Capítulo 19

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Luego de quedar con Anaí para que llegara a mi casa a las seis y media me dirijo a la cafetería, entro y me pongo un delantal blanco con unas cuantas flores en él, luego veo a Ramón y camino hacia él.

-Buenas tardes, Ramón –le digo con una pequeña sonrisa falsa.

-Buenas tardes Cristina, que bueno verte por aquí, con respecto a lo de contratar más personal dos personas llamaron porque vieron el anuncio, les dije que vinieran a las dos y media de la tarde con su currículo y que les harías una pequeña entrevista –dice sonriendo Ramón e informándome de lo que ha pasado.

-Muy bien, necesito que también me hagas el favor de conseguir revistas con diseños de cafeterías y sus precios o también si sabes de algún diseñador que cobre a un precio razonable te lo agradecería mucho –le digo pensando en la remodelación del lugar.

-De hecho sí, conozco a alguien, es una gran diseñadora te pasaré su número de inmediato –dice buscándolo en su teléfono y luego enseñándomelo, lo anoto y se lo agradezco para luego dirigirme a la oficina, son las dos de la tarde así que aún me da tiempo para llamar a la diseñadora, su nombre es Abigail, marcó el número y luego de dos timbrazos contestan.

-Diseñadora Abigail, ¿en qué le puedo ayudar? –dice una suave y amable voz al otro lado de la línea.

-Buenas tardes le habla Cristina Aguilar, soy la dueña de la cafetería "Delicias" y quería saber si me podría ayudar en la remodelación –digo a través del teléfono.

-Oh sí, conozco esa cafetería, con gusto te ayudaré; tengo tiempo libre a las cuatro y media de hoy si quieres me paso por ahí para empezar a ver con lo que debemos trabajar –dice muy amablemente Abigail.

-Me parece perfecto, aquí la espero –digo con una pequeña sonrisa, de verdad que quiero que el negocio funcione.

-Muy bien, nos vemos pronto Cristina –dice y con eso cuelga el teléfono.

Me pongo a ver unos papeles, a revisar que todo esté pagado y que no haya ninguna deuda, de pronto mi celular empieza a sonar, veo el número que es y palidezco.

-¿Ahora qué? –digo atendiendo el teléfono.

-¿Esa es la forma en la que le contestas a tu padre, Bomboncito? –dice con tono asqueroso mi progenitor.

-No tengo tiempo para tus juegos Benjamín, vamos directo al grano –le digo viendo el reloj de la pared.

-Te necesito en tres días para que vayas a jugar a Milán –dice con su tono apostador.

-Beni en tres días tengo un compromiso muy importante, aparte tendría que irme un día antes y eso es inaceptable –digo pensando en la duración solo del vuelo.

-Bueno tú ganas, nos iremos cuando salgas de tu compromiso, para este no hay tanta prisa Bomboncito –dice mafiosamente.

-¿Cuánto tengo que ganar y cuánto tiempo estaremos ahí? –pregunto lo que es más esencial.

-Veinte mil y estaremos tres días, debes conocer a un par de amigos de ahí, te encantará ese lugar –dice y podría apostar que tiene una sonrisa muy cínica.

-Muy bien, gracias por la información, y no te preocupes que aún tengo el pasaporte y la identificación falsa, ahora debo irme –le digo escupiendo las palabras.

-Hasta pronto, Bomboncito –dice estúpidamente y antes de que diga algo más le corto, de este infierno no podré salir fácilmente, de pronto tocan la puerta de la oficina, que rápido ha pasado la media hora.

-Adelante –articulo tratando de parecer calmada.

-Cristina ya están aquí las dos personas que vienen por la pequeña entrevista, aquí están los dos currículos –dice Ramón pasando a la pequeña oficina y entregándome las dos informaciones- ¿a quién le digo que pase primero?

Tú, mi solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora