𝕋𝕨𝕠 𝕎𝕠𝕣𝕝𝕕𝕤 ℂ𝕠𝕝𝕝𝕚𝕕𝕖 | 𝕄𝕚𝕔𝕙𝕒𝕖𝕟𝕘

Chapter 13 - I'm so proud of you.

Mina se acercó lentamente hasta donde estaban ambas chicas, era evidente el estado de preocupación en el que estaban las dos. Así que, caminó despacio hasta que se posó a su lado y preguntó.

—¿Todo está bien con Chaeyoung?

—No lo sé, ella ha estado actuando raro y su mamá está como loca —respondió Sana mirándola triste.

—No entiendo qué le sucede y porqué llegó a buscarla así, sigo confundida —suspiró la taiwanesa.

Mina no sabía qué decir, no podía parar de pensar en lo que podría estar pasando con ella y lo mal que la había visto antes de que su madre llegara en ese estado.

—Si saben algo de ella ¿podrían avisarme? —preguntó nerviosa.

—Claro, no te preocupes, alguna manera buscaré de contactarla y estar al tanto —respondió Sana sin quitar el rostro de preocupación.

—Te daré mi número, para avisarte cualquier cosa —dijo la taiwanesa.

Intercambiaron números, llegando al acuerdo de avisar si sabían algo de la pobre chica. Mina decidió irse, ya que no podía llegar tarde a su trabajo, se despidió de ambas chicas y salió sintiendo su cabeza doler por lo que había visto.

Esperaba poder hablar con Chaeyoung al siguiente día y tratar de disculparse por tratarla mal en la mañana.

Mientras tanto una inestable Chaeyoung iba en el auto junto a su madre, ésta no paraba de gritar y descargar su furia contra ella.

—¿Por qué demonios me llamaron para decirme que no entraste a las siguientes clases? —gritaba manejando a toda velocidad.

Chaeyoung no respondió, siguió llorando y sintiendo como su temperatura corporal subía debido a la alteración. Puso las piernas sobre el asiento y su cabeza entre las rodillas buscando el oxígeno entre la hiperventilación que la ahogaba.

—¡Deja de actuar como una retrasada mental! ¡Te estoy hablando! —gritó dándole un golpe al volante.

—D-detente mamá —susurró temblando.

—¡No me digas que hacer! ¿Por qué estabas con esas chicas de nuevo? —preguntó frenando en el semáforo de golpe—. ¿Qué te había dicho?

No soportaba que le gritaran, y menos a una distancia tan corta. Su corazón estaba más que acelerado, iba a tener un ataque de pánico.

—Mírate, esto es por ellas, ¿acaso no te das cuenta que son mala influencia? —insistía volviendo a poner en marcha el auto.

—N-no es por ellas, d-déjalas en paz —dijo abrazando sus piernas.

—¡Que dejes de actuar así! ¡Sé normal por una vez en tu maldita vida! —gritó empujándola con su mano libre.

Esto lo empeoró, siguió llorando y abrazando sus piernas buscando sentir un poco de fuerza en esto. Llegaron hasta su hogar, y su madre bajó lanzando la puerta y abriendo la de ella para que saliera.

—¡Sal ya! —gritó.

—N-no, déjame sola —susurró sollozando.

—¡Que salgas! —la tomó por el brazo sacándola ordinariamente.

Tiró la puerta de golpe y comenzó a empujarla para que cruzara la puerta y entrara. La menor seguía llorando y temblando mientras se dejaba arrastrar por el brazo. Al estar adentro comenzó el verdadero infierno.

—¿Por qué haces lo que te da la gana? —preguntó empujándola nuevamente—. ¿No te das cuenta que todo lo que sucede es tu culpa?

—N-no...