Chaeyoung iba en el auto junto a su madre aún sin decir nada. Sus nudillos dolían terriblemente por todo los golpes que le había dado a Vernon, pero no se arrepentía... El chico había cruzado el límite, y tenía que darle su merecido.
No podía negar que ahora mismo se sentía asustada con todo el silencio que había en el auto. Sinceramente, pensó que su madre se pondría a gritarle como loca, pero no... Estaba tan callada que daba miedo.
Chaeyoung no alzó la mirada, se mantuvo allí formando parte de ese incómodo silencio, hasta que su madre habló.
—No me has dejado más alternativas, Chaeyoung —dijo apretando el volante.
Chaeyoung la miró y frunció el ceño.
—Fui clara contigo, pero veo que estás haciendo lo que te da la gana —la miró—. Eso se terminará hoy.
Seguía sin entender nada, y tampoco se atrevió a hablar. Finalmente, llegaron a la casa, para desgracia de Chaeyoung.
—Más te vale que bajes y no me obligues a hacerlo —dijo antes de bajarse y lanzar la puerta.
Chaeyoung tomó aire y en el fondo deseó que no pasara nada más. Deseó que esto sólo fuera algo momentáneo, y que al final todo saliera bien para ella y Mina.
Creo que lo he reiterado varias veces: los deseos no siempre se hacen realidad.
Bajó del auto y cruzó la puerta. Vió que la sala estaba vacía, y se escuchaban cosas desde su habitación... ¿Acaso su madre estaba allí?
Subió las escaleras casi corriendo, y al cruzar la puerta vió como su madre tomaba sus dibujos, todos los discos que su padre le había regalado en cumpleaños anteriores, e incluso algunas cartas que tenía guardadas de Sana.
—¿Q-qué haces? —la miró asustada.
—Hoy se terminará todo —comenzó a hurgar en las gavetas sacando todo lo que encontraba.
—¡Detente! ¡Eso es mío! —gritó deteniéndola.
—¡Cállate! —tomó el reproductor que le había regalado su padre y lo juntó con todas las cosas que había sacado.
—¡Detente! —volvió a acercarse.
—¡Que te calles! —le dió una bofetada y la empujó contra la pared—. ¿Te has dado cuenta de todo lo que haces? ¡Eres una maldita enferma!
—No lo soy —susurró.
—Sí lo eres. Eres tan enferma como Mina, ¿no te da asco? ¿besar a otra mujer? ¿no te sientes sucia?
Chaeyoung negó con la cabeza.
—Nunca podría sentirme así, al contrario, lo disfruto, y no sólo besándola —dijo sin vergüenza.
—¿Qué dijiste? —sostuvo su rostro—. ¿Acaso te dejaste tocar por esa estúpida lesbiana?
Chaeyoung no dijo nada más, dejando clara la respuesta.
—¡Eres una asquerosa! —la volvió a abofetear—. ¡¿Cómo te atreves?! —gritó en su rostro.
—Yo quiero a Mina —susurró llorando.
—¡No! ¡Tú no puedes querer a alguien como ella! —gritó—. No lo harás, tu lugar es estar al lado de un hombre, como es correcto.
—¡No quiero a ningún hombre! —se atrevió a gritar—. ¡La quiero a ella! —sollozó.
—¡Que no! —volvían los golpes—. Sobre mi cadáver arruinarás a nuestra familia de esta forma —se alejó—. No lo harás mientras yo pueda buscar una cura para esas ideas enfermas que tienes —tomó todas las cosas que había juntado.
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𝕋𝕨𝕠 𝕎𝕠𝕣𝕝𝕕𝕤 ℂ𝕠𝕝𝕝𝕚𝕕𝕖 | 𝕄𝕚𝕔𝕙𝕒𝕖𝕟𝕘
RomanceSon Chaeyoung, una joven que sabía perfectamente lo que era vivir entre la opresión y el temor a mostrarse tal y como era. Siempre que quería enfrentar a las personas que tanto daño le inflingían, algo se lo impedía. Myoui Mina era una chica que só...