Chapter 52 - Yang.

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Ulsan, Corea del Sur.

Ya habían llegado. Había sido un viaje de corta duración, pero se sintió casi como una eternidad tortuosa para Chaeyoung.

En todo el camino no había dejado de llorar y suplicarle a su madre que no la sacara de Seúl. Incluso en el aeropuerto intentó correr, pero no sirvió de nada... Fue obligada a tomar el vuelo y dejar atrás todo lo que amaba en su ciudad natal.

Todas las personas al verla en tal estado de alteración la miraban con preocupación, pero no hacían nada... ¿Qué podrían hacer? Sólo ser testigos de su sufrimiento.

Chaeyoung aún cabizbaja estaba saliendo del avión mientras su madre la empujaba para que caminara más rápido. Bajaron del avión, y Chaeyoung al ver todo comenzó a llorar de nuevo.

—Mamá, llévame a Seúl otra vez —sollozó.

—Cállate y sigue caminando.

—Minari —susurró.

—Deja de hablar de ella, no me hagas golpearte de nuevo —amenazó en su oído.

La volvió a empujar hasta que retiraron las maletas y comenzaron a salir de allí. Chaeyoung aún lloraba mientras arrastraba la pesada maleta, su madre iba adelante de ella sin mirarla. Salieron hasta llegar a la calle y detenerse en una parada.

—¿A dónde vamos?

No le respondió nada, siguió mirando esperando que pasase un taxi.

—Mamá...

—¡Cállate! —gritó—. Iremos a un lugar en el que te ayudarán.

—¿Ayudarme en qué? Vamos a Seúl otra vez —siguió suplicando.

Un taxi pasó y lo detuvo. El chófer bajó y las ayudó a subir sus cosas al maletero del auto.

—¿Algo más, señora?

—No, vámonos —abrió la puerta y le hizo seña a Chaeyoung de que entrara.

—No quiero ir —sollozó.

—¡Vamos! —la metió a la fuerza, como siempre.

Chaeyoung entró y siguió llorando desconsolada... Tenía mucho miedo.

—Deja de llorar, Chaeyoung —limpió sus lágrimas bruscamente—. Esto es por tu bien.

—Mamá, quiero ir a Seúl otra vez —la miró—. No quiero estar aquí, por favor —sollozó cubriendo su rostro.

El chófer miraba todo desde el pequeño retrovisor, atento a lo que sea que estuviera pasando.

—No volveremos a Seúl —afirmó.

—Por favor, prometo que cambiaré si quieres —mintió—. Vamos a Seúl.

—Tú no cambiarás mientras tengas esas influencias sobre ti —le pasó al chófer la tarjeta con la dirección del lugar.

El hombre al leer la dirección abrió los ojos asombrado.

—Por favor, quiero irme —intentó empujar la puerta con desespero.

𝕋𝕨𝕠 𝕎𝕠𝕣𝕝𝕕𝕤 ℂ𝕠𝕝𝕝𝕚𝕕𝕖 | 𝕄𝕚𝕔𝕙𝕒𝕖𝕟𝕘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora