Capítulo 30

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Luego de un pequeño festejo con limonada y galletas de chocolate salí rumbo a la casa de Sofí siguiendo la dirección que Carlos me había mandado, al llegar toco ligeramente la puerta esperando a ser atendida, de pronto la puerta es abierta y me encuentro con los oscuros ojos de Carlos mirándome fijamente.

-¡Hola! –Dice feliz al verme- normalmente se duerme a las ocho y te juro que lo más tarde que voy a venir será a las nueve y te pagaré lo que mereces.

-No tienes que pagarme, yo con gusto cuido a Sofí, considéralo como un favor –le respondo tranquilamente.

-Bueno, yo me despediré de Sofí, pasa –contesta haciéndose a un lado dejándome entrar y luego de eso cerrando la puerta.

Dejo que él pase primero para descubrir donde se encuentra Sofía, pasamos por la sala y luego en el corredor hay escaleras que llevan al segundo piso. Esta casa de verdad que es enorme ya que luego de las escaleras se ven dos largos pasillos, uno a la izquierda y otro a la derecha, Carlos camina por el pasillo izquierdo hasta que llegamos a una puerta pintada de violeta; toca la puerta y al otro lado se escucha a una desanimada Sofí articulando que puede pasar. Me indica que espere un momento afuera y yo asiento, él abre la puerta y la deja abierta.

-Hola nena, ya me tengo que ir –dice tranquilamente Carlos dentro de la habitación, mientras yo me mantengo apoyada en la pared que está a la par de la puerta.

-¡No! Por favor quédate –dice suplicante la voz de Sofí.

-Me gustaría quedarme también contigo, pero hoy viene una amiga en mi nombre –le dice con entusiasmo- ¡ya puedes entrar!

-Hola Sofí –digo luego de entrar cuando Carlos me lo indicó.

-¿Tú serás mi niñera? –Pregunta molesta- ¡ella es mi amiga, no es justo que sea mi niñera!

-¿Yo, tu niñera? –Me adelanto a preguntar antes de que Carlos pueda hacerlo, entonces me acerco a la cama donde ellos dos están sentados- ¡Por supuesto que no! Hoy yo vengo para hacerte compañía, es más, ¡está es nuestra noche de chicas! Ya que el señorito de aquí se va nosotras podremos tener una noche de chicas.

-¡Sí! –Grita entusiasmada Sofía, volteo a ver a Carlos que se queda asombrado y yo solo le guiño el ojo- adiós primo.

-Ahora parece que ya no me quieres ver –dice Carlos fingiendo indignación.

-Ya la oíste, es noche de chicas, así que adiós –responde Sofí, ella sí que tiene carácter.

-Vale solo déjame hablar unos segundos con Cristi –dice mientras se levanta de la cama e indicándome que lo siga.

-Vuelvo enseguida Sofí –le digo levantando el meñique, ella lo levanta también y luego salgo de la habitación cerrando la puerta.

-Bueno, no le des mucho dulce porque enloquecerá, si aún no quiere dormir a las ocho no hay problema, tiene hasta las nueve, puede que el abuelo llame para saludarla y desearle buenas noches; no puede cenar cereal, si te pide helado debe acabarse lo que le des de cenar antes y tampoco puede ir a la piscina a estas horas –me explica las reglas poco a poco.

-¿Tienen piscina? No pues de verdad esta casa es enorme, y solo para ella y sus padres –comento impresionada.

-En realidad tiene dos hermanos, el de trece ahorita está en un campamento y la hermana que tiene dieciocho está en la universidad, dijo que vendría mañana porque hoy estaría haciendo no sé qué cosa –me contesta tranquilamente.

-Vale, ¿alguna regla más? –pregunto alzando las cejas.

-Creo que no, igual cualquier cosa que tengas duda puedes llamarme sin preocupación –me responde- lo mantendré en sonido para que sepas que si lo escucharé.

Tú, mi solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora