Capítulo 7

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Luego de estar un rato con Sonia fui a mi casa si es que así se le puede llamar, mi padre no estaba, era raro pero no me iba a quejar, busco entre la nevera algo comestible pero lo único que hay es alcohol, de pronto mis demonios empiezan a atacarme y lucho desesperadamente contra ellos aunque al final sé que es en vano.

Mi padre tiene razón, nunca le dejaré de tener miedo, me tengo miedo a mí misma y es como tenerle miedo a él, pero también sé que él se tiene miedo por eso me trata así, porque somos iguales y lastimosamente eso no se puede cambiar.

Como había dicho antes la lucha fue en vano, agarré una botella de whisky y una Coca-Cola, recordé que aún quedaban dos pedazos de pizza, los calenté y ese fue mi almuerzo.

Luego de tomarme cinco vasos con whisky me dio sueño, agarré la llave para cerrar la puerta y luego me fui a dormir.

Desperté a la una de la madrugada del día miércoles, hoy iría Sonia al hospital, no quiero ni pensar cuando será el día en que mi celular suene y sea de Ramón diciéndome que acaba de fallecer, yo debería ser la que tiene cáncer y no ella.

Intentó volver a dormir pero no puedo, el maldito insomnio me ha atacado de nuevo, al menos es eso y no las estúpidas pesadillas que me atacan seguidamente, agarro mi celular y me pongo a registrar mis redes sociales de pronto veo algo extraño, una solicitud de amistad y no de cualquier persona, es de Carlos, decido aceptarla para averiguar el motivo por el cual me mando solicitud de amistad, de pronto mi teléfono suena y es un mensaje de él.

Carlos: Hola Aguilar.

"¡Que creatividad!" pensé sarcásticamente, aun así decidí contestar su mensaje.

Yo: ¿Por qué me has mandado solicitud de amistad?

Carlos: Solo quiero que seamos amigos.

Yo: Dudo mucho que quieras ser mi amigo, no soy una de las típicas chicas.

Carlos: ¿Y cómo son las "típicas chicas"?

Yo: Son las que se despiertan y aun así su cara y su cabello lucen perfectos.

Carlos: Ok... no entiendo cuál es el problema, por cierto, ¿te puedo hacer una pregunta?

Yo: Está bien, hazla.

Carlos: ¿Qué te pasó en el ojo?

Yo: Tengo mucho sueño, hablamos otro día.

Y con eso me desconecté, era un completo extraño, no quiero que nadie entre en mi vida no voy a lastimar a nadie más, ni dejaré que me lastimen, me puse a ver vídeos de todo tipo para ver si me aburría y me daba sueño pero el insomnio no me deja en paz tan fácilmente, me dio sueño hasta las cuatro de la madrugada, apenas dormiría una hora y media.

Me levanté justo cuando la alarma sonó, curiosamente no tenía ojeras, me di una ducha rápida hoy no me aplique la crema pero si me puse las vendas; luego me vestí, me maquillé, agarré mi bolsón, le quité la llave a la puerta, baje y decidí ir a la cafetería.

Al llegar saludo a Ramón que me dedica una sonrisa, entro en donde están las licuadoras y la fruta y me preparo un licuado de fresa, voy a la oficina de Sonia pero ella no estaba ahí, al salir Ramón me para.

-Se ha ido para alistarse e irse al hospital, a partir de hoy estás a cargo, pero descuida yo te ayudaré –dijo poniendo una mano en mi hombro haciendo que me tensara.

-Te agradezco –dije con una pequeña sonrisa falsa.

-¿Quieres que te explique cómo son las cosas, cómo se manejan las cuentas y todo eso? –preguntó con una sonrisa.

Tú, mi solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora