Prólogo

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Bogotá, Colombia. 2010

Una pequeña niña de ocho años regresaba alegremente del colegio acompañada por su hermano de diecisiete, ambos iban riendo y bromeando, era otro día tranquilo para ellos en su vida, su constante rutina; en estos momentos su madre los esperaba con el almuerzo listo y su padre estaría viendo la televisión para luego darles un beso en la mejilla y luego sentarse todos a comer y convivir.

Al cabo de unas cuadras más caminando llegaron a su cálido hogar, su hermano abrió la puerta para que ella entrara de primero, luego cerró la puerta. Su madre los recibió con un fuerte abrazo, luego fueron con su padre quien les dio su beso en la mejilla, dejaron sus mochilas en la sala y se dirigieron al comedor donde pasaron un buen tiempo en familia.

El hermano de la niña se fue a su práctica de fútbol y ella se quedó viendo sus películas favoritas en la sala, hizo sus deberes y luego tomo un largo baño de burbujas que su madre le había preparado, su hermano llegó y con su padre jugaron póker hasta que la cena estuvo lista; entre anécdotas y chistes transcurrió esa hermosa velada. Los hermanos se fueron a jugar en el piso de arriba hasta que su madre les pidió que fueran a dormir, obedecieron casi al instante y cada uno se fue a su cuarto, su padre y madre subieron a darle un beso de buenas noches a la pequeña quien sonriendo se quedó profundamente dormida.

Ella era feliz, pero todavía no lo apreciaba,era una niña que no tenía ni la menor idea de que su vida iba a cambiar por completo a los nueve años de edad...

Tú, mi solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora