios, cómo me ponía oírle. Él aumentó el ritmo y yo clavé las uñas en su espalda, estaba muy cerca de alcanzar el orgasmo.
Baje mis manos hasta su trasero, era como una obra de Miguel Ángel, parecía esculpido por los dioses, con mis manos ahí él incite a aumentar el ritmo. En la habitación solo se oían mis gemidos y sus jadeos, cada vez más altos. Hasta que sentí una presión en mi vientre y sabía lo que venía.
Cuando él orgasmo me invadió pensé que había perdido la cordura porque lo único que oí fueron los jadeos de James mezclados con un "Te quiero, nena."
"Te quiero". Dos palabras. Ocho letras. Y demasiados sentimientos en ella.
La gente decía te quiero en cualquier momento, sin pararse a pensar su significado. Se lo decimos a amigos, a familia, a mascotas, a nuestras parejas...Sin darle importancia a toda la carga emocional que descargamos en ellas.Para mi los te quieros son importantes y no se lo digo a cualquiera, fueron las últimas palabras que mi padre oyó de mí. Jamás le había dicho a Adam que le quería. Solo tenía ese sentimiento con mis hermanos y Lyra, ni siquiera se lo decía a mis amigos. Pero James no parecía la típica persona que se lo dice a cualquiera.
¿Quería yo a James? Sí lo hacía, mi vida no sería igual sin él, a pesar de no tener casi tiempo con las guardias me encantaba dormir abrazada a él. James me transmitía paz y seguridad. Y eso me hacía sentir eso por él.
-Yo también te quiero.-exprese finalmente, mientras notaba como él llegaba a su propio orgasmo.
James cayó encima de mí agotado, con una sonrisa de oreja a oreja.
-Que ganas tenía de poder follarte yo, y lo que nos queda cuando me recupere 100%.-comentó mientras salía de mi y se quitaba el preservativo.
-Esta vez nos hemos acordado.-dije en tono de broma.-Mañana tengo el día libre, iba a ir a comer a casa de mi madre. ¿Te apetece venir?
-Claro, pero eso implica que no puedes negar que tenemos algo.-rió mi chico de ojos miel.
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Doble capitulo hoy 🙈
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Dame tu mano
RomantizmLa vida de James da todo un giro cuando debido a un accidente de moto acaba en una silla de ruedas ¿Conseguirá volver a andar o no? De eso se encarga Gianna una joven médica que se ha propuesto que James camine. Pero, después de tanto tiempo juntos...