Capítulo 21

22 5 2
                                    

Anaí se quedó unos minutos pensando en lo que iba a decir.

-Vale, admito que no es fácil de procesar pero eres mi parce antes que nada y la verdad es que la vida me parecía muy aburrida antes de ver como eras y ya veo el motivo, entiendo que hay riesgos pero sé que no me harías daño intencionalmente y de todas formas si me lo hubieras ocultado y hubiésemos seguido con nuestra amistad igual correría riesgos ¿no crees? –preguntó a lo cual asentí- como te dije hoy en la mañana cuentas conmigo para lo que necesites.

-Te lo agradezco tanto –dije con la voz un poco rota, ella me abrazó a lo cual al principio me tensé pero luego de un momento me relajé y le correspondí en el abrazo.

-Oye crees que puedas enseñarme a jugar póker –dijo luego de separarnos, y yo reí- siempre me llamó la atención.

-No quiero involucrarte –dije con una sonrisa triste.

-Ya estoy involucrada y créeme que no me molesta del todo y si tú en algún momento necesitas que vaya contigo o te ayude en algo de ese tema no lo dudes ¿vale? –contestó animadamente y yo recordé lo que me dijo Benjamín una vez.

-Y tus padres te dejarían viajar –dije sarcásticamente.

-Si no les digo el motivo sí –responde y yo alzo las cejas incrédula- me han dejado viajar por diferentes países y ciudades, incluso cuando hay clases soy la consentida por algo, iba a ir a Italia con una amiga pero me canceló y no quise ir sola.

Por un segundo pensé en si contarle o no sobre el viaje, podría decirle que se quede cuando vaya a jugar y pasar recorriendo la ciudad con ella.

-Oye no quiero involucrarte hasta el tope así que... ¿te parece que si te invito a viajar a donde deba ir a jugar no irás al casino, pero vamos a recorrer la ciudad juntas? –pregunto, no quiero que otras personas de la mafia la conozcan pero conociendo a Anaí me insistiría cuando sepa que viajaré así que me parece un trato razonable.

-Vale, me parece justo –dice extendiendo su mano la cual estrecho- ¿ya tienes otro destino?

-Milán –respondo y ella suelta un pequeño grito de emoción.

-Definitivo que voy –dice haciéndome reír y ella imita la acción.

Y así nos pasamos contando historias toda la noche, y me di cuenta que era lindo poder confiar en alguien que además no te juzga por tu pasado ni por quienes son tus padres y ese es un verdadero amigo...

Ya era de mañana, con Anaí nos habíamos dormido alrededor de las once y media, sólo porque ella dijo que era una floja en las mañanas y no se levantaría, también me aconsejó que si no se levantaba cuando la alarma sonara le hablara porque de lo contrario ella no se movería, vi la hora en mi teléfono; las cinco menos veinte.

Odio que las pesadillas me despierten más pronto de lo que debo levantarme, aun así fui al baño e hice mis necesidades, luego me duché y me cambie ahí en el cuarto de baño. Cuando llegué a la habitación me encontré con una Anaí que se estaba estirando y bostezando.

-Buenos días –dice con voz somnolienta.

-Menos mal te despertaste, no quería llegar a echarte agua –dije en tono de broma, a lo cual ella rió- si quieres puedes bañarte, yo iré a hacer el desayuno ¿vale?

-Vale, gracias –contesto.

Bajé directo a la cocina y preparé huevos con jamón y unos batidos de fruta. Estaba terminando de servirlos cuando vi a Anaí aparecer en la puerta.

-Mm... que rico huele –dijo respirando profundamente.

-Espero que te guste, no soy tan buena cocinera –dije apenada y dejándole su plato y licuado frente al asiento que había tomado.

Tú, mi solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora