Capítulo 31

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En estos momentos ya estamos saliendo, Anaí dijo que se iría con Eliot en su auto para ir a traer el regalo que me daría y que luego nos veríamos en un pequeño restaurante, el camino a mi casa no fue tan largo así que no hablamos mucho, entré a la casa y dejé todo a excepción de las llaves y el teléfono y luego volví al auto donde Carlos me esperaba.

-¿Quieres que ponga la radio? –pregunta amable.

-¿A caso Vargas no tiene música en esa memoria USB que se encuentra en esta bocina? –pregunto divertida, mientras él hace una mueca en señal de que no quería que yo la viera.

-No te gustara mi música, mejor busca algo en la radio –explica sonriendo pero sin quitar los ojos de la carretera.

-Todos los estilos merecen una oportunidad, así que veré cuál es tu tipo de música –respondo empezando a buscar el botón de encendido.

-Luego no digas que no te lo advertí –dice y en ese mismo momento enciendo la bocina y segundos después me quedo asombrada por la canción que identifiqué rápidamente.

-¿Te gusta Piter-G? –pregunto sin salir de mi asombro.

-Es de mis favoritos –contesta tranquilo.

-De los míos también –respondo sonriendo, por un rápido segundo me voltea a ver y nota que es en serio- yo no miento cuando hablo de tus defectos...

-¡Oh por Dios! ¿Por qué no te conocía antes? –dice alegremente para luego empezar a cantar conmigo "Para el tren" de Piter-G, una canción que a partir de ese momento se convirtió en una de mis favoritas...

Nos la pasamos cantando en todo el camino canciones de Piter-G, que a él le gustara fue tan inesperado pero a la vez genial encontrar a alguien que compartiera todo eso que a ti te gusta, tenemos varias cosas en común, aunque también diferentes y es genial cómo podemos hablar de tantos temas y compartir nuestros puntos de vista y respetarlos pero también a la vez darnos cuenta que el otro tiene razón en ciertos aspectos, simplemente esa conexión que sentí fue hermosa; y me pregunto si él sintió lo mismo.

Al llegar al restaurante ya nos estaban esperando, al vernos nos saludan alegremente y veo que ambos tienen regalos en mano.

-No me puedo creer que tú también hayas comprado algo Eliot –comento mientras los veo acusadoramente a ambos.

-Lo había comprado después de que contestaste que no harías festejo, supuse que aunque sea un regalo merecías –contesta inocentemente.

-Y yo quise comprarte un regalo porque eres mi amiga –dice Anaí tranquilamente.

-Y tú –digo volteando a ver a Carlos- ¿resulta que también me compraste un regalo?

-¿Yo? ¿Comprarte un regalo? –pregunta riendo nerviosamente- puf... si claro...

-No puede ser, ¿qué voy a hacer con ustedes tres? –digo mientras niego con la cabeza.

-Bueno, será mejor que entremos –sugiere Eliot para impedir que diga algo más.

Todos entramos al restaurante y nos sentamos en una de las mesas del fondo, empezamos a charlar animadamente hasta que nos trajeron el menú, los cuatro ordenamos una hamburguesa con papas fritas y una soda. Nuestras ordenes llegaron y nos dispusimos a comer mientras también hacían algunas bromas con respecto que yo era la menor en el grupo y cosas parecidas, fingí estar ofendida pero en realidad disfrutaba mucho poder estar con ellos; me sentía como una persona completamente normal, una persona que no lleva ninguna doble vida y que puede ser libre.

Aunque en realidad así era, la salida la podría encontrar, no iba a ser tan difícil, luego de la carta entendí que para todo hay solución y que si no la encuentras desde un ángulo pues en ese caso debes cambiarlo; es tan solo saber que puedes lograrlo, Benjamín no era indestructible y lo voy a demostrar...

Tú, mi solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora